Paisajes de cristal. Fic
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Phoenix Wright
Lordwar
Tamy
luzika
8 participantes
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Paisajes de cristal. Fic
Es un especie de historia larga que estoy haciendo. Espero que os guste. Aviso es larga quien no quiera leerla esta en su derecho xD. No tiene que ver con AA.
- Spoiler:
- Era un domingo como otro cualquiera, un caluroso día de junio. Nada perturbaría la rutina, otro día en el que se pasaría las horas muertas pensando en las vacaciones de verano. O al menos es lo que ella creía. Elisa estaba embobada mirando uno de esos programas matinales sobre salud y vida saludable que no interesan a las chicas de su edad. - Ni a nadie - pensaba ella. Pero estaba cansada de salir con sus padres domingo tras domingo, a comer en algún restaurante. Esta vez tocaba "La vaca oronda". - un nombre ciertamente ridículo ¿A qué mente privilegiada se le habría ocurrido? Pfff. - Por lo que se quedó en casa sola y aburrida, mirando la tele, pero su mente estaba lejos de allí. Quizás en la fiesta de anoche, o en el chico de los ojos bonitos...
De repente, algo la sacó de sus pensamientos. El timbre, el maldito timbre. Haciendo lo que ella le pareció el mayor esfuerzo del mundo, se acerco, zigzageando a la puerta de la entrada y de paso tumbó de un traspié el perchero.
-¿Diga? -Preguntó ella somnolienta. Ni que estuviera contestando una llamada. Se sintió como una estúpida.
-Traigo un encargo a nombre de Marian Vázquez - Elisa miró por la ventanilla. Vió al típico repartidor adolescente con la cara plagada de espinillas, traje caqui con gorrita incluida y placa con su nombre colgada en la solapa. "Martín Salgado" leyó desde la mirilla. Ese nombre le era familiar.
- Lo siento, me parece que se ha equivocado. Nadie de esta casa se llama así. - le espetó casi gritando. Le molestaba que los novatos llamasen a las puertas de las casas equivocados por leer mal la dirección. Y en ese preciso instante le molestaba más, la cabeza le iba a explotar. - Yo no bebo, me debieron mezclar algo en la Coca Cola - le había dicho a su madre después de haber amanecido con los ojos hinchados y enrojecidos. Su madre confió en ella como tantas veces, Elisa era una persona muy sincera.
De todas formas le habían prohibido volver de fiesta en una buena temporada. Pero visto lo visto, tampoco le importaba.
-Pues... no lo se. Pero en el paquete pone claramente esta dirección. - Levantó una libreta medio gastada, llena de direcciones y numeros y comenzo a buscar. - Vázquez...Vazquéz...mmm. Si, aquí está. Mire - dijo orgulloso señalando la dirección - Calle Cerce, número veinticuatro, letra D.
- Le repito que se ha equivocado. - Abrió la puerta blanca de roble para poder discutir mejor con su inoportuno visitante. - El apellido familiar es Encinas, sea quien sea el que lo haya encargado debe ser un error.
- Pues yo no lo pienso volver a trasladar al camión. Aquí se queda. - Se secó el sudor de su frente. Por lo visto dentro del horrible camión no había aire acondicionado. Su tez llena de granos estaba roja por el agotamiento y el calor. - Ya mandaré a Paul y Borja a recogerlo. - Se alejó hasta el camión profiriendo maldiciones sobre lo duro que era el trabajo y lo poco que pagaban.
Martín miró por última vez la casa antes de meterse en el camión. A lo lejos apenas parecía un niño de doce años. Se sentó en el asiento del copiloto junto a otro chico castaño al que no vio la cara.
De repente se acordó de quien era el joven repartidor. El año pasado había estado sentada junto a él, habían sido buenos compañeros hasta que Martín y su hermana se conocieron. Desde entonces, no hacía otra cosa que intentar seducir a su hermana. Sin resultado alguno.
Y no era de extrañar, pues era su hermana quien - a pesar de tener dos años menos - acaparaba la atención de todos los chicos. Que podía hacer Elisa con su pelo negro y ojos marrones frente al cabello rubio y los ojos verdes de su hermana. Parecían hijas de diferentes padres.
A pesar de saber que aquel paquete no iba dirigido para ningún residente de su casa, ella era muy curiosa y no pudo evitar que su curiosidad la llevará hasta el objeto situado en el umbral de su puerta. No era muy grande, un metro a lo sumo, pero si fino. Lo abrió con cautela. Un espejo y un libro, nada más. ¡Ni que pesara tanto para que el inútil de Martín lo cargara en el camión! Al menos podría leer hasta que se lo llevaran.
Se subió el libro a su habitación. Era un complemento demasiado extraño como para ir con un espejo, a pesar que las tapas del libro eran de cristal. El libro en sí era extraño. Las tapas eran de colores chillones y estrafalarios: rojos, verdes, plateados, rosas fosforitos... Colores demasiado diferentes como para combinar entre sí y unido a la sobriedad del espejo con el que había venido hacía que se tornara aún más interesante y misterioso. ¿No cargaba el ambiente? Sin embargo era tan bonito.
Lo abrió con sumo cuidado, como quien acaricia a un cachorro. El libro emanaba millones de sensaciones y colores. Verdaderos paisajes aparecian ante ella: desiertos, polos, bosques, selvas, lugares extraños donde colgaban hilos plateados de los arboles, cuyas frutas podían ser recogidas para extraer vida, pequeños pueblecitos extraños con casas echas de hongos y musgo, caminos y senderos reconditos que ansiaban ser recorridos... Deseó que no terminara nunca. Algo la trasportaba, la empujaba a reunirse con el espejo, donde la esperaban esos maravillosos lugares. Solo para ella, para seguir leyendo ese libro que debería haber encontrado antes. No podía controlar su cuerpo. Cuando llegó frente al espejo sintió como se fundia con el espejo, como si los cristales se alojaran en cada célula de su cuerpo como unos antiguos inquilinos. Aquella sensación le era tan familiar. Le quemaba el cuerpo y a la vez era una sensación tan agradable como dormir. Era cristal, no sangre, lo que circulaba por sus venas.
luzika- Médium Común (Clan Kurain)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Hala!!!
Como mola!!!
Está muy bien Luzika,sigue por fa!!
Como mola!!!
Está muy bien Luzika,sigue por fa!!
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Me gusta mucho tu historia Luzika, sigue asi ;)
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Esta muy bien!!!!!! Felicidades luzi
Krystalwitch- Maestra Kurain (Administradora Clan Kurain)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Como hace mucho que no escribo hoy voy a poneros un trozo de la segunda parte. Espero que os guste ^^
La leyenda del río dorado
Desconcierto, desconcierto e incertidumbre. Hace apenas unos segundos estaba en su casa, en el precioso chalet de la calle Cerce, en la avenida del Comandante, cerca de la parada de autobuses que cogía para ir al instituto. Sin embargo, ahora, estaba tendida en la hierba húmeda mirando el cielo. Un cielo de un azul más intenso que el que normalmente veía en su ciudad contaminada por el humo que desprendía los tubos de escape y las fábricas de la periferia. Decididamente, ya no estaba en sus ciudad de altos edificios y estrechas calles.
Intentó incorporarse pero no podía despegar las palmas de las manos de la hierba fresca. Los huesos le pesaban como si de plomo se tratara. Se apoyó en el árbol más cercano y se ayudó de una rama para ponerse en pie. Cuando tocó una rama, sintió una sustancia resinosa deslizándose suavemente por dentro de las mangas de su pijama. Era color plateado y estaba bastante caliente.
Ahí estaba, todo cuanto el libro le había mostrado, todo cuanto le había prometido. Era maravilloso a la par que escalofriante. Nada más alzar la vista pudo contemplar extensos territorios, en los que no había más que hierba verde y fresca - como recién regada - y árboles. Árboles con los colores del libro, igual de estrafalarios y dispares y el tronco de madera blanca. El tacto de las hojas era como el de las hojas del libro, un material que no acertaba a adivinar cual es. De cada rama colgaba un pequeño capullo que contenía la sustancia plateada que había tocado Elisa.
Elisa rebuscó por todo el suelo, entre las hojas del árbol más cercano y en la oquedad del tronco de ese mismo árbol. Pero no estaba el libro por ninguna parte. Se había volatilizado. Ella recordaba perfectamente como, antes de meterse en el espejo, llevaba el libro en las manos, como la había embriagado, hipnotizado con sus colores. ¿Meterse en el espejo?¿Estaba soñando?
Desde el lugar que estaba se oía el rumor de un río. Sin saber a donde ir, se dejó guiar por su instinto y se dirigió a donde le llevaba el rumor. Elisa calculó media hora de caminata desde el árbol hasta el río. Pero no lo sabía con certeza, su reloj estaba parado desde que entró en el espejo. La hora en que el reloj se paro eran las dos menos cuarto. - Me voy a perder los Simpson - pensó. ¿Pero que importaba allí?
Cuando llegó, se encontró un río de color cobre rodeado de plantas grises, medio muertas, tristes. Desde que partió, el campo había ido cambiando su color, a un verde más oscuro y grisáceo y en la orilla del río la hierba estaba cubierta por una capa de ceniza tan gruesa que apenas se veía otro color. Las flores mustias y cubiertas de cobre poblaban las cercanías del rió.
A pesar del desolado paisaje, la curiosidad hizo mella otra vez con Elisa. Quería tocar la sustancia cobriza. Le parecía imposible que el cobre discurriera con tanta facilidad, pero tenía un brillo metálico. Acerco la mano al río, quizá si fuera cobre de verdad, podría bañar su pulsera.
- ¡No lo toques, insensata! - gritó una mujer que venía corriendo - Su hechizo te atrapará. - dijo entre jadeos. La extraña corrió al lado de Elisa y tiró de su manga hasta alejarla del río. Tenía demasiada fuerza para ser una mujer. Una magia muy extraña se separó del cuerpo de Elisa y cayó al río.
-¿Que ha sido eso? - Elisa asustada, se arrastró por el suelo hasta haberse alejado varios metros del río.
- Cristal.
- ¿Cristal?
- Si, te habían hecho un hechizo muy básico. Si hubieras tocado el río te habrías fundido con él. - explico con seriedad. Su voz estaba cargada de reproche. Elisa no había hecho nada y ya le caía una bronca. - Bueno, da igual. Eres del sur, no tienes porque conocer la leyenda. - Elisa la miró con desconfianza. La mujer sonrió y su voz se volvió tan dulce como la de un pájaro -Vente, te daré jugo de Nari y bizcochos. Me llamo Regina.
- Yo soy Elisa. Encantada. - le tendió la mano, pero ella no entendió el gesto.
La mujer era regordeta, pecosa y pelirroja. No era muy alta y llevaba un vestido marrón, desgastado y un delantal beige. Elisa la siguió hasta una pequeña granja. La granja tenía las paredes cubiertas de moho y setas. Estaba vallada por madera de los árboles de tronco blanco, tenía un seto de más de dos metros de alto y en la puerta de entrada a la finca había dos fieros hipogrifos construidos con hierbas y ramas. Daban la impresión de guardianes de la finca.
Grrrrrroaarggg
Elisa pegó un respingo. Sin embargo, Regina rió. Acarició las plumas de los hipogrifos, orgullosa. Los hipogrifos estiraron la cola y se sacudieron el polvo.
- ¿No hacen mascotas en el sur?
-Oh, sí. Por supuesto. – fingió. Nunca había visto algo semejante. Tampoco le apetecía tener esa conversación con Regina. - Pero... nosotros preferimos animales algo más... pequeños.
- Mira, esta es Nala - señaló al hipogrifo más fiero - le encanta comer fango, como siga comiendo tanto se va a poner como yo. - Regina rió tan dulcemente que pareció un silbido, pero Elisa se limitó a fingir una risita. Colocó una montura a Nala y acarició al otro hipogrifo. - Este es Faro, es más tranquilo y sus ojos actúan como candil por la noche. Mi marido se dedica a hacer animales y luego los vende en el mercado. Pero estos nunca los vendería.
Regina condujo a su invitada por los laberintos de seto, donde había más animales de barro, hierba, hojarasca o musgo. Algunos animales los conocía y otros no existían en la realidad: gatos con crin de caballo, ornitorrincos con cuernos, osos hormigueros con alas... Le siguió, de vez en cuando perdiendose entre los altísimos setos de forma laberíntica, pero enseguida volvia a divisarla. Su pelo color fuego era inconfundible.
Poco a poco los setos iban perdiendo altitud hasta llegar a un lugar donde solo había hierba seca y humus por el suelo.
Colgando la ropa, a unos pocos metros, había una joven, no mucho más mayor que Elisa de pelo plateado, corto y liso y ojos verdes. Tenía la cabeza cubierta por un pañuelo amarillo con bordados y un vestido largo granate. Al lado había una fuente de piedra y un barreño de madera carcomido por las termitas que lo utilizaban para trasportar la ropa mojada hasta el tendedero de madera. La joven dedico a Elisa una mirada furtiva, huyendo de su mirada. Eran los ojos más bonitos que había visto en su vida, y eso que su hermana también los tenía preciosos. Bueno, se asemejaban a los del chico que conoció en la fiesta... ¿Cómo se llamaba?
- Venga, ¿es qué esas son formas de saludar a nuestra invitada? - le reprochó, tenía los brazos en jarra, como cuando la reprendió a ella.
La chica colgó la última prenda. Estaban todas perfectamente colocadas y ordenadas por colores, prendidas por accesorios que parecían pinzas hechas de ramas secas. Cogió el destartalado barreño lleno de pinzas y se marcho.
Espero que os haya gustado, esta tarde pongo la parte que falta ^^
La leyenda del río dorado
Desconcierto, desconcierto e incertidumbre. Hace apenas unos segundos estaba en su casa, en el precioso chalet de la calle Cerce, en la avenida del Comandante, cerca de la parada de autobuses que cogía para ir al instituto. Sin embargo, ahora, estaba tendida en la hierba húmeda mirando el cielo. Un cielo de un azul más intenso que el que normalmente veía en su ciudad contaminada por el humo que desprendía los tubos de escape y las fábricas de la periferia. Decididamente, ya no estaba en sus ciudad de altos edificios y estrechas calles.
Intentó incorporarse pero no podía despegar las palmas de las manos de la hierba fresca. Los huesos le pesaban como si de plomo se tratara. Se apoyó en el árbol más cercano y se ayudó de una rama para ponerse en pie. Cuando tocó una rama, sintió una sustancia resinosa deslizándose suavemente por dentro de las mangas de su pijama. Era color plateado y estaba bastante caliente.
Ahí estaba, todo cuanto el libro le había mostrado, todo cuanto le había prometido. Era maravilloso a la par que escalofriante. Nada más alzar la vista pudo contemplar extensos territorios, en los que no había más que hierba verde y fresca - como recién regada - y árboles. Árboles con los colores del libro, igual de estrafalarios y dispares y el tronco de madera blanca. El tacto de las hojas era como el de las hojas del libro, un material que no acertaba a adivinar cual es. De cada rama colgaba un pequeño capullo que contenía la sustancia plateada que había tocado Elisa.
Elisa rebuscó por todo el suelo, entre las hojas del árbol más cercano y en la oquedad del tronco de ese mismo árbol. Pero no estaba el libro por ninguna parte. Se había volatilizado. Ella recordaba perfectamente como, antes de meterse en el espejo, llevaba el libro en las manos, como la había embriagado, hipnotizado con sus colores. ¿Meterse en el espejo?¿Estaba soñando?
Desde el lugar que estaba se oía el rumor de un río. Sin saber a donde ir, se dejó guiar por su instinto y se dirigió a donde le llevaba el rumor. Elisa calculó media hora de caminata desde el árbol hasta el río. Pero no lo sabía con certeza, su reloj estaba parado desde que entró en el espejo. La hora en que el reloj se paro eran las dos menos cuarto. - Me voy a perder los Simpson - pensó. ¿Pero que importaba allí?
Cuando llegó, se encontró un río de color cobre rodeado de plantas grises, medio muertas, tristes. Desde que partió, el campo había ido cambiando su color, a un verde más oscuro y grisáceo y en la orilla del río la hierba estaba cubierta por una capa de ceniza tan gruesa que apenas se veía otro color. Las flores mustias y cubiertas de cobre poblaban las cercanías del rió.
A pesar del desolado paisaje, la curiosidad hizo mella otra vez con Elisa. Quería tocar la sustancia cobriza. Le parecía imposible que el cobre discurriera con tanta facilidad, pero tenía un brillo metálico. Acerco la mano al río, quizá si fuera cobre de verdad, podría bañar su pulsera.
- ¡No lo toques, insensata! - gritó una mujer que venía corriendo - Su hechizo te atrapará. - dijo entre jadeos. La extraña corrió al lado de Elisa y tiró de su manga hasta alejarla del río. Tenía demasiada fuerza para ser una mujer. Una magia muy extraña se separó del cuerpo de Elisa y cayó al río.
-¿Que ha sido eso? - Elisa asustada, se arrastró por el suelo hasta haberse alejado varios metros del río.
- Cristal.
- ¿Cristal?
- Si, te habían hecho un hechizo muy básico. Si hubieras tocado el río te habrías fundido con él. - explico con seriedad. Su voz estaba cargada de reproche. Elisa no había hecho nada y ya le caía una bronca. - Bueno, da igual. Eres del sur, no tienes porque conocer la leyenda. - Elisa la miró con desconfianza. La mujer sonrió y su voz se volvió tan dulce como la de un pájaro -Vente, te daré jugo de Nari y bizcochos. Me llamo Regina.
- Yo soy Elisa. Encantada. - le tendió la mano, pero ella no entendió el gesto.
La mujer era regordeta, pecosa y pelirroja. No era muy alta y llevaba un vestido marrón, desgastado y un delantal beige. Elisa la siguió hasta una pequeña granja. La granja tenía las paredes cubiertas de moho y setas. Estaba vallada por madera de los árboles de tronco blanco, tenía un seto de más de dos metros de alto y en la puerta de entrada a la finca había dos fieros hipogrifos construidos con hierbas y ramas. Daban la impresión de guardianes de la finca.
Grrrrrroaarggg
Elisa pegó un respingo. Sin embargo, Regina rió. Acarició las plumas de los hipogrifos, orgullosa. Los hipogrifos estiraron la cola y se sacudieron el polvo.
- ¿No hacen mascotas en el sur?
-Oh, sí. Por supuesto. – fingió. Nunca había visto algo semejante. Tampoco le apetecía tener esa conversación con Regina. - Pero... nosotros preferimos animales algo más... pequeños.
- Mira, esta es Nala - señaló al hipogrifo más fiero - le encanta comer fango, como siga comiendo tanto se va a poner como yo. - Regina rió tan dulcemente que pareció un silbido, pero Elisa se limitó a fingir una risita. Colocó una montura a Nala y acarició al otro hipogrifo. - Este es Faro, es más tranquilo y sus ojos actúan como candil por la noche. Mi marido se dedica a hacer animales y luego los vende en el mercado. Pero estos nunca los vendería.
Regina condujo a su invitada por los laberintos de seto, donde había más animales de barro, hierba, hojarasca o musgo. Algunos animales los conocía y otros no existían en la realidad: gatos con crin de caballo, ornitorrincos con cuernos, osos hormigueros con alas... Le siguió, de vez en cuando perdiendose entre los altísimos setos de forma laberíntica, pero enseguida volvia a divisarla. Su pelo color fuego era inconfundible.
Poco a poco los setos iban perdiendo altitud hasta llegar a un lugar donde solo había hierba seca y humus por el suelo.
Colgando la ropa, a unos pocos metros, había una joven, no mucho más mayor que Elisa de pelo plateado, corto y liso y ojos verdes. Tenía la cabeza cubierta por un pañuelo amarillo con bordados y un vestido largo granate. Al lado había una fuente de piedra y un barreño de madera carcomido por las termitas que lo utilizaban para trasportar la ropa mojada hasta el tendedero de madera. La joven dedico a Elisa una mirada furtiva, huyendo de su mirada. Eran los ojos más bonitos que había visto en su vida, y eso que su hermana también los tenía preciosos. Bueno, se asemejaban a los del chico que conoció en la fiesta... ¿Cómo se llamaba?
- Venga, ¿es qué esas son formas de saludar a nuestra invitada? - le reprochó, tenía los brazos en jarra, como cuando la reprendió a ella.
La chica colgó la última prenda. Estaban todas perfectamente colocadas y ordenadas por colores, prendidas por accesorios que parecían pinzas hechas de ramas secas. Cogió el destartalado barreño lleno de pinzas y se marcho.
Espero que os haya gustado, esta tarde pongo la parte que falta ^^
luzika- Médium Común (Clan Kurain)
Re: Paisajes de cristal. Fic
jajaja esperaré impaciente a que pongas lo que falta. me hizo gracia lo de : me voy a perder los simpson jajaja XDDDDD
por cierto, una sugerencia :
Y el hipogrifo...(L)! que guay T_T me encantan esos bichos...uiisss
me encanta como describes las cosas, me las puedo imeginar perfectamente...^^!!
sigue por favor :D
feliz dia de reyes
por cierto, una sugerencia :
creo que te quedaría mejor "Elisa dio un respingo" Nosé XD me suena mejor asi.Elisa pegó un respingo
Y el hipogrifo...(L)! que guay T_T me encantan esos bichos...uiisss
me encanta como describes las cosas, me las puedo imeginar perfectamente...^^!!
sigue por favor :D
feliz dia de reyes
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Cómo mola prima!!!!*.*
sigue la historia!!
sigue la historia!!
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Waaa aqui está la segunda parte, que ultimamente estoy mas inspirada.
- Lo siento, no le hagas caso. Normalmente no es así, es muy cordial con las visitas. – explicó abatida - Pero últimamente la gente de su edad no se prodiga mucho por estos valles.
- ¿Por qué? ¿Tiene algo que ver con el río?
- No, no, no. Es culpa de nuestra emperatriz, una mujer déspota que se dedica a mandar niños a la guerra contra los habitantes de las montañas Alboreas. – Su voz traslucía rencor y amargura. Quizá alguno de sus hijos había sufrido esa suerte, pero no se atrevió a preguntar. Respiró profundamente y bajó la voz aún más. - Las pobres madres y mujeres del valle Translúcido si no se han muerto de pena, están malviviendo con los escasos sueldos de los maridos.
- ¿Valle Translúcido? - preguntó. Las dos se dirigían a la puerta de entrada. El pomo de la puerta estaba roto y lo habían sujeto de manera muy chapucera con una cuerda. De todas formas era casi imposible atravesar el seto laberíntico sin conocer la casa, así que a los ladrones no les sería fácil entrar en la casa.
- Si, donde vive una parte de la población. Es más tranquilo que la ciudad. Aunque ahora mismo los niños y jóvenes estén... como decirlo... - cuando le preguntaba a Regina por ese tema siempre bajaba el volumen de su voz. - Mejor entramos y te lo cuento mientras preparo la cena.
¿La cena a las cuatro de la tarde? El sol apenas había empezado a descender y su luz todavía cubría los campos que antes había visitado Elisa.
Regina encendió la chimenea y puso encima una cacerola de barro encima a calentar el agua.
- Mientras se calienta te lo explicaré. Acompáñame al recibidor. – Regina dejó unos cuantos objetos en un cuenco que había en una mesa del recibidor.
- Pero, ¿por qué entrega a los niños?
- Mmm - se quedó pensativa un segundo. – Había una leyenda que hablaba de la deuda de la emperatriz. Y ella no está por la labor de pagarla. Por eso envía a los varones más jóvenes y aptos para luchar en unas guerras, que bien sabe todo el mundo que no se van a ganar. Por suerte yo y mi familia nos mudamos aquí ya hace mucho tiempo.
-Pero... - Elisa estaba indignada - eso es horrible. ¡Hay que hacer algo!
Regina la miró con compasión y complicidad. ¡Cómo le recordaba a ella de joven! Esas ganas de luchar solo se tienen una vez en la vida. Metió unas legumbres en la cacerola. Cogió la tetera y le sirvió un poco de jugo de Nari. Luego lleno un plato de bollos de cereza. Elisa miró su taza, una sustancia amarilla flotaba encima de un líquido verdoso. Pero se lo bebió para no parecer descortés.
-¿Así que no conocías la historia del lago de cobre?- Elisa negó con la cabeza, todavía con la taza en la boca. Regina estaba sazonando y cortando la carne con un cuchillo de metal en la cocina, cuando empezó a narrar la historia. - Dicen que cuando era pequeña, la emperatriz deseaba ser rubia, como todas las emperatrices del norte. Pero su madre se había casado con un mulato proveniente de las tierras Ígneas y ella salió morena y con la tez oscura. Envidiaba con toda su alma a su hermanastra ilegítima rubia. Por lo que mandó a todos los habitantes de las tierras de norte cavar el recorrido de un río y llenarlo se oro. Allí iba todas las mañanas a lavarse el pelo con oro, pero lo único que consiguió es cambiar el color del oro a color cobre...
- Pero... ¿qué hay del hechizo?
-Encolerizada, - prosiguió sin enterarse de la pregunta - mató a su hermana y enterró su cadáver cerca del río. La gente dice que es por eso por lo que las plantas se volvieron grises y se llenaron de ceniza, que eran las lágrimas de su hermana al ser enterrada viva. No se sabe. Al ver la furia de su hija, sus padres, decepcionados se marcharon de Levennar.
-Pero... señora. ¿El hech...
- La magia es de bruja. - la cortó bruscamente. - Olvida lo que te ha pasado. Te puedes quedar aquí si no cuentas a nadie lo que sucedió en el río. Ya tuvimos mala experiencia con la magia. - su voz dulce y tranquila había desparecido. Esta era una voz cruel y seguramente poco elocuente.
La mujer se fue a cortar apios para acompañar a las legumbres. Parecía que no quería contestar a la pregunta. Era una historia interesante, pero no resolvía sus dudas respecto al porque le habían hechizado y como lo habían hecho.
Quizás en el Valle Traslúcido supieran algo de hechizos. Su hermana siempre había sido diestra en fenómenos paranormales. Aunque muchos la tomaran por loca. Sabía perfectamente que Regina no la dejaría ir al valle. Por lo que decidió escaparse. Era mucho más fácil que intentar convencerla.
- Lo siento, no le hagas caso. Normalmente no es así, es muy cordial con las visitas. – explicó abatida - Pero últimamente la gente de su edad no se prodiga mucho por estos valles.
- ¿Por qué? ¿Tiene algo que ver con el río?
- No, no, no. Es culpa de nuestra emperatriz, una mujer déspota que se dedica a mandar niños a la guerra contra los habitantes de las montañas Alboreas. – Su voz traslucía rencor y amargura. Quizá alguno de sus hijos había sufrido esa suerte, pero no se atrevió a preguntar. Respiró profundamente y bajó la voz aún más. - Las pobres madres y mujeres del valle Translúcido si no se han muerto de pena, están malviviendo con los escasos sueldos de los maridos.
- ¿Valle Translúcido? - preguntó. Las dos se dirigían a la puerta de entrada. El pomo de la puerta estaba roto y lo habían sujeto de manera muy chapucera con una cuerda. De todas formas era casi imposible atravesar el seto laberíntico sin conocer la casa, así que a los ladrones no les sería fácil entrar en la casa.
- Si, donde vive una parte de la población. Es más tranquilo que la ciudad. Aunque ahora mismo los niños y jóvenes estén... como decirlo... - cuando le preguntaba a Regina por ese tema siempre bajaba el volumen de su voz. - Mejor entramos y te lo cuento mientras preparo la cena.
¿La cena a las cuatro de la tarde? El sol apenas había empezado a descender y su luz todavía cubría los campos que antes había visitado Elisa.
Regina encendió la chimenea y puso encima una cacerola de barro encima a calentar el agua.
- Mientras se calienta te lo explicaré. Acompáñame al recibidor. – Regina dejó unos cuantos objetos en un cuenco que había en una mesa del recibidor.
- Pero, ¿por qué entrega a los niños?
- Mmm - se quedó pensativa un segundo. – Había una leyenda que hablaba de la deuda de la emperatriz. Y ella no está por la labor de pagarla. Por eso envía a los varones más jóvenes y aptos para luchar en unas guerras, que bien sabe todo el mundo que no se van a ganar. Por suerte yo y mi familia nos mudamos aquí ya hace mucho tiempo.
-Pero... - Elisa estaba indignada - eso es horrible. ¡Hay que hacer algo!
Regina la miró con compasión y complicidad. ¡Cómo le recordaba a ella de joven! Esas ganas de luchar solo se tienen una vez en la vida. Metió unas legumbres en la cacerola. Cogió la tetera y le sirvió un poco de jugo de Nari. Luego lleno un plato de bollos de cereza. Elisa miró su taza, una sustancia amarilla flotaba encima de un líquido verdoso. Pero se lo bebió para no parecer descortés.
-¿Así que no conocías la historia del lago de cobre?- Elisa negó con la cabeza, todavía con la taza en la boca. Regina estaba sazonando y cortando la carne con un cuchillo de metal en la cocina, cuando empezó a narrar la historia. - Dicen que cuando era pequeña, la emperatriz deseaba ser rubia, como todas las emperatrices del norte. Pero su madre se había casado con un mulato proveniente de las tierras Ígneas y ella salió morena y con la tez oscura. Envidiaba con toda su alma a su hermanastra ilegítima rubia. Por lo que mandó a todos los habitantes de las tierras de norte cavar el recorrido de un río y llenarlo se oro. Allí iba todas las mañanas a lavarse el pelo con oro, pero lo único que consiguió es cambiar el color del oro a color cobre...
- Pero... ¿qué hay del hechizo?
-Encolerizada, - prosiguió sin enterarse de la pregunta - mató a su hermana y enterró su cadáver cerca del río. La gente dice que es por eso por lo que las plantas se volvieron grises y se llenaron de ceniza, que eran las lágrimas de su hermana al ser enterrada viva. No se sabe. Al ver la furia de su hija, sus padres, decepcionados se marcharon de Levennar.
-Pero... señora. ¿El hech...
- La magia es de bruja. - la cortó bruscamente. - Olvida lo que te ha pasado. Te puedes quedar aquí si no cuentas a nadie lo que sucedió en el río. Ya tuvimos mala experiencia con la magia. - su voz dulce y tranquila había desparecido. Esta era una voz cruel y seguramente poco elocuente.
La mujer se fue a cortar apios para acompañar a las legumbres. Parecía que no quería contestar a la pregunta. Era una historia interesante, pero no resolvía sus dudas respecto al porque le habían hechizado y como lo habían hecho.
Quizás en el Valle Traslúcido supieran algo de hechizos. Su hermana siempre había sido diestra en fenómenos paranormales. Aunque muchos la tomaran por loca. Sabía perfectamente que Regina no la dejaría ir al valle. Por lo que decidió escaparse. Era mucho más fácil que intentar convencerla.
luzika- Médium Común (Clan Kurain)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Ay madre...a ver que pasdará ahora XD escaparse siempre acaba en cagada jajaja XD lo digo por experiencia.
asi que una emperatriz que obliga a niños a luchar...T_T k cruel....
sigue porfa ^^ un beso!!
asi que una emperatriz que obliga a niños a luchar...T_T k cruel....
sigue porfa ^^ un beso!!
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Hala cómo mola prima!!sigue la historia por fa weeeeeeeee
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Gracias por vuestros comentarios a todos. Me animan a seguir. Es que ultimamente me ha dado por escribir y aunque no soy muy buena y segun algunos soy escueta en la descripciones, pongo todo mi empeño para para que queda bien. Quiza cambie bastantes cosas (de lo que he escrito he puesto más partes), porque aun hay retoques que quedan por matizar, asi que si me podeis aconsejar me gustaria mucho para corregir mis errores. Me alegro que os guste.
luzika- Médium Común (Clan Kurain)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Wow, no habia leido el cap dos (que tonta soooy XD) Esta genial *-* No he podido parar de leer ni para ir al baño XD Felicidades luzi, sigue asi ^^
Krystalwitch- Maestra Kurain (Administradora Clan Kurain)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Yo tampoco habia leido el capitulo 2
Como mola Luzika ^^, sigue asi!!!
Como mola Luzika ^^, sigue asi!!!
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: Paisajes de cristal. Fic
Como prometí, lo he leido...esta muy bien!! me ha gustado!!
Mi enhorabuena!!^^
Mi enhorabuena!!^^
Chente- Fiscal General del Distrito (Administrador del clan de fiscales)
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