|| Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
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Franchu1991
Karuma mei
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|| Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Bueno, aqui estoy con otra historia que contar Esta va de la segunda guerra mundial, no es veridica y posiblemente habrá algun que otro fallo pero intentaré que haya los minimos. NO me voy a meter en politica, simplemente relataré algunas cosas que ocurrian, segun todos los libros que he leido sobre este tema que considero muy importante en la historia. El titulo significa Tu me odias en aleman, es el estribillo de una cancion de rammstein que me inspiró, el resto de la cancion no tiene nada que ver xD simplemente el estribillo fue lo que me impulsó a escribir esto ok? ^^
espero que os guste, os dejo el mini prologo para ver qué tal. Actualizaré cada viernes.
un beso y gracias por leer y comentar ^^
Prólogo
Recuerdo muchas cosas de aquella época: cada mota de polvo, cada rostro, cada gota de sangre derramada por los soldados, cada muerte. Todo. Recuerdo también cada uno de los pensamientos que habían ido pasando por mi mente al contemplar aquella barbarie. Recuerdo los gritos de pánico de las madres cuando las separaban de sus hijos y los llantos de los padres al ver cómo esa familia que tanto les había costado sacar adelante se destruía en cuestión de segundos por culpa de unos desconocidos que los odiaban de un modo irracional. Recuerdo las alambradas eléctricas, los suicidios, el trabajo forzado, las palizas, las mentiras…e incluso el humo que salía de aquellas cámaras que según ellos eran duchas. Creo que fue entonces cuando dejé de creer en Dios ¿cómo alguien que tanto nos quiere deja que nos pase eso? ¿Es que no sufrió bastante nuestro pueblo a lo largo de la historia? No lo entiendo. Entonces tampoco lo entendí y creo que jamás lo entenderé. Pero, quizá os preguntéis porqué me esfuerzo en recordar toda esta pesadilla. Es muy sencillo. Porque no podemos dejar que esto caiga en el olvido, el mundo debe recordar para evitar que todo esto vuelva a repetirse. Por ello, contaré mi vida. Todo lo que yo tuve que sufrir para seguir viviendo un día más. ¿Qué quién soy yo? Soy Iris Kleinka y ésta señores míos, es mi historia.
espero que os guste xD jajaja un besooo
espero que os guste, os dejo el mini prologo para ver qué tal. Actualizaré cada viernes.
un beso y gracias por leer y comentar ^^
Prólogo
Recuerdo muchas cosas de aquella época: cada mota de polvo, cada rostro, cada gota de sangre derramada por los soldados, cada muerte. Todo. Recuerdo también cada uno de los pensamientos que habían ido pasando por mi mente al contemplar aquella barbarie. Recuerdo los gritos de pánico de las madres cuando las separaban de sus hijos y los llantos de los padres al ver cómo esa familia que tanto les había costado sacar adelante se destruía en cuestión de segundos por culpa de unos desconocidos que los odiaban de un modo irracional. Recuerdo las alambradas eléctricas, los suicidios, el trabajo forzado, las palizas, las mentiras…e incluso el humo que salía de aquellas cámaras que según ellos eran duchas. Creo que fue entonces cuando dejé de creer en Dios ¿cómo alguien que tanto nos quiere deja que nos pase eso? ¿Es que no sufrió bastante nuestro pueblo a lo largo de la historia? No lo entiendo. Entonces tampoco lo entendí y creo que jamás lo entenderé. Pero, quizá os preguntéis porqué me esfuerzo en recordar toda esta pesadilla. Es muy sencillo. Porque no podemos dejar que esto caiga en el olvido, el mundo debe recordar para evitar que todo esto vuelva a repetirse. Por ello, contaré mi vida. Todo lo que yo tuve que sufrir para seguir viviendo un día más. ¿Qué quién soy yo? Soy Iris Kleinka y ésta señores míos, es mi historia.
espero que os guste xD jajaja un besooo
Última edición por Karuma mei el Vie Mayo 01, 2009 10:22 pm, editado 2 veces
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Rammstein... Sigue con ella, va por muy buen camino. Me has conseguido enganchar, y sólo lo has introducido. ;) (¡Mala persona, ahora que estoy de exámenes! xD)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
yo tambien xD ya veremos de donde saco el tiempo para las dos historias xDDD GÑAAAAAA
P.D: rammstein powah 8)
besitos fran y latigazooos =D
P.D: rammstein powah 8)
besitos fran y latigazooos =D
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Otra historia?=D bieeeen!xDD
"¿Qué quién soy yo? Soy Iris Kleinka y ésta señores míos, es mi historia."
Eso es lo que más me ha gustado =D xDD me gusta mucho esa frase,sep xD
"¿Qué quién soy yo? Soy Iris Kleinka y ésta señores míos, es mi historia."
Eso es lo que más me ha gustado =D xDD me gusta mucho esa frase,sep xD
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Eso me recuerda a la pelicula de Spiderman "¿Que quien soy yo? soy Spiderman" xDDDD
2 historias a la vez Karuma? estoe s todo un reto :P
2 historias a la vez Karuma? estoe s todo un reto :P
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Como molaaaaaaaaaaaaaaa!!! asi dejas intriga intriga :D Sigue sigue xD
Krystalwitch- Maestra Kurain (Administradora Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
hola, gracias todos por comentar. La acción tardara un pokitin en aparecer pero...paciencia vale?? un beso y espero que disfruteis del capitulo.
1. 25 febrero 1933
No era un buen día. Los grandes nubarrones que pasaban lentamente sobre la ciudad de Berlín lograban ocultar el sol, de modo que el día se presentaba más gris y triste de lo que ya era. Ni siquiera los pájaros tenían ganas de cantar, se limitaban a volar arriba y abajo y algunos ni siquiera eso, se limitaban a pasarse el día aburridos encima de algún tejado o dormidos sobre un cable de alta tensión. Entonces oí gritos desde la calle. Miré a través de la ventana intentando encontrar a los alborotadores pero no vi a nadie. Seguramente aquello estaría pasando lejos de mi casa, pues este era uno de los mejores barrios de Berlín y nunca pasaba nada interesante. Entonces algo gris me golpeó la nariz y cubrió la ventana rápidamente, lo cual me asustó tanto que di un salto y proferí un pequeño gritito parecido al de una rata. Mi madre, que se hallaba de pie junto a mí, me miraba enfadada y carraspeaba. Maldita sea, odiaba que corriese la cortina de la ventana cuando aún tenía la cara pegada a ella, ¡dolía mucho!
- ¡Iris! ¿Cuántas veces te he dicho que no mires por la ventana mientras trabajas? – me reprendió – ¡Luego cuando te pinchas con la aguja y te sale sangre te desmayas y te quejas de lo desgraciada que eres!
- Lo siento, madre. – me disculpé desganada.
Mi madre se sentó de nuevo en su sillón y siguió bordando como si nada hubiese sucedido. Resoplé y dirigí mi atención a mi falda. Daba pena. Mi madre me había dicho que tenía que aprender a coser de una vez para ser una señorita bien educada y por ello me dio una falda que necesitaba un remiendo y me dijo:” hasta que no la arregles, no te levantas de aquí jovencita”. Y aquí estamos, tres días después de decirme aquello y la falta tiene remiendos por todas partes menos en el lugar en que lo necesita. Yo la hubiese dado a los pobres o a mi hermana pequeña pero a mi madre no le valía la excusa, tenía que aprender sí o sí. Intenté pasar el hilo por la cabeza de la aguja, pero esto siempre se me resistía. No había manera de acertar a la primera. Chupé la punta del hilo y me acerqué la ajuga cerrando un ojo para ver mejor el dichoso agujero. Lo intenté y fallé, mi madre se rió por lo bajo pero no dijo nada, siguió a lo suyo. Resoplé fastidiada y lo volví a intentar, ¡acerté!
- ¡¡MARIA!! – gritó mi padre.
Él vino corriendo hacia el salón y al llegar, dio un portazo. Esto me distrajo y cuando volví a fijar mi atención en la aguja, era demasiado tarde…¡¡el maldito hilo se había vuelto a salir!! Gruñí y clavé la aguja en un pequeño cojín, imaginando por un momento que se trataba de la cabeza de mi padre. Papá parecía agitado, parloteaba con mamá tan rápidamente que se le mezclaban las palabras. Yo no le entendí nada de lo que estaba diciéndole a mamá pero parecía bueno porque él sonreía feliz y ella, que parecía comprender su retahíla, asentía complacida.
- ¿Qué ocurre? – inquirí curiosa.
- Nada hija mía, vete a dar un paseo ¿quieres? – dijo mi madre entre risas.
Sabía de sobra que significaba eso. Algo había ido bien en la empresa de papá y tocaba celebrarlo en total intimidad. Les miré incrédula. ¿En serio pretendían que me fuese “a dar un paseo” con el frío que hacía? Mi madre sonreía y mi padre me señalaba la puerta con la cabeza , se ve que era algo muy bueno porque tenían prisa. Me levanté murmurando maldiciones y aunque no tenía ganas de salir cogí el abrigo, los guantes y la bufanda y me fui de allí. Abrir la puerta fue una tortura, una ráfaga de viento helado me dio en la cara como una bofetada y tuve ganas de volver a entrar, pero cuando recordé a mis padres, decidí que era mejor así. Escondí mi naricita debajo de la bufanda y me metí las manos en los bolsillos del abrigo. Me encantaba, la verdad. Era de lana, y tan blandito y suave que si caminara parecería una oveja. Era largo y negro y me estaba como un guante. La verdad es que yo tenía un buen cuerpo, y no es que lo dijese yo, es que lo decían todos los chicos y chicas que conocía. Me sentía orgullosa de ser así, mamá decía que si sabía utilizar mis armas me casaría con un buen partido. Y no se equivocaba, pues Samuel, que era uno de los chicos más ricos que conozco, era mi novio. No es que fuese muy agraciado pero ambos nos queríamos y después de todo, la belleza no era tan importante. Bueno si pero…¡bah! Me gustaba y punto.
Decidí ir a hacerle una visita, pero antes pasaría por la pastelería de mi tía Ana. En serio, no exageraba cuando decía que era la mejor pastelera de Berlín. Sus pastelitos con nata estaban deliciosos y por su culpa había engordado un kilo la última semana. Al recordar esto, me eché atrás y decidí no ir a la pastelería o a ese paso iba a acabar siendo una foca. Oí unos gritos, como los que escuché cuando miraba por la ventana, que venían de casa de mis vecinos, los Engels. Me acerqué con cuidado y miré por una de las ventanas. Pude ver que el señor Engels discutía con su hijo acaloradamente. Tenía la cara completamente roja de rabia y su hijo aguantaba el chaparrón como si fuese una estatua de hielo.
- ¡¡No!! ¡No vas a ir y punto! – gritaba su padre a pleno pulmón.- ¡No te metas en esa basura política!
Mi vecino, Rayard, no dijo nada. Se quedó mirando a su padre como desafiándolo. En realidad, Rayard tenía veinte años así que su padre poco podía impedirle ya. Al fin, su padre que ya se había cansado de chillar se calló y Rayard cruzó los brazos sonriendo. Dijo algo que no pude oír, pero por el movimiento de sus labios, creo que dijo algo como: “impídemelo si puedes”. Me aparté de allí antes de que alguno de los dos se percatara de que había una mirona tras la ventana y corrí en dirección contraria todo cuanto la nieve y mis zapatos me lo permitieron. Siempre me había caído simpático y era guapísimo. ¿Para qué iba a negarlo? Siempre me había gustado. Pero estaba con Samuel y solo pensaba en él. Además, el señor Engels no me permitiría casarme con él nunca. Cuando éramos pequeños nos separó y no nos dejó seguir siendo amigos porque “éramos muy diferentes”. No sabía a qué puñetas se refería, solo sabía que me pareció injusto y cruel separar a unos chiquillos que se lo pasaban bien jugando. Cuando me di cuenta ya me había pasado la casa de Samuel, así que retrocedí un poco y llamé a la puerta. Al momento abrió él y esbozó una mueca, debía ser por el aire frío.
- Hola Samuel ¿Sales a dar un paseo? – pregunté con el tono más meloso que me fue posible.
- Hmmm….¿Ahora? – se quejó frotándose los brazos como indicándome que hacía mucho frío.
- Claro. – respondí – ¡Si casi no hace frío!
Un copo de nieve cayó del cielo. ¿Qué justo eh?
- Entonces ¿por qué tienes las orejas rojas casi moradas, las manos en los bolsillos y la nariz tapada?
- Porque…emmm – pensé una buena escusa, pero no se me ocurrió ninguna.
- Además, va a nevar. Vete a casa – dijo revolviéndome el pelo – ya saldremos otro día.
Lo fulminé con la mirada, me di la vuelta y me fui sin decirle nada. Samuel me llamó pero no me volví. Toda aquella caminata para nada. Corrí hacia casa para estar calentita cuanto antes posible. Los pies se me estaban congelando porque me había entrado nieve en el zapato y si no me daba prisa, me resfriaría. Llegué la casa y abría la puerta con cuidado. Entré, y cuando iba a cerrar, vi a mi vecino Rayard salir de su casa con una maleta enorme y detrás de él, le gritaba su padre y lloraba su madre. Me miró, le miré…pero no hicimos nada. Solo con una mirada supe que se iba de casa para siempre. Suspiré y cerré la puerta, dejando fuera los chillidos y los lamentos de sus desesperados padres. Ese día no iba a ser bueno, desde la mañana no lo fue e iba empeorando poco a poco. Ahora ya no podría entretenerme espiando a Ray por la ventana ni podría soñar con que algún día él y Samuel se peleasen por mí. Subí al primer piso y entré en el salón. Mis padres estaban pegados al cristal de la ventana, mirando el espectáculo que yo había presenciado casi en directo hacia un rato. Mi madre se cubría la boca como espantada y mi padre quitaba el vaho de la ventana con la mano para ver mejor. Qué cotillas.
- Ese chico se ha ido por el mal camino – comentó mi madre- hicimos bien en separarte de él.
Oh, oh ¿ellos también habían tenido papel en la separación de mí y de mi amigo? Menudas ratas. Fruncí el ceño y resoplé enfadada por lo que acababan de revelarme.
- ¿Por el mal camino? ¿Qué mal camino? – inquirí, molesta.
- Se juntó con un chico llamado Hans, y se ve que éste le ha convencido para que se una a los partidarios de Hitler.- respondió mi padre.
- Ah…No tiene muy buena pinta, dicen que.. – empezó mi madre.
- Ya sé lo que dicen, y no creo que Ray….emm Rayard se junte con esos. Estoy segura.
- Pues…de momento se ha ido de casa.
- No sabéis nada de él.-dije enfadada.
Mi hermana pequeña irrumpió en la habitación con una gran sonrisa dibujada en la cara. Llevaba unas cuantas bolsas y las agitaba para que le preguntásemos qué había en ellas. Era su peculiar forma de llamar la atención.
- ¿Qué llevas ahí? – preguntó mi madre abrazando a la pequeña.
- La abuela me ha hecho un jersey y un gorro de lana – comentó ilusionada mientras sacaba de la bolsa sus prendas nuevas.
- ¡¡Qué bonito!!- gritó mi padre exagerando cada gesto para que mi hermana no se enfadase.
- Y para ti no hay nadaaaa – se burló la niña dirigiéndose a mí.
La fulminé con la mirada y abrí la boca exageradamente. Resoplé y le di la espalda a aquella maldita niñata malcriada.
Se llamaba Sahar. Tenía el pelo castaño y disfrutaba sacándome de quicio. Se parecía tanto a mamá que a veces pensaba que dios las había creado a partir del mismo molde, y lo peor de todo, las dos me resultaban insoportables.
- Muy bien, pues esta tarde no te llevaré al parque. – dije mirando de reojo a Sahar – juega con tus guantecitos.
- ¡EH! ¡Noooooooo! – empezó a lloriquear - ¡¡MAMÁ!! – gritó entre lágrimas de cocodrilo.
- Parece mentira que seas la hermana mayor, Iris- me reprendió mi madre – la acompañarás, y se acabó la discusión.
Sahar siempre conseguía lo que quería. Entre los brazos de mi madre pude vislumbrar la sonrisa de la niña al haber conseguido otro triunfo ante mí, pero esto no seguiría así durante mucho tiempo. Algún día, yo ganaría la discusión.
- Ve al parque con tu hermana y cuando volváis, tal vez vayamos a cenar a algún restaurante. – dijo mi padre con toda la ilusión del mundo – hay muchas cosas que celebrar.
1. 25 febrero 1933
No era un buen día. Los grandes nubarrones que pasaban lentamente sobre la ciudad de Berlín lograban ocultar el sol, de modo que el día se presentaba más gris y triste de lo que ya era. Ni siquiera los pájaros tenían ganas de cantar, se limitaban a volar arriba y abajo y algunos ni siquiera eso, se limitaban a pasarse el día aburridos encima de algún tejado o dormidos sobre un cable de alta tensión. Entonces oí gritos desde la calle. Miré a través de la ventana intentando encontrar a los alborotadores pero no vi a nadie. Seguramente aquello estaría pasando lejos de mi casa, pues este era uno de los mejores barrios de Berlín y nunca pasaba nada interesante. Entonces algo gris me golpeó la nariz y cubrió la ventana rápidamente, lo cual me asustó tanto que di un salto y proferí un pequeño gritito parecido al de una rata. Mi madre, que se hallaba de pie junto a mí, me miraba enfadada y carraspeaba. Maldita sea, odiaba que corriese la cortina de la ventana cuando aún tenía la cara pegada a ella, ¡dolía mucho!
- ¡Iris! ¿Cuántas veces te he dicho que no mires por la ventana mientras trabajas? – me reprendió – ¡Luego cuando te pinchas con la aguja y te sale sangre te desmayas y te quejas de lo desgraciada que eres!
- Lo siento, madre. – me disculpé desganada.
Mi madre se sentó de nuevo en su sillón y siguió bordando como si nada hubiese sucedido. Resoplé y dirigí mi atención a mi falda. Daba pena. Mi madre me había dicho que tenía que aprender a coser de una vez para ser una señorita bien educada y por ello me dio una falda que necesitaba un remiendo y me dijo:” hasta que no la arregles, no te levantas de aquí jovencita”. Y aquí estamos, tres días después de decirme aquello y la falta tiene remiendos por todas partes menos en el lugar en que lo necesita. Yo la hubiese dado a los pobres o a mi hermana pequeña pero a mi madre no le valía la excusa, tenía que aprender sí o sí. Intenté pasar el hilo por la cabeza de la aguja, pero esto siempre se me resistía. No había manera de acertar a la primera. Chupé la punta del hilo y me acerqué la ajuga cerrando un ojo para ver mejor el dichoso agujero. Lo intenté y fallé, mi madre se rió por lo bajo pero no dijo nada, siguió a lo suyo. Resoplé fastidiada y lo volví a intentar, ¡acerté!
- ¡¡MARIA!! – gritó mi padre.
Él vino corriendo hacia el salón y al llegar, dio un portazo. Esto me distrajo y cuando volví a fijar mi atención en la aguja, era demasiado tarde…¡¡el maldito hilo se había vuelto a salir!! Gruñí y clavé la aguja en un pequeño cojín, imaginando por un momento que se trataba de la cabeza de mi padre. Papá parecía agitado, parloteaba con mamá tan rápidamente que se le mezclaban las palabras. Yo no le entendí nada de lo que estaba diciéndole a mamá pero parecía bueno porque él sonreía feliz y ella, que parecía comprender su retahíla, asentía complacida.
- ¿Qué ocurre? – inquirí curiosa.
- Nada hija mía, vete a dar un paseo ¿quieres? – dijo mi madre entre risas.
Sabía de sobra que significaba eso. Algo había ido bien en la empresa de papá y tocaba celebrarlo en total intimidad. Les miré incrédula. ¿En serio pretendían que me fuese “a dar un paseo” con el frío que hacía? Mi madre sonreía y mi padre me señalaba la puerta con la cabeza , se ve que era algo muy bueno porque tenían prisa. Me levanté murmurando maldiciones y aunque no tenía ganas de salir cogí el abrigo, los guantes y la bufanda y me fui de allí. Abrir la puerta fue una tortura, una ráfaga de viento helado me dio en la cara como una bofetada y tuve ganas de volver a entrar, pero cuando recordé a mis padres, decidí que era mejor así. Escondí mi naricita debajo de la bufanda y me metí las manos en los bolsillos del abrigo. Me encantaba, la verdad. Era de lana, y tan blandito y suave que si caminara parecería una oveja. Era largo y negro y me estaba como un guante. La verdad es que yo tenía un buen cuerpo, y no es que lo dijese yo, es que lo decían todos los chicos y chicas que conocía. Me sentía orgullosa de ser así, mamá decía que si sabía utilizar mis armas me casaría con un buen partido. Y no se equivocaba, pues Samuel, que era uno de los chicos más ricos que conozco, era mi novio. No es que fuese muy agraciado pero ambos nos queríamos y después de todo, la belleza no era tan importante. Bueno si pero…¡bah! Me gustaba y punto.
Decidí ir a hacerle una visita, pero antes pasaría por la pastelería de mi tía Ana. En serio, no exageraba cuando decía que era la mejor pastelera de Berlín. Sus pastelitos con nata estaban deliciosos y por su culpa había engordado un kilo la última semana. Al recordar esto, me eché atrás y decidí no ir a la pastelería o a ese paso iba a acabar siendo una foca. Oí unos gritos, como los que escuché cuando miraba por la ventana, que venían de casa de mis vecinos, los Engels. Me acerqué con cuidado y miré por una de las ventanas. Pude ver que el señor Engels discutía con su hijo acaloradamente. Tenía la cara completamente roja de rabia y su hijo aguantaba el chaparrón como si fuese una estatua de hielo.
- ¡¡No!! ¡No vas a ir y punto! – gritaba su padre a pleno pulmón.- ¡No te metas en esa basura política!
Mi vecino, Rayard, no dijo nada. Se quedó mirando a su padre como desafiándolo. En realidad, Rayard tenía veinte años así que su padre poco podía impedirle ya. Al fin, su padre que ya se había cansado de chillar se calló y Rayard cruzó los brazos sonriendo. Dijo algo que no pude oír, pero por el movimiento de sus labios, creo que dijo algo como: “impídemelo si puedes”. Me aparté de allí antes de que alguno de los dos se percatara de que había una mirona tras la ventana y corrí en dirección contraria todo cuanto la nieve y mis zapatos me lo permitieron. Siempre me había caído simpático y era guapísimo. ¿Para qué iba a negarlo? Siempre me había gustado. Pero estaba con Samuel y solo pensaba en él. Además, el señor Engels no me permitiría casarme con él nunca. Cuando éramos pequeños nos separó y no nos dejó seguir siendo amigos porque “éramos muy diferentes”. No sabía a qué puñetas se refería, solo sabía que me pareció injusto y cruel separar a unos chiquillos que se lo pasaban bien jugando. Cuando me di cuenta ya me había pasado la casa de Samuel, así que retrocedí un poco y llamé a la puerta. Al momento abrió él y esbozó una mueca, debía ser por el aire frío.
- Hola Samuel ¿Sales a dar un paseo? – pregunté con el tono más meloso que me fue posible.
- Hmmm….¿Ahora? – se quejó frotándose los brazos como indicándome que hacía mucho frío.
- Claro. – respondí – ¡Si casi no hace frío!
Un copo de nieve cayó del cielo. ¿Qué justo eh?
- Entonces ¿por qué tienes las orejas rojas casi moradas, las manos en los bolsillos y la nariz tapada?
- Porque…emmm – pensé una buena escusa, pero no se me ocurrió ninguna.
- Además, va a nevar. Vete a casa – dijo revolviéndome el pelo – ya saldremos otro día.
Lo fulminé con la mirada, me di la vuelta y me fui sin decirle nada. Samuel me llamó pero no me volví. Toda aquella caminata para nada. Corrí hacia casa para estar calentita cuanto antes posible. Los pies se me estaban congelando porque me había entrado nieve en el zapato y si no me daba prisa, me resfriaría. Llegué la casa y abría la puerta con cuidado. Entré, y cuando iba a cerrar, vi a mi vecino Rayard salir de su casa con una maleta enorme y detrás de él, le gritaba su padre y lloraba su madre. Me miró, le miré…pero no hicimos nada. Solo con una mirada supe que se iba de casa para siempre. Suspiré y cerré la puerta, dejando fuera los chillidos y los lamentos de sus desesperados padres. Ese día no iba a ser bueno, desde la mañana no lo fue e iba empeorando poco a poco. Ahora ya no podría entretenerme espiando a Ray por la ventana ni podría soñar con que algún día él y Samuel se peleasen por mí. Subí al primer piso y entré en el salón. Mis padres estaban pegados al cristal de la ventana, mirando el espectáculo que yo había presenciado casi en directo hacia un rato. Mi madre se cubría la boca como espantada y mi padre quitaba el vaho de la ventana con la mano para ver mejor. Qué cotillas.
- Ese chico se ha ido por el mal camino – comentó mi madre- hicimos bien en separarte de él.
Oh, oh ¿ellos también habían tenido papel en la separación de mí y de mi amigo? Menudas ratas. Fruncí el ceño y resoplé enfadada por lo que acababan de revelarme.
- ¿Por el mal camino? ¿Qué mal camino? – inquirí, molesta.
- Se juntó con un chico llamado Hans, y se ve que éste le ha convencido para que se una a los partidarios de Hitler.- respondió mi padre.
- Ah…No tiene muy buena pinta, dicen que.. – empezó mi madre.
- Ya sé lo que dicen, y no creo que Ray….emm Rayard se junte con esos. Estoy segura.
- Pues…de momento se ha ido de casa.
- No sabéis nada de él.-dije enfadada.
Mi hermana pequeña irrumpió en la habitación con una gran sonrisa dibujada en la cara. Llevaba unas cuantas bolsas y las agitaba para que le preguntásemos qué había en ellas. Era su peculiar forma de llamar la atención.
- ¿Qué llevas ahí? – preguntó mi madre abrazando a la pequeña.
- La abuela me ha hecho un jersey y un gorro de lana – comentó ilusionada mientras sacaba de la bolsa sus prendas nuevas.
- ¡¡Qué bonito!!- gritó mi padre exagerando cada gesto para que mi hermana no se enfadase.
- Y para ti no hay nadaaaa – se burló la niña dirigiéndose a mí.
La fulminé con la mirada y abrí la boca exageradamente. Resoplé y le di la espalda a aquella maldita niñata malcriada.
Se llamaba Sahar. Tenía el pelo castaño y disfrutaba sacándome de quicio. Se parecía tanto a mamá que a veces pensaba que dios las había creado a partir del mismo molde, y lo peor de todo, las dos me resultaban insoportables.
- Muy bien, pues esta tarde no te llevaré al parque. – dije mirando de reojo a Sahar – juega con tus guantecitos.
- ¡EH! ¡Noooooooo! – empezó a lloriquear - ¡¡MAMÁ!! – gritó entre lágrimas de cocodrilo.
- Parece mentira que seas la hermana mayor, Iris- me reprendió mi madre – la acompañarás, y se acabó la discusión.
Sahar siempre conseguía lo que quería. Entre los brazos de mi madre pude vislumbrar la sonrisa de la niña al haber conseguido otro triunfo ante mí, pero esto no seguiría así durante mucho tiempo. Algún día, yo ganaría la discusión.
- Ve al parque con tu hermana y cuando volváis, tal vez vayamos a cenar a algún restaurante. – dijo mi padre con toda la ilusión del mundo – hay muchas cosas que celebrar.
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Waaaaaaaaa hijita me encanta *_* me gusta mucho...no sé cómo definirlo xDD el ambiente?no sé,me gusta el ambiente que creas con la historia o: no sé si me explico xD
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
1933... ¿No te has ido un pelín atrás? xD
Como sea... Muy buena. Lástima que lea lo de la nieve cuando el sol entra a raudales por mi ventana. Describes bastante bien, y no sé por qué no me cuesta imaginarme todas las conversaciones xDDD
Como sea... Muy buena. Lástima que lea lo de la nieve cuando el sol entra a raudales por mi ventana. Describes bastante bien, y no sé por qué no me cuesta imaginarme todas las conversaciones xDDD
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
esque quiero empezar desde el incendio del reichstag para poner en situación de como vivian antes y despues de hitler xDDDD jaja
gracias a los dos por comentar ^^
gracias a los dos por comentar ^^
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Buen capitulo Karuma ^^ me ha gustado mucho
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Mi hermana dibujó una sonrisa de satisfacción en su horrible cara, como burlándose de mí. Agarré mi abrigo de nuevo y bajé al recibidor. Mi hermana bajó al poco rato totalmente abrigada como si nos marchásemos a Rusia, agarrando con la mano derecha su muñeca favorita, Dora, la cual me entraban ganas de patear en cuanto la veía. Abrí la puerta despacio intentando evitar el bofetón de aire helado pero no fue posible, ya que el viento me golpeó con igual o más fuerza que antes. Murmuré una maldición y salí de casa, seguida de mi hermana que se había puesto a dar brincos en medio de la calle. Algunos copos de nieve caían del cielo y mi hermana intentaba atraparlos con sus diminutas y torpes manos, pero éstos se deshacían al contacto con su cálida piel.
- Ponte los guantes enseguida – le ordené a esa pequeña bruja.
- Ya voy – dijo haciéndome caso omiso.
Bufé molesta y me acerqué a ella de una zancada, la agarré de la oreja y tiré de ella. Mi hermana se quejó y lloró, intentando zafarse de mi “pellizco mortífero”.
- ¿me harás caso, sí o sí? – le pregunté tirando de la oreja hacia arriba.
- ¡Sí! – balbució.
La solté, y en cuanto lo hice me dio una patada en la rodilla y se alejó corriendo. Me hizo mucho daño pero salí a la carrera detrás de ella. Podía oírla reírse a lo lejos, en cuanto la pillara…se iba a enterar. Como sus piernas eran más cortas, la alcanzaba rápidamente. Pero esa pequeña serpiente vil era muy lista y torció hacia una calle donde pasaba mucha gente para que no pudiese seguirla. La perdí de vista.¡¡Maldita sea!! Ahora empezaba a preocuparme. Si le pasaba algo, mi padre iba a matarme y mi madre…mejor no pensar lo que me haría ella. Seguí corriendo por esa concurrida calle, golpeándome con todos los que pasaban, que me insultaban y me fulminaban con la mirada por empujarles o pisarles el pié. No la veía. ¿Dónde se había metido?
Decidí subirme a algún sitio alto para ver mejor, así que me encaramé a una farola como pude y vislumbré encima de la multitud de cabezas dónde se hallaba el monstruo de mi hermana.
La vi.
Un hombre estaba arrodillado frente a ella, que lloraba desconsoladamente e intentaba alejarse de él sin éxito. Una ira descontrolada me invadió y bajé de la farola de un salto, pisando a unos cuantos pies en el proceso, y eché a correr hacia mi hermana. Cuando estuve lo bastante cerca salté y le di una patada en la espalda a aquel tipo, que se tambaleó y soltó un taco.
- ¡Estúpido, apártate de ella! – bramé.
Agarré a mi hermana y la coloqué detrás de mí, protegiéndola de ese pervertido. Pronto toda la gente de la calle hizo un círculo a nuestro alrededor, murmurándose cosas unos a otros y observando el altercado.
El hombre se levantó y me miró con tanto odio que casi me caigo de bruces en el suelo, no podía creer lo que veían mis ojos. Él abrió mucho los ojos y yo me cubrí la boca, avergonzada.
Oh-oh. ¡Era Rayard!
¡Acababa de golpear a mi vecino!
Mi hermana empezó a reírse y la gente al ver que no había nada que ver, se marchó. Maldije a esa mocosa diez mil veces en mi fuero interno, ¡Dios! Que ganas tenía de estrangularla.
- ¡Oh! Lo siento Ray…de verdad. – murmuré – no sabía que eras tú….
- Ya… ¿Es costumbre tuya eso de pegar a la gente que intenta ayudar a una niña perdida? – dijo molesto.
- Es que al verla llorar…pensé…- intenté excusarme.
- Ah-ah, no – me interrumpió – tu no piensas, jamás has pensado y nunca lo harás. Eres demasiado impulsiva, iris…siempre lo has sido. – dijo atrapándome con aquellos ojos suyos tan profundos y fríos.
- Y tú siempre piensas demasiado. – respondí – se te va a fundir el cerebro de tanto hacerlo, estúpido.
- ¿Ya empezamos a insultar? ¿Lengua de esparto? – se burló, sonriendo.
- Yo no he insultado a nadie, te he recordado lo que eres.
Soltó una carcajada y se quitó de encima la nieve que mi zapato le había dejado en la chaqueta. Estaba arrebatador con esa prenda negra. Me miró de nuevo y me sonrojé sin poder evitarlo, siempre lo conseguía aquel maldito rompecorazones.
- Bueno, ya te he devuelto a tu monstruo.
- ¡EH! – chilló mi hermana – ¿A quién llamas monstruo idio…?
- Emm…hasta otra, Rayard – corté a mi hermana tapándole la boca antes de que soltara alguna barbaridad.
- Adiós, Iris. – dijo riéndose entre dientes.
Mi hermana quiso abalanzarse encima de él pero la agarré de la oreja, con mi famoso pellizco mortífero y la paré. Seguramente de haberla dejado ir hacia él le hubiese mordido la bota o algo así. Mi hermana cuando se enfadaba era aún más animal.
Al fin llegamos al parque, después de una larga caminata que mi hermana se había pasado de morros, pero al llegar allí se le olvidó todo y se marchó a jugar con sus amigas. Yo me senté en un banco cercano y busqué en mi bolsillo…¡¡maldición!! Había olvidado mi libro, ahora ya no podría entretenerme con nada y me iba a aburrir como una ostra.
- Hola, iris. – me saludó alguien detrás de mí.
Esa voz de Arpía me sonaba de algo.
Era Gretel.
espero que os guste y que comenteis mucho xDDDD
un beso y gracias por leer
- Ponte los guantes enseguida – le ordené a esa pequeña bruja.
- Ya voy – dijo haciéndome caso omiso.
Bufé molesta y me acerqué a ella de una zancada, la agarré de la oreja y tiré de ella. Mi hermana se quejó y lloró, intentando zafarse de mi “pellizco mortífero”.
- ¿me harás caso, sí o sí? – le pregunté tirando de la oreja hacia arriba.
- ¡Sí! – balbució.
La solté, y en cuanto lo hice me dio una patada en la rodilla y se alejó corriendo. Me hizo mucho daño pero salí a la carrera detrás de ella. Podía oírla reírse a lo lejos, en cuanto la pillara…se iba a enterar. Como sus piernas eran más cortas, la alcanzaba rápidamente. Pero esa pequeña serpiente vil era muy lista y torció hacia una calle donde pasaba mucha gente para que no pudiese seguirla. La perdí de vista.¡¡Maldita sea!! Ahora empezaba a preocuparme. Si le pasaba algo, mi padre iba a matarme y mi madre…mejor no pensar lo que me haría ella. Seguí corriendo por esa concurrida calle, golpeándome con todos los que pasaban, que me insultaban y me fulminaban con la mirada por empujarles o pisarles el pié. No la veía. ¿Dónde se había metido?
Decidí subirme a algún sitio alto para ver mejor, así que me encaramé a una farola como pude y vislumbré encima de la multitud de cabezas dónde se hallaba el monstruo de mi hermana.
La vi.
Un hombre estaba arrodillado frente a ella, que lloraba desconsoladamente e intentaba alejarse de él sin éxito. Una ira descontrolada me invadió y bajé de la farola de un salto, pisando a unos cuantos pies en el proceso, y eché a correr hacia mi hermana. Cuando estuve lo bastante cerca salté y le di una patada en la espalda a aquel tipo, que se tambaleó y soltó un taco.
- ¡Estúpido, apártate de ella! – bramé.
Agarré a mi hermana y la coloqué detrás de mí, protegiéndola de ese pervertido. Pronto toda la gente de la calle hizo un círculo a nuestro alrededor, murmurándose cosas unos a otros y observando el altercado.
El hombre se levantó y me miró con tanto odio que casi me caigo de bruces en el suelo, no podía creer lo que veían mis ojos. Él abrió mucho los ojos y yo me cubrí la boca, avergonzada.
Oh-oh. ¡Era Rayard!
¡Acababa de golpear a mi vecino!
Mi hermana empezó a reírse y la gente al ver que no había nada que ver, se marchó. Maldije a esa mocosa diez mil veces en mi fuero interno, ¡Dios! Que ganas tenía de estrangularla.
- ¡Oh! Lo siento Ray…de verdad. – murmuré – no sabía que eras tú….
- Ya… ¿Es costumbre tuya eso de pegar a la gente que intenta ayudar a una niña perdida? – dijo molesto.
- Es que al verla llorar…pensé…- intenté excusarme.
- Ah-ah, no – me interrumpió – tu no piensas, jamás has pensado y nunca lo harás. Eres demasiado impulsiva, iris…siempre lo has sido. – dijo atrapándome con aquellos ojos suyos tan profundos y fríos.
- Y tú siempre piensas demasiado. – respondí – se te va a fundir el cerebro de tanto hacerlo, estúpido.
- ¿Ya empezamos a insultar? ¿Lengua de esparto? – se burló, sonriendo.
- Yo no he insultado a nadie, te he recordado lo que eres.
Soltó una carcajada y se quitó de encima la nieve que mi zapato le había dejado en la chaqueta. Estaba arrebatador con esa prenda negra. Me miró de nuevo y me sonrojé sin poder evitarlo, siempre lo conseguía aquel maldito rompecorazones.
- Bueno, ya te he devuelto a tu monstruo.
- ¡EH! – chilló mi hermana – ¿A quién llamas monstruo idio…?
- Emm…hasta otra, Rayard – corté a mi hermana tapándole la boca antes de que soltara alguna barbaridad.
- Adiós, Iris. – dijo riéndose entre dientes.
Mi hermana quiso abalanzarse encima de él pero la agarré de la oreja, con mi famoso pellizco mortífero y la paré. Seguramente de haberla dejado ir hacia él le hubiese mordido la bota o algo así. Mi hermana cuando se enfadaba era aún más animal.
Al fin llegamos al parque, después de una larga caminata que mi hermana se había pasado de morros, pero al llegar allí se le olvidó todo y se marchó a jugar con sus amigas. Yo me senté en un banco cercano y busqué en mi bolsillo…¡¡maldición!! Había olvidado mi libro, ahora ya no podría entretenerme con nada y me iba a aburrir como una ostra.
- Hola, iris. – me saludó alguien detrás de mí.
Esa voz de Arpía me sonaba de algo.
Era Gretel.
espero que os guste y que comenteis mucho xDDDD
un beso y gracias por leer
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Gretel... Qué nombraco de bruja le has puesto xD Me gusta mucho la escena. Me la he imaginado en una calle del Counter Strike (vostok_cz)
Y la situación... Increíble, eres una escritora nata para esto de las descripciones. El realismo es imponente.
Y la situación... Increíble, eres una escritora nata para esto de las descripciones. El realismo es imponente.
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Joder,qué bien se llevan las hermanas oye =D xDD
Está muy bien hijita =D sigue ^^
Está muy bien hijita =D sigue ^^
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
gracias a los dos por comentar :D
jajaj xD la hermana es u bicho que me recuerda a mi :D xDDDDDDDDDDDdd
gracias por leer de verdad ^^ un besazooo
P.D: franchu...vas a hacer que me sonroje y eso significa: violación ¬¬ xD
jajaj xD la hermana es u bicho que me recuerda a mi :D xDDDDDDDDDDDdd
gracias por leer de verdad ^^ un besazooo
P.D: franchu...vas a hacer que me sonroje y eso significa: violación ¬¬ xD
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Menos violaciones Karuma que vas a aser la señora de Kail xDDD
Muy buen capitulo Karuma, esta fantastico ^^
Muy buen capitulo Karuma, esta fantastico ^^
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Esa voz de Arpía me sonaba de algo. Era Gretel.
Gretel era una bruja con cara de ángel. Sus ricitos dorados le caían con gracia en los hombros y sus ojos verdes lo observaban todo para poder criticarlo después. Si, en efecto, así era ella. Una terrible y malvada niñata que me aborrecía porque Samuel me había preferido a mí y no a ella, por lo cual se dedicaba a molestarme y a bajarme la autoestima recordándome la gran narizota que había heredado de mi padre.
- Buenas tardes, iris – saludó con una sonrisa tan falsa como una moneda de chocolate.
- Hola Gretel – mascullé, no tenía nada de ganas de verla. - ¿Qué quieres?
- Nada, sólo venía a saludarte – dijo altanera – vaya modales tienes.
- Habló la marquesa – dije algo desdeñosa.
- No si ya se lo decía yo a Rayard…
- ¿Qué? ¿A qué te refieres? – exclamé a punto de saltarle al cuello.
- Eh, tranquilita – dijo riendo con malicia.
- ¿Qué le has dicho a Rayard? – grité controlando el impulso de agarrarla por los pelos y tirar de ellos hasta que se quedase calva.
- Tú estás con Samuel ¿no? Entonces, ¿qué te importa lo que yo le haya dicho a Rayard? – inquirió enarcando una ceja.
- ….- no pude decir nada, me había dejado sin palabras y encima, tenía razón.
- ¡Ja!….qué inmadura eres – dijo altanera - ¿sabes que van a dar una fiestas las hermanas Marie y Ane Müller?
- No, no lo sabía – murmuré enrabietada, sólo quería que me dejase en paz.
- Vaya… ¿No te han invitado? ¡Qué pena! – se burló con esa risa suya tan irritante.
- No me importa, me iré con Samuel a dar una vuelta y me lo pasaré mejor – respondí mirándola desafiante.
Ella se quedó callada y enrojeció de rabia. Finalmente sonrió y dio la vuelta, marchándose sin despedirse si quiera. Quedaba claro el motivo de su “saludo”, fastidiarme. Siempre hacía lo mismo, intentaba hundirme, pero yo no iba a dejarme pisotear así como así. Mi hermana se acercó a mí, con el vestido repleto de barro y una herida en la pierna derecha que no paraba de sangrar. Cuando llegó a mi lado, enterró su cabecita en mi regazo y empezó a llorar y a quejarse de la pequeña herida. Sin duda estaba asustada, pues la herida sangraba mucho aunque no fuese nada grave.
- Vámonos a casa y te curaré eso. – le dije acariciándole la cabeza, después de todo era mi hermana pequeña.
- Me duele…- balbuceó.
- Venga, ¿Puedes caminar? – pregunté.
- No, llévame tú. – murmuró alargando sus pequeños brazos hacia mí.
Qué cara más dura tenía la maldita cría. Me resigné y me dispuse a cargarla sobre mi espalda, a caballito.
- No creo que puedas con ella – rió alguien detrás de mí.
- Claro que puedo, cretino – dije sin pensar.
Al instante me cubrí la boca y me volví, no me equivocaba.
- Lo siento…ya sabes que me enfado enseguida y encima he tenido un mal día. – me disculpé muerta de vergüenza.
- Lo sé, no te preocupes – dijo él, esbozando una graciosa sonrisa.
Sin que me diese tiempo a detenerle, él cargó con Sahar. Al principio ella no le reconoció, pero en cuanto lo miró bien y vio que era el joven que antes la había fastidiado, empezó a golpearle en la espalda gritándole mil y una barbaridades.
- ¡Bájame maldito estúpido! – chillaba mientras le golpeaba.
- No hace falta que cargues con ella, yo puedo hacerlo – dije preocupada.
- No es molestia – se limitó a decir, mirándome fijamente con esos ojos azules tan helados que tenía la suerte de poseer.
Empezó a caminar y le seguí en silencio. Mi cabeza le seguía dando vueltas a las palabras de la bruja de Gretel y no me dejaban pensar nada coherente que decir para empezar una conversación, así que lo mejor era callarse y esperar a que él dijese algo.
- ¿Vas a ir a la fiesta de Ane y Marie? – me preguntó de repente, sin mirarme.
- No, no me han invitado. – contesté.
- Vaya…
- No pasa nada, iré a dar una vuelta con Samuel.
No dijo nada más. Simplemente suspiró y siguió andando como si no hubiese dicho nada. A veces ese chico me turbaba, nunca sabía por dónde iba a salir ni qué estaba pensando. En cambio, Samuel era muy predecible y es fácil saber qué desea en cada momento, supongo que por eso somos novios. Eran tan diferentes…
- Ya hemos llegado pequeño monstruo – dijo soltándola sobre un montón de nieve.
- ¡¡Animal!! – gritó enfadada.
- Pero…faltan dos….-murmuré.
- Ya, pero no voy a acercarme lo más mínimo a mi casa, no quiero que mis padres me vean.- dijo sombrío.
- Ah, pues gracias Rayard.
- De nada…
Murmuró algo pero no lo pude escuchar a causa de los alaridos de mi hermana, que seguía insultándole, y se fue por donde había venido. Lo observé alejarse, completamente solo, puede que triste, y me dio muchísima pena. Reprimí el impulso de correr hacia él e ir a jugar como antaño, pero ya éramos mayores, y no podíamos vernos por culpa de nuestros padres. Así que me volví, cargué con mi hermana y me marché a casa.
mañana colgaré un poco mas tal vez...:D gravias por pasaros besos
Gretel era una bruja con cara de ángel. Sus ricitos dorados le caían con gracia en los hombros y sus ojos verdes lo observaban todo para poder criticarlo después. Si, en efecto, así era ella. Una terrible y malvada niñata que me aborrecía porque Samuel me había preferido a mí y no a ella, por lo cual se dedicaba a molestarme y a bajarme la autoestima recordándome la gran narizota que había heredado de mi padre.
- Buenas tardes, iris – saludó con una sonrisa tan falsa como una moneda de chocolate.
- Hola Gretel – mascullé, no tenía nada de ganas de verla. - ¿Qué quieres?
- Nada, sólo venía a saludarte – dijo altanera – vaya modales tienes.
- Habló la marquesa – dije algo desdeñosa.
- No si ya se lo decía yo a Rayard…
- ¿Qué? ¿A qué te refieres? – exclamé a punto de saltarle al cuello.
- Eh, tranquilita – dijo riendo con malicia.
- ¿Qué le has dicho a Rayard? – grité controlando el impulso de agarrarla por los pelos y tirar de ellos hasta que se quedase calva.
- Tú estás con Samuel ¿no? Entonces, ¿qué te importa lo que yo le haya dicho a Rayard? – inquirió enarcando una ceja.
- ….- no pude decir nada, me había dejado sin palabras y encima, tenía razón.
- ¡Ja!….qué inmadura eres – dijo altanera - ¿sabes que van a dar una fiestas las hermanas Marie y Ane Müller?
- No, no lo sabía – murmuré enrabietada, sólo quería que me dejase en paz.
- Vaya… ¿No te han invitado? ¡Qué pena! – se burló con esa risa suya tan irritante.
- No me importa, me iré con Samuel a dar una vuelta y me lo pasaré mejor – respondí mirándola desafiante.
Ella se quedó callada y enrojeció de rabia. Finalmente sonrió y dio la vuelta, marchándose sin despedirse si quiera. Quedaba claro el motivo de su “saludo”, fastidiarme. Siempre hacía lo mismo, intentaba hundirme, pero yo no iba a dejarme pisotear así como así. Mi hermana se acercó a mí, con el vestido repleto de barro y una herida en la pierna derecha que no paraba de sangrar. Cuando llegó a mi lado, enterró su cabecita en mi regazo y empezó a llorar y a quejarse de la pequeña herida. Sin duda estaba asustada, pues la herida sangraba mucho aunque no fuese nada grave.
- Vámonos a casa y te curaré eso. – le dije acariciándole la cabeza, después de todo era mi hermana pequeña.
- Me duele…- balbuceó.
- Venga, ¿Puedes caminar? – pregunté.
- No, llévame tú. – murmuró alargando sus pequeños brazos hacia mí.
Qué cara más dura tenía la maldita cría. Me resigné y me dispuse a cargarla sobre mi espalda, a caballito.
- No creo que puedas con ella – rió alguien detrás de mí.
- Claro que puedo, cretino – dije sin pensar.
Al instante me cubrí la boca y me volví, no me equivocaba.
- Lo siento…ya sabes que me enfado enseguida y encima he tenido un mal día. – me disculpé muerta de vergüenza.
- Lo sé, no te preocupes – dijo él, esbozando una graciosa sonrisa.
Sin que me diese tiempo a detenerle, él cargó con Sahar. Al principio ella no le reconoció, pero en cuanto lo miró bien y vio que era el joven que antes la había fastidiado, empezó a golpearle en la espalda gritándole mil y una barbaridades.
- ¡Bájame maldito estúpido! – chillaba mientras le golpeaba.
- No hace falta que cargues con ella, yo puedo hacerlo – dije preocupada.
- No es molestia – se limitó a decir, mirándome fijamente con esos ojos azules tan helados que tenía la suerte de poseer.
Empezó a caminar y le seguí en silencio. Mi cabeza le seguía dando vueltas a las palabras de la bruja de Gretel y no me dejaban pensar nada coherente que decir para empezar una conversación, así que lo mejor era callarse y esperar a que él dijese algo.
- ¿Vas a ir a la fiesta de Ane y Marie? – me preguntó de repente, sin mirarme.
- No, no me han invitado. – contesté.
- Vaya…
- No pasa nada, iré a dar una vuelta con Samuel.
No dijo nada más. Simplemente suspiró y siguió andando como si no hubiese dicho nada. A veces ese chico me turbaba, nunca sabía por dónde iba a salir ni qué estaba pensando. En cambio, Samuel era muy predecible y es fácil saber qué desea en cada momento, supongo que por eso somos novios. Eran tan diferentes…
- Ya hemos llegado pequeño monstruo – dijo soltándola sobre un montón de nieve.
- ¡¡Animal!! – gritó enfadada.
- Pero…faltan dos….-murmuré.
- Ya, pero no voy a acercarme lo más mínimo a mi casa, no quiero que mis padres me vean.- dijo sombrío.
- Ah, pues gracias Rayard.
- De nada…
Murmuró algo pero no lo pude escuchar a causa de los alaridos de mi hermana, que seguía insultándole, y se fue por donde había venido. Lo observé alejarse, completamente solo, puede que triste, y me dio muchísima pena. Reprimí el impulso de correr hacia él e ir a jugar como antaño, pero ya éramos mayores, y no podíamos vernos por culpa de nuestros padres. Así que me volví, cargué con mi hermana y me marché a casa.
mañana colgaré un poco mas tal vez...:D gravias por pasaros besos
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
I'm speechless... Me gusta más la expresión inglesa, refleja mejor el pasmo... El asombro. Sin palabras.
Intento ver similitudes con tu vida, que siempre suele haber, y cada vez que escribes es como si te conociera un poco más. A tí, o a tu vida interior (que no ropa, que luego me decís... Malpensados).
Me tiene enganchado, y es sólo la introducción.
Intento ver similitudes con tu vida, que siempre suele haber, y cada vez que escribes es como si te conociera un poco más. A tí, o a tu vida interior (que no ropa, que luego me decís... Malpensados).
Me tiene enganchado, y es sólo la introducción.
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
muchisimas gracias franchu, no sabes como me alegran los dias tus comentarios. xD
gracias de veras ^^!!!!
Pues yo no sé como escribo, no lo noto, pero no esres el primero que me dice eso xD jaja supongo que es bueno :P besoos guapo
gracias de veras ^^!!!!
Pues yo no sé como escribo, no lo noto, pero no esres el primero que me dice eso xD jaja supongo que es bueno :P besoos guapo
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Gran capitulo Karuma como siempre, la historia es muy muy buena ^^
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
La historia esta muy bien, consigue enganchar desde el principio. Además esta historia coincide justo con lo que estoy estudiando ahora (nazismo y principios de la 2 guerra mundial)
Y si mal no me acuerdo el incendio del Reichtag fue 3 dias despues de la fecha en la que empieza tu historia.
Y si mal no me acuerdo el incendio del Reichtag fue 3 dias despues de la fecha en la que empieza tu historia.
luzika- Médium Común (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
SI xD jajaja bueno os dejo una parte del final del capitulo 1. espero que os guste :D
2. 28 Febrero 1933
Hoy era el día de la fiesta de Anne y Marie Müller. Por la ventana de mi habitación veía como todos los jóvenes de mi barrio se dirigían a la casa de las dos hermanas para pasárselo en grande. No quería pensar el por qué de no haberme invitado, porque eran mis amigas, pero no podía evitarlo. Sin duda la mano negra de Gretel había tenido algo que ver en ello. Corrí la cortina con un resoplido y me retoqué el moño que me había hecho para ir a pasear con Samuel. No necesitaba fiestas para divertirme.
Sahar abrió un poco la puerta y asomó su pequeña cabecita. Sonrió y entró corriendo a sentarse sobre mi cama para observarme mientras me acababa de arreglar.
- Estás muy guapa – dijo mi hermana.
- Gracias.
- ¿Vas con Samuel? – preguntó burlona.
- ¿Y a ti que te importa? – respondí de malas maneras – ¡Fuera!
- Iris y Samueeel, Iris y Samueeeel – canturreaba mientras yo la perseguía por toda la habitación.
Al fin salió de allí y entonces oí que llamaban a la puerta. Escuché cómo mi madre abría la puerta y le decía a mi chico que esperara un momento, aunque sonó algo molesta. Probablemente sería eso que hace que todas las madres odien a los novios de sus hijas, ver como se hacen mayores no debe ser plato de buen gusto…
Cogí mis llaves, me retoqué el pintalabios y bajé corriendo, casi saltando a causa de la emoción. Pero cuando llegué abajo me detuve en seco…era Rayard. ¿Qué diablos hacía aquí? Lo cierto es que me enfadé mucho y estuve a punto de volver a subir a mi habitación – y por la cara que puso mi madre, creo que ella también hubiese deseado esa reacción- pero me quedé allí. Mi madre se marchó murmurando cosas mientras yo cerraba la puerta que daba a la calle. Rayard parecía nervioso y eso que él era el “chico de hielo” y verlo así, también me afectaba a mí y empecé a temblar. ¿Qué sería lo que me tenía que decir que lo ponía tan nervioso?
- Emm…perdona que venga así a tu casa – balbuceó como un niño pequeño – verás…quería hablar contigo.
- Habla – dije secamente.
- Podemos…ir a algún sitio más… ¿íntimo? – preguntó después de haber tragado saliva dos veces y haber retorcido sus guantes negros de cuero cuatro veces.
- Espero que sea rápido, Samuel debe estar a punto de venir a por mi y no le hará mucha gracia que…
No pude terminar la frase, me agarró de la muñeca y me arrastró calle abajo. Corrimos hasta un descampado donde jugábamos de pequeños, ese lugar me traía muchísimos recuerdos, y todos ellos buenos. Me fijé en que Rayard me había soltado la muñeca y se había alejado unos pasos. Podía oír el cuero de sus guantes retorciéndose una y otra vez entre sus manos, a causa de su nerviosismo, y me estaba mirando de reojo. Al fin se volvió, mirándome fijamente con sus grandes ojos azules, que cada vez que se encontraban con los míos, hacían que mi corazón se acelerase y mis piernas temblasen.
- Iris…yo…- susurró, ruborizándose por momentos.
No dije nada, temía lo que iba a decirme. Una parte de mí hubiese saltado en ese mismo instante a sus brazos y le hubiese besado, pero otra quería huir y refugiarse entre los brazos de Samuel, que es donde debería estar.
- Ray…yo…ya sabes que tengo novio – me atreví a decirle.
- Lo sé – murmuró aplastando sus guantes entre sus manos una vez más – pero…no puedo aguantarlo más Iris. – Dijo al fin acercándose a mí y obligándome a mirarlo a los ojos, no me sentía nada cómoda. Quería irme de allí.
- Ray…déjame yo..- supliqué.
- No, escúchame. – me cortó firmemente – me fui de casa porque… ¡diablos! Te amo – casi gritó – no podía aguantar tanto sin verte, no puedo imaginar mi vida sin ti.
Me quedé de piedra, yo no quería aquello. ¿ o sí? Estaba confusa, me separé un poco de él y me acaricié el puente de la nariz, intentando concentrarme y asimilar aquella confesión.
- Creí que te echaron por motivos políticos…- murmuré.
- Es otro de los motivos…- dijo algo nervioso – mi padre apoya al partido nacionalsocialista pero yo…- tragó saliva- soy comunista. Y no me gusta nada ese partido, no sé.
- ¿Comunista? ¿tú? – exclamé asombrada.
- ¿Qué?
- Nada…da igual, sólo es que no te imaginaba….- me callé, avergonzada al encontrarme con sus brillantes ojos.
- Tengo que preguntarte algo…-me dijo con el semblante más serio que jamás había visto.- ¿Vendrías conmigo?
- ¿Qué? ¿Dónde? – dije confusa - ¿De qué hablas?
- Alejémonos de Berlín, de Alemania…vamos a cualquier parte – dijo sonriente – estaremos siempre juntos…
- Pero…yo tengo mi vida aquí Rayard – repliqué – no puedo irme.
- ¿Me Amas? – inquirió acariciándome el rostro.
No sé porqué lo hice, pero le besé. Ya hacía tiempo que deseaba hacerlo y ya no podía aguantar más ese impulso. Mis labios se encontraron con los suyos, al fin y sentí una oleada de sensaciones que no había sentido antes. Sentí como su mano acariciaba mi pelo, cómo su corazón latía desbocado, en sintonía con el mío. Sentía que él era mío en ese momento, me sentí llena…feliz. Pero me separé. El abrió mucho los ojos y sonrió, esperanzado por aquello que acababa de ocurrir, pero yo me sentía mal por Samuel, me sentía como una *****.
- Entonces… ¿eso es un sí? – preguntó ilusionado.
- No.
- ¿Qué? – preguntó sin entender.
- No te amo. –mentí –Soy la novia de Samuel y le quiero a él, Ray.
- Pero…yo…
- Ya sé lo que vas a decir- le interrumpí- Y yo no te pedí que hicieras nada por mí.
Se quedó mirándome, paralizado, horrorizado, destrozado. Me dio muchísima pena pero, no podía hacer nada. Él no era para mí, yo quería estar con Samuel, al cual aceptaba mi familia y además, era judío como yo.
- Estás mintiendo – balbuceó, en un hilo de voz…
- No, nunca te he amado – volví a mentir, por su bien. Cuanto antes se olvidase de esas locuras tanto mejor para él.
- No…
- Lo siento.- dije, fría.
Me marché de allí corriendo, hacia mi casa. No quería mirar atrás, pero lo hice y vi cómo Ray caía en la nieve de rodillas, como si un rayo le hubiese fulminado. El mismo rayo que partió mi corazón. Pero lo hacía por ambos, no debíamos estar juntos.
- Cariño…te estaba esperando ¿Dónde te habías metido?- inquirió Samuel, algo enfadado.- estaba preocupado por ti.
Estuve en silencio un rato, abrazada a él. No podía saber nada de lo ocurrido o le perdería, Samuel era muy celoso, y yo no quería echarlo todo a perder.
- Nada, cosas sin importancia. – respondí.
Oí un ruido detrás de mí, me volví y vi a Ray que se había detenido unos pasos más allá de donde nos abrazábamos yo y Samuel. Lo había oído. Una lágrima rodó por su mejilla y fue a parar a la fría nieve. Quise correr hacia él y explicárselo todo pero, no lo hice, no podía hacerlo. Samuel nos miraba a ambos sin comprender e instintivamente me apretó contra él, como protegiéndome o indicándole a Ray que yo era enteramente suya. No me atrevía a mirarle a los ojos pero, lo hice y al instante, me arrepentí. Mi corazón, o lo que quedaba de él, se encogió cuando su mirada se clavó en mí como un puñal de hielo, solo había odio en ellos. Odio, dolor, rabia, ira…creo que si hubiese podido, me habría matado. Desvié la mirada y ahogué unas lágrimas, apretando los dientes con fuerza.
Oí unos pasos, se abrió una puerta y luego…se escuchó un tremendo portazo.
Rayard Engels había vuelto a casa.
2. 28 Febrero 1933
Hoy era el día de la fiesta de Anne y Marie Müller. Por la ventana de mi habitación veía como todos los jóvenes de mi barrio se dirigían a la casa de las dos hermanas para pasárselo en grande. No quería pensar el por qué de no haberme invitado, porque eran mis amigas, pero no podía evitarlo. Sin duda la mano negra de Gretel había tenido algo que ver en ello. Corrí la cortina con un resoplido y me retoqué el moño que me había hecho para ir a pasear con Samuel. No necesitaba fiestas para divertirme.
Sahar abrió un poco la puerta y asomó su pequeña cabecita. Sonrió y entró corriendo a sentarse sobre mi cama para observarme mientras me acababa de arreglar.
- Estás muy guapa – dijo mi hermana.
- Gracias.
- ¿Vas con Samuel? – preguntó burlona.
- ¿Y a ti que te importa? – respondí de malas maneras – ¡Fuera!
- Iris y Samueeel, Iris y Samueeeel – canturreaba mientras yo la perseguía por toda la habitación.
Al fin salió de allí y entonces oí que llamaban a la puerta. Escuché cómo mi madre abría la puerta y le decía a mi chico que esperara un momento, aunque sonó algo molesta. Probablemente sería eso que hace que todas las madres odien a los novios de sus hijas, ver como se hacen mayores no debe ser plato de buen gusto…
Cogí mis llaves, me retoqué el pintalabios y bajé corriendo, casi saltando a causa de la emoción. Pero cuando llegué abajo me detuve en seco…era Rayard. ¿Qué diablos hacía aquí? Lo cierto es que me enfadé mucho y estuve a punto de volver a subir a mi habitación – y por la cara que puso mi madre, creo que ella también hubiese deseado esa reacción- pero me quedé allí. Mi madre se marchó murmurando cosas mientras yo cerraba la puerta que daba a la calle. Rayard parecía nervioso y eso que él era el “chico de hielo” y verlo así, también me afectaba a mí y empecé a temblar. ¿Qué sería lo que me tenía que decir que lo ponía tan nervioso?
- Emm…perdona que venga así a tu casa – balbuceó como un niño pequeño – verás…quería hablar contigo.
- Habla – dije secamente.
- Podemos…ir a algún sitio más… ¿íntimo? – preguntó después de haber tragado saliva dos veces y haber retorcido sus guantes negros de cuero cuatro veces.
- Espero que sea rápido, Samuel debe estar a punto de venir a por mi y no le hará mucha gracia que…
No pude terminar la frase, me agarró de la muñeca y me arrastró calle abajo. Corrimos hasta un descampado donde jugábamos de pequeños, ese lugar me traía muchísimos recuerdos, y todos ellos buenos. Me fijé en que Rayard me había soltado la muñeca y se había alejado unos pasos. Podía oír el cuero de sus guantes retorciéndose una y otra vez entre sus manos, a causa de su nerviosismo, y me estaba mirando de reojo. Al fin se volvió, mirándome fijamente con sus grandes ojos azules, que cada vez que se encontraban con los míos, hacían que mi corazón se acelerase y mis piernas temblasen.
- Iris…yo…- susurró, ruborizándose por momentos.
No dije nada, temía lo que iba a decirme. Una parte de mí hubiese saltado en ese mismo instante a sus brazos y le hubiese besado, pero otra quería huir y refugiarse entre los brazos de Samuel, que es donde debería estar.
- Ray…yo…ya sabes que tengo novio – me atreví a decirle.
- Lo sé – murmuró aplastando sus guantes entre sus manos una vez más – pero…no puedo aguantarlo más Iris. – Dijo al fin acercándose a mí y obligándome a mirarlo a los ojos, no me sentía nada cómoda. Quería irme de allí.
- Ray…déjame yo..- supliqué.
- No, escúchame. – me cortó firmemente – me fui de casa porque… ¡diablos! Te amo – casi gritó – no podía aguantar tanto sin verte, no puedo imaginar mi vida sin ti.
Me quedé de piedra, yo no quería aquello. ¿ o sí? Estaba confusa, me separé un poco de él y me acaricié el puente de la nariz, intentando concentrarme y asimilar aquella confesión.
- Creí que te echaron por motivos políticos…- murmuré.
- Es otro de los motivos…- dijo algo nervioso – mi padre apoya al partido nacionalsocialista pero yo…- tragó saliva- soy comunista. Y no me gusta nada ese partido, no sé.
- ¿Comunista? ¿tú? – exclamé asombrada.
- ¿Qué?
- Nada…da igual, sólo es que no te imaginaba….- me callé, avergonzada al encontrarme con sus brillantes ojos.
- Tengo que preguntarte algo…-me dijo con el semblante más serio que jamás había visto.- ¿Vendrías conmigo?
- ¿Qué? ¿Dónde? – dije confusa - ¿De qué hablas?
- Alejémonos de Berlín, de Alemania…vamos a cualquier parte – dijo sonriente – estaremos siempre juntos…
- Pero…yo tengo mi vida aquí Rayard – repliqué – no puedo irme.
- ¿Me Amas? – inquirió acariciándome el rostro.
No sé porqué lo hice, pero le besé. Ya hacía tiempo que deseaba hacerlo y ya no podía aguantar más ese impulso. Mis labios se encontraron con los suyos, al fin y sentí una oleada de sensaciones que no había sentido antes. Sentí como su mano acariciaba mi pelo, cómo su corazón latía desbocado, en sintonía con el mío. Sentía que él era mío en ese momento, me sentí llena…feliz. Pero me separé. El abrió mucho los ojos y sonrió, esperanzado por aquello que acababa de ocurrir, pero yo me sentía mal por Samuel, me sentía como una *****.
- Entonces… ¿eso es un sí? – preguntó ilusionado.
- No.
- ¿Qué? – preguntó sin entender.
- No te amo. –mentí –Soy la novia de Samuel y le quiero a él, Ray.
- Pero…yo…
- Ya sé lo que vas a decir- le interrumpí- Y yo no te pedí que hicieras nada por mí.
Se quedó mirándome, paralizado, horrorizado, destrozado. Me dio muchísima pena pero, no podía hacer nada. Él no era para mí, yo quería estar con Samuel, al cual aceptaba mi familia y además, era judío como yo.
- Estás mintiendo – balbuceó, en un hilo de voz…
- No, nunca te he amado – volví a mentir, por su bien. Cuanto antes se olvidase de esas locuras tanto mejor para él.
- No…
- Lo siento.- dije, fría.
Me marché de allí corriendo, hacia mi casa. No quería mirar atrás, pero lo hice y vi cómo Ray caía en la nieve de rodillas, como si un rayo le hubiese fulminado. El mismo rayo que partió mi corazón. Pero lo hacía por ambos, no debíamos estar juntos.
- Cariño…te estaba esperando ¿Dónde te habías metido?- inquirió Samuel, algo enfadado.- estaba preocupado por ti.
Estuve en silencio un rato, abrazada a él. No podía saber nada de lo ocurrido o le perdería, Samuel era muy celoso, y yo no quería echarlo todo a perder.
- Nada, cosas sin importancia. – respondí.
Oí un ruido detrás de mí, me volví y vi a Ray que se había detenido unos pasos más allá de donde nos abrazábamos yo y Samuel. Lo había oído. Una lágrima rodó por su mejilla y fue a parar a la fría nieve. Quise correr hacia él y explicárselo todo pero, no lo hice, no podía hacerlo. Samuel nos miraba a ambos sin comprender e instintivamente me apretó contra él, como protegiéndome o indicándole a Ray que yo era enteramente suya. No me atrevía a mirarle a los ojos pero, lo hice y al instante, me arrepentí. Mi corazón, o lo que quedaba de él, se encogió cuando su mirada se clavó en mí como un puñal de hielo, solo había odio en ellos. Odio, dolor, rabia, ira…creo que si hubiese podido, me habría matado. Desvié la mirada y ahogué unas lágrimas, apretando los dientes con fuerza.
Oí unos pasos, se abrió una puerta y luego…se escuchó un tremendo portazo.
Rayard Engels había vuelto a casa.
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Muy buen capitulo Karuma, me ha gustado mucho ^^
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: || Du H A S T Mish || ACTU 1 MAYO// Fuego...
Waaaaaaaa sigue hijita *_* jo....pobre Ray T_T sigue =D
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
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