Dante Lawright: Ace Attorney
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Phoenix Wright
Nanako Fey
Regal Reed
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Dante Lawright: Ace Attorney
Personajes habituales
Dante Lawright: 22 años. Yo mismo. Abogado defensor del bufete Grossberg, aunque me dedico más a hacer chapuzas que otra cosa. Estoy seguro de que mi trabajo es el que siempre lleva a la verdad, sólo hay que ser capaz de verla.
Xander Redsteel: 30 años. Amigo y compañero del bufete. Normalmente los encargos van para él al tener mucha más experiencia que yo en el trabajo.
Marvin Grossberg: 71 años. El mandamás del bufete Grossberg y con ello mi jefe. Con hemorroides.
Phoenix Wright: 33 años. El abogado legendario, el motivo por el que me hice abogado. Aunque ahora trabaja como pianista e intento encontrar un rastro de mi ídolo
Miles Edgeworth: 32 años. Fiscal que acaba de volver de un largo viaje por el extranjero. Viejo conocido del señor Wright y parece estar continuamente preocupado por Regal.
Regal Reed: 20 años. Fiscal, o más bien aprendiz de fiscal del señor Edgeworth. En mi opinión intenta ser una copia suya.
Kay Sunderly: 24 años. Misterioso agente que parece estar envuelto en todos los casos en los que trabaja el fiscal Reed.
Sienna Black: 21 años. Agente de policía que persigue continuamente a Sunderly y sueña con trabajar con Klavier Gavin.
Personajes primer caso
- Spoiler:
Cassandra Arrow: lengua de víbora. Mi cliente y acusada de asesinato. A veces estoy tentado a dejarla en la estacada.
Eugéne Redsteel: directivo del banco Redsteel. Asesinado en condiciones extrañas ante una cámara de vigilancia
Roderick Visaj: empleado respetado de Redsteel. Amigo íntimo de la víctima. Un tipo educado que parece querer ayudarnos en todo.
Walter Johnson: limpiaventanas del banco. Es un cotilla que parece enterarse de todo lo que pasa a su alrededor.
ÍNDICE DE CAPÍTULOS
- Spoiler:
- Capítulo 1
-Sr. Lawright, venga aquí un momento
Levanté la vista, preguntando al aire si ese Lawright al que se refería el jefe era yo. Mi compañero asintió desde su cómoda posición en el sofá. Luego sonrió con sorna, como si hubiese algo muy divertido en aquella acta del juicio que leía casi con pasión.
Mientras suspiraba, arrastré la silla para incorporarme y averiguar qué quería el señor Grossberg. Francamente, entonces no me diferenciaba mucho de un simple recadero, a veces me preguntaba de qué servía mi carrera. Había ganado un único juicio contra Winston Payne y no había habido más encargos, sólo pasearme por la ciudad, encargándome de los trabajitos del jefe.
-¿Dante?
Mi compañero, Xander, me miró unos instantes, intentando comprender por qué me había quedado mirando un jarrón con tanta ansiedad. Me disulpé con una tonta sonrisa, yendo a la sala principal.
Hola, mi nombre es Dante Lawright y soy abogado defensor. Os voy a contar una parte de mi vida y como crecí hasta convertirme n el gran abogado que soy ahora (*cof* cuantas mentiras se pueden decir en una presentación *cof*). Por aquel entonces tenía yo 22 años y trabajaba en el bufete Grossberg, aunque realmente yo, precisamente, no ejercía la profesión. Todos los encargos iban para Xander Redsteel, entonces con 30 años encima de su espalda e indudablemente con más experiencia que yo.
-¡EJEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEM!
Ah, mi jefe, Marvin Grossberg. Tenía y sigue teniendo continuos problema con las hemorroides. Me pregunto por qué no se opera… ¿Fobia a los quirófanos?
En fin, será mejor que deje las presentaciones y avance algo con la historia:
-Dante Lawright presente, señor –sonreí de la mejor manera posible, intentando no parecer preocupado-. ¿Tengo trabajo?
Necesitaba salir de allí e ir a un juicio, aunque fuese por acompañar a Xander… Tenía la sensación de que algún día acabaría defendiendo al aire acondicionado.
Fue una pena que el sr Grossberg no captase mis miradas suplicantes y que me respondiese a mi petición de trabajo con una bolsa gigantesca y una nota. Aquello me sentó como un jarro de agua fría… ¿no era demasiado bajo hacerle la compra?
Afortunadamente, no era nada de eso. En el papel venía adjunta una dirección.
Vamos, otro encargo para el gran Lawright…
-¿Dónde tengo que ir esta vez, señor? –me flaqueaban las fuerzas lo suficiente como para solo poder sisear suavemente aquella respuesta.
-A una agencia de talentos. Va a llevarle la bolsa a un conocido mío. Seguro que le gustará el regalo
Desde luego, fuese lo que fuese, era grande y pesado. Tendría que llevarlo sobre la espalda, cruzando toda la ciudad en pie: mis ingresos no podían permitirse un taxi.
-Y quiero que vuelvas pronto al bufete. Tienes que quedarte a coger los encargos.
-¿QUÉ? –grité, exaltado-. Digo…señor, creía que podría ir con…
-Otra vez irá con Redsteel. Hoy quiero comprobar algo en el juicio.
Así que nada. Me hice con el regalo al hombro y bajé las escaleras para llegar a la calle. La agencia de talentos estaba en la otra punta de la ciudad y debía darme prisa si quería llegar antes de la noche.
***
Tras hora y media de autobús (al final no tuve la fuerza suficiente como para cargarlo durante mucho tiempo), conseguí llegar al parque People, desde ahí quedaba mucho menos. Me senté en un banco, intentando orientarme con la dirección. La verdad era que nunca había estado por aquella parte de la ciudad. Mi apartamento y el bufete estaban relativamente cerca, así que no tenía la necesidad de ir por allí.
-Será mejor ponerse en marcha –me dije a mí mismo, atrayendo la mirada de los que paseaban cerca de mí. Los comprendía. Yo también miraría si viese a un tipo trajeado llevando algo enorme sobre la espalda al estilo de papá Noel..
-¿Quieres ayuda?
Me giré, viendo a un hombre hablando por teléfono (increíble que lo hiciese a diez centímetros del móvil) y que me observaba. Bueno, a mí, al regalo y a mi insignia de letrado.
Parpadeé, la cara de ese tipo mal afeitado y vestido de chándal me recordaba a alguien que tenía en la punta de la lengua.
-Toma –me lanzó el móvil, cogiendo él el paquete-, habla tú, abogado, a cambio me encargaré de esto.
Eh, ¿vale? ¿y yo que decía ahora? Me llevé el teléfono a la oreja, acercándome al desconocido, quien ya se había adelantado unos metros.
-¿S-sí? Soy Dante Lawright
-¿Lawright? ¿Disculpa? ¡Yo estaba hablando con el señor Wright porque busco un abogado! ¿Tú eres un abogado? ¿No, verdad? ¡Pues ponme con…!
-Yo sí soy abogado –la corté. Aquella mujer hablaba tanto que me costaba seguirla, de hecho, sólo había entendido las preguntas sarcásticas del final.
-…Ahora lo comprendo –aquel tono de voz hizo que se me erizase el vello de la nuca-. ¡Tú eres uno de los chicos de Wright!
-E-en realidad, yo…
-¡Muy bien, confío en que tu jefe te explicará el caso!¡Si necesitas algo, estoy en el centro de detención!
Y me colgó.
Miré al hombre, intentando explicarle que debía de haber un error y que llamase a la mujer para explicárselo. No podía aceptar casos de esa manera, sobretodo si mis clientes pensaban que era alguien que no era.
Por otro lado, seguía mirando a aquel tipo. Me resultaba incordiosamente familiar. Me dirigió una sonrisa, guardándose el móvil en el bolsillo.
-Por tu cara adivino que Cassandra Arrow te ha contratado… Por cierto, no me he presentado. Soy Phoenix Wright, es un placerte conocerte, Dante.
- Spoiler:
- Capítulo 2
Phoenix Wright. La leyenda. El motivo por el que me hice abogado. Allí estaba, frente a mí, intentando calentar algo de agua en el fuego de su antiguo bufete, ahora, decorado con múltiples accesorios para hacer magia.
El regalo del señor Grossberg descansaba en el sofá, a mi lado. Había resultado ser la copia de un cuadro que teníamos en el bufete: “El pescador”. No supe muy bien el motivo, pero al señor Wright le brillaron los ojos con nostalgia al verlo.
-Siento el desastre, pero mi hija se ha ido a una Confederación de Magia y se ha llevado a Justice, así que no me preocupo por la limpieza –se rió, dejándome en las manos una taza de líquido transparente.
El señor Wright se había olvidado de los sobres de té y me había dado agua caliente para beber. Aquello era un olvido estúpido incluso para mí. De todas formas le di un sorbo. Azúcar. Agua caliente con azúcar.
Lo dejé en la mesa, mirando al señor Wright, quien se sentaba en una silla plegable mientras se quitaba su gorro azul del pelo.
-¿Sabes que has venido a hacer aquí?
-Claro, a traerle el regalo del señor Grossberg –contesté, orgulloso por conseguirlo.
La cara de Phoenix Wright me dio a entender que mi respuesta había resultado ser errónea. Si no eso no era, no tenía ni idea de qué hacía yo allí tomando agua caliente con mi ídolo.
-Te he explicado que Apollo Justice ha acompañado a mi hija a un viaje, así que nos hemos quedado sin un abogado cuando la Agencia comenzaba a recibir encargos de formsa casi semanal. Y bueno, Marvin Grossberg me ha prestado a uno de sus abogados, esperando que gane confianza y experiencia y que yo pague mis facturas.
Parpadeé, escéptico, esperando que el señor Wright continuase. Me sentía tan confuso que no podía entender lo que había dicho. ¿Dónde entraba yo en el plan de esos dos? Bebía un sorbo, pensando. No tenía sentido a no ser que…
Me atraganté al comprenderlo todo de golpe. Me froté los ojos para quitarme las lágrimas que había provocado con la tos.
-¿Yo soy… ese abogado? –pregunté de forma ahogada, volviendo a toser ruidosamente.
Phoenix Wright asintió, frotándose el pelo despeinado de forma despreocupada. Parecía que se esperaba aquella reacción. Suspiré, aún confuso, no entendía ni al señor Wright ni al señor Grossberg.
-Supongo que sabrás lo que eso significa –me dijo, mirando a un punto indefinido-. Tienes trabajo, Dante y debes salir ya, la hora de visitas terminará pronto.
Me levanté, pidiéndole al señor Wright usar su teléfono, tenía que llamar urgentemente para que me echasen una mano y que me explicasen cómo debía actuar. ¡Era un negado para interpretar pruebas!
Marqué el número de Xander, el móvil, quería asegurarme de que lo cogía. Las situaciones desesperadas requerían de medidas desesperadas.
Tras un par de segundos, oí como alguien descolgaba.
-Xander, ¿eres tú?
-…Al habla, ¿con quién hablo?
Fruncí el ceño, extrañado. Ese tono tan desanimado y sin aliento, no me parecía propio de Xander, por eso me desconcerté y me quedé en silencio. Me preocupaba, ¿había pasado algo en el juicio que tenía aquel día? ¿Habría perdido? Para mí eso era imposible, Xander era alguien que vivía para sus clientes…
Por eso supe que realmente había sido derrotado y comprendí como debía de sentirse.
-Soy Dante, ¿qué ha pasado? –sí, ése era y sigo siendo yo, tan sutil como una apisonadora.
Xander se quedó callado, por el sonido de tanta gente deduje que estaba saliendo del tribunal. Miré mi reloj, había sido un juicio bastante largo.
-Supongo que… era culpable…
Chasqué la lengua. No. El cliente de mi compañero no era culpable, yo lo sabía, él lo sabía, pero el juez no.
-En fin, Lawright, ¿qué ocurre?
-Eh, sí. Verás, no sé si el feje te dijo algo, pero…
Le conté lo que había pasado mientras él me escuchaba en completo silencio. Siempre había admirado esa faceta suya. Me dijo que me dirigiese al centro de detención que me indicase el señor Wright y que se reuniría conmigo, que podía contar con él.
Colgué, mirando de reojo al ex -abogado, quien me observaba con curiosidad.
-¿Quién es Xander?
-U-un amigo, un compañero del bufete: Xander Redsteel.
El rostro del señor Wright se ensombreció mientras se colocaba su gorro, luego, esbozó una siniestra sonrisa.
-¿Redsteel? Ahora sé por qué te envió a ti… -me miró mientras yo trataba de tartamudear una pregunta-. Abajo está aparcada mi bicicleta, cógela si quieres.
*****
El centro de detención estaba relativamente cerca, es decir, en distancia perfectamente, pero la bicicleta del señor Wright no colaboró y optó por salirse la rueda trasera. Tuve que cargarla todo el camino.
La dejé en la entrada, a cargo de un policía que comenzó a reírse nada más verme y entré al ver aparcado el coche de Xander, ya había llegado. Como siempre, había sido puntual.
Lo encontré apoyado junto a una máquina de café, parecía concentrado en el vaso de plástico, aunque realmente estuviese pensando. Lo conocía lo suficiente como para saber que estaba repasando mentalmente cada una de las pruebas del juicio que acababa de perder.
-¡Xander! –levanté la mano para que me viese
Él levantó la cabeza, clavando sus ojos grises en mi cara, luego sonrió, tirando el café (incluyendo el contenido aún sin acabar) a la papelera más cercana.
-Dante Lawright –me colocó el dedo índice en el pecho-. Llegas tarde
-Lo sé –sonreí-, ha sido la…
-¿Y qué pasaría si ni pudieses hablar con tu cliente porque has llegado tarde?
Le miré un rato, extrañado. ¿Y ese comportamiento? ¿Acaso se creía mi profesor de carrera?
-Pues si está cerrado, me voy, seguro que hay pruebas que buscar
Xander se llevó la mano a la cabeza, aparentemente desesperado y me miró con el ceño fruncido. Tragué saliva, sin entender porqué estaba tan enfadado.
-En éste caso no tienes ni idea qué ha pasado, ¿se puede saber a dónde pensabas ir? –me explicó, entornando los ojos-. Además. Es esencial hablar con los clientes
Le miré, frunciendo el ceño. Luego ladeé la cabeza, asintiendo. Sí, Xander tenía razón (cómo no), aparte del nombre de la mujer histérica, no tenía nada. Sonreía, frotándome la cabeza mientras mi compañero me observaba con seriedad. Finalmente, suspiró.
-Anda, hazme el favor y dame el nombre del cliente…
Por un momento me quedé completamente en blanco, únicamente recordando los berridos que me había dado por teléfono. Me costó acordarme de la voz del sr. Wright diciéndome el nombre.
-Cassandra Arrow –conseguí articular, orgulloso.
Xander asintió, acercándose a un policía e intentando convencerle de que sacase a la mujer de su celda. Le observé con admiración, mientras el agente se debatía entre su deber y la determinación de mi compañero. Realmente, era increíble la manera en la que introducía la incertidumbre y se ganaba la confianza de los demás. Seguramente le sería muy útil aquella habilidad en los juicios. Ojalá yo fuese así.
-Lawright, acompáñame –sonrió Xander, complacido-, el sr. Agente nos va a dejar pasar
¿El sr. Agente? Al acercarme, pude comprobar que se trataba de un hombre escuálido y de cara alargada que nos observaba con unos ojos pequeños llenos de terror y valentía. Era difícil de explicar. Ante mis ojos, le vi sacar un megáfono y gritar a todo pulmón:
-¡¡NO HAY DE QUÉEE!!
Me tapé los oídos con fuerza, sin estar preparado ante aquel ataque a mis tímpanos. Xander, en cambio, cerró los ojos y continuó sonriendo. ¿Cómo podía soportar? ¡Qué chillido tan espantoso!
Aquel policía nos condujo a una sala cortada en dos por un grueso cristal y una mesa. Ahí tendría hablar con mi cliente… Pues adelante…
-Por favor, ¿podría llamar a la señorita Cassandra Arrow? –pidió Xander, mientras yo continuaba recorriendo la habitación-. Y por favor, apague el megáfono
-¡Claro, inmediatamente, señor!
Diez minutos después, ante mí se encontraba una mujer joven y completamente trajeada que me mirada con extrañeza. Al aparecer mi compañero detrás mía, ela se echó hacia delante y decidió mirarle a él.
-¿Usted es el abogado al que ha enviado Phoenix Wright?
Xander sonrió de medio lado, saludándola sin decir ninguna palabra. Luego, me señaló, aclarándose la garganta.
-Soy abogado, pero el encargado de su defensa es éste chico
Cassandra entonces decidió observarme, sintiendo yo la decepción en sus ojos. Resoplé, pensando para mis adentros que las cosas no empezaban, para nada, bien.
- Spoiler:
- Capítulo 3
Me pasé diez minutos en silencio, siendo estudiado por la mirada color café de Cassandra Arrow. De vez en cuando soltaba un suspiro de decepción.
-¿Tú eres Lorry?
-Lawright
-El abogado –replicó ella con rapidez, tanta como una serpiente.
Sentí ganas de romper el cristal con la silla y estrangularla con mis propias manos. Xander me miró de reojo, recordándome quien era el cliente y cómo debía comportarme delante de él.
-Sí, yo soy el abogado –sonreí, de manera glacial
Apartó la mirada de mi cara, fijándola en mi acompañante.
-¿Y usted? –preguntó, agradablemente. Claramente, yo no le gustaba.
-Xander, ayudante del sr. Lawright –sonrió mientras me quedaba atónito: ¿señor Lawright? Al verme extrañado, guiñó un ojo de forma imperceptible, diciéndome que todo estaba bien.
-¿No había dicho que era abogado?
-Oh, no. Debió entenderme mal. Soy ayudante de abogado –explicó
Cassandra frunció los labios, sin convencerse del todo. A decir verdad, a mí tampoco me convencía aquel numerito del ayudante. Ni tampoco lo entendía.
-Tal vez debería comentarnos algo referente al caso –rompió el silencio, viendo que ni yo ni mi cliente sabíamos bien qué decir.
-Venga –dije, lleno de entusiasmo- ¿qué hace ahí dentro?
Mi cliente se incomodó con la simple idea y se revolvió en su asiento, preocupada. Mi sexto sentido de letrado me decía que debía de haber sido algo muy gordo.
-La policía cree que he asesinado a mi jefe
Un punto para mí. Asesinato.
-Y supongo que es inocente…
-¡Por supuesto! –exclamó, golpeando la mesa con dureza- ¡Ni se te ocurra pensar que yo le maté!
Me eché hacia atrás, intentando recuperar mi capacidad auditiva. Bueno, había conseguido algo: la palabra de mi cliente, con eso podría empezar a trabajar.
-¡Jum, claro! ¿Qué clase de abogado duda d la inocencia de su cliente?
Intenté reprimirme la idea que me asaltó a la cabeza: “Uno que cree que va a defender a la novia de Satán”. Lo conseguí mordiéndome la lengua con fuerza. Estaba empezando a querer que la metiesen en prisión.
-Disculpe al señor Lawright, por favor… -murmuró Xander, dejando un leve tono de tristeza en su voz.
Aquello suavizó el carácter de Cassandra, quien sonrió, embelesada por los ojos de mi compañero. Empecé a creer que la persona del abogado, osease yo, sobraba de allí.
-¿Podría explicarse mejor? –pregunté, únicamente por conseguir que dejasen de mirarse. Siendo yo el protagonista, no podían ignorarme de aquella manera tan descarada.
-¿Cómo que mejor, abogado? –replicó, enarcando una ceja por incredulidad.
-Pues eso, sólo me ha dicho que asesinó a su jefe…
-¡YO-NO-LO-HICE! –chilló
Xander tamborileó momentáneamente con los dedos en la mesa, indicándome que no siguiera por ahí. Como si no me hubiese dado cuenta, “ayudante”.
-Vale… entonces explíquenos qué pasó
Cassandra frunció los labios, decidiendo que debía hablar conmigo si quería salir de allí.
-Está bien, puede tomar nota si quiere –comentó en murmullos. Yo, me acerqué más al cristal-. Trabajo en el banco Redsteel, como secretaria del presidente. Es un buen trabajo, pagan bien, o pagaban, porque seguroque después de todo esto…
Sí, seguramente estaría despedida. Yo lo hubiese hecho incluso del asesinato.
-Ésta mañana encontraron el cuerpo del presidente en su despacho y nada más llegar yo, la policía me arrestó.
-¿Sin explicaciones?
-No –me contestó-, sólo que el presidente Redsteel había sido asesinado. Me trajeron directamente aquí
-Vaya… ¿qué te parece, Xander?
Me giré en la silla, asombrándome al verle pálido y falto de aire. Miraba al suelo, aunque realmente, por la expresión de su cara, no lo hiciera. Temí que se hubiese muerto de pie, por eso lo zarandeé tirándole de la chaqueta.
Tardó unos minutos en reaccionar.
-M-me voy al coche. Tenemos que irnos a la escena del crimen cuanto antes
Y se marchó, dejándome a solas con la cliente. Ésta se encogió de hombros, ladeando la cabeza lentamente.
-¿Su ayudante es siempre así?
-Qué va… suele ser bastante claro…
No conseguí sonsacarle mucho más a Cassandra (parecía tan o más perdida que yo), así que decidí que era el momento de ir a buscar pruebas. También quería comprobar si Xander se había recuperado.
Lo encontré en el asiento de copiloto, echado hacia atrás y con los ojos cerrados. Abrí la puerta del coche, diciéndole que ya podíamos irnos.
Entreabrió un ojo, enrojecido. Luego volvió a cerrarlo, tardando un rato en responder. Inspiró con fuerza antes de susurrar:
-¿Te importa conducir?
-¿Cómo dices?
Se frotó los ojos aún cerrados y me sonrió con levedad, como si no tuviese fuerzas suficientes.
-Tienes el carné aunque no lo uses… Estrénate
Cogí las llaves sin estar muy convencido. Luego, monté los restos de las bicicleta del señor Wright en el maletero. Fue como jugar al tetris.
Me senté en el asiento de piloto, arrancando. El rugido del BMV me animó a interrogar a mi compañero sobre su extraño comportamiento. Mi amigo me miró, con sus ojos grises completamente enrojecidos.
-Eugène Redsteel es el nombre de mi padre… y el de la víctima de tu caso.
- Spoiler:
- Capítulo 4
La noticia hizo que quitase el pie del embrague demasiado pronto, consiguiendo que el coche se parase en seco con brusquedad, en el centro de la avenida.
-¡Es verdad, el apellido! –golpeé el volante, furioso por no haberme dado cuenta. ¿Cómo un abogado puede dejar pasar esos detalles? Intentando contener mi frustración, miré a Xander, pidiendo más información aún sabiendo lo mal que lo debía de estar pasando.
Xander se frotó los ojos. Luego extendió la mano, haciendo gesto de responder más tarde:
-Estás creando un atasco… -susurró, arrastrando las palabras-… arranca de nuevo y te lo explicaré según pueda.
Miró hacia la ventanilla, respirando entrecortadamente mientras yo giraba la llave. Aún mje comía por dentro aquel fallo. Tan obvio…tenía que haber preguntado si eran parientes al haber oído el apellido. No podía pensar con claridad. Me imaginaba llegar al juicio con la mente completamente en blanco, sin ninguna prueba a favor de Cassandra Arrow. Tuve ganas de gritar.
-Pon el intermitente y gira a la izquierda –murmuró mi acompañante-. Ahí están las señalizaciones del Claymore, el banco Redsteel está frente a él
Después de aquello, se produjo otro silencio provocando por mi cabezonería eogísta y la desesperanza lógica de Xander. Ninguno de los dos: por mi parte, yo intentaba estar atento al volante.
Un pensamiento fugaz cruzó por mi mente.
-¿Cómo… no han contactado contigo? La policía…
Xander tardó en contestar, cotinuaba mirando el paisaje urbano a través de la ventana.
-Es fácil responder… mi padre y yo… cortamos nuestra relación hace algún tiempo. Habrá dejado bien claro y en orden los suficientes informes y firmas para que tengamos de parentesco tanto como tú y yo.
Tuve de ganas de mirarle a la cara para saber si bromeaba, luego pensé que en su estado tendría ganas de todo menos de bromas.
-Un padre nunca haría eso… ¿se puede saber qué hiciste?
Mi acompañante sonrió de forma mortecina, parecía hundido en un mar de recuerdos. ¿Estaría bien involucrarlo en todo aquello?
-¿Qué hice? Seguir mi camino, lo que yo creía conveniente. Frena, hemos llegado
Xander salió por la puerta antes de que yo pudiese replicar y preguntarle qué había querido decir con aquello. Intentaba entender como se sentía, de verdad, pero eso no tenía por qué llevarme a creer que estaba hablando con una pared.
Tras conseguir aparcar, abrí la puerta, viendo los edficios más grandes que nunca antes había observado. Uno enfrente de otro, idénticos excepto por los logotipos gigantes que se encontraban incrustados en la estructura, uno de ellos, un triángulo rojo sangre sobre un fondo negro, el otro, de trataba de un triángulo invertido, azul sobre un marco blanco. Pude leer Redsteel y Claymore respectivamente.
-Los bancos más importantes de la ciudad… los suelen llamar los edificios gemelos –me explicó Xander al verme tan interesado-. Vamos, quiero enterarme de lo que ha pasado…
-A la orden –murmuré, subiendo las escaleras del principio energéticamente y consiguiendo hacer que mi amigo sonriese. Bueno, ya había conseguido algo.
Fue fácil encontrar la escena del asesinato, con un cordón policial y una muchedumbre ávida de cotilleos… Cualquiera lo sabría…
-Por favor, quiten… Tengo que pasar… -gruñí, avanzando en zigzag y a empujones. Necesitaría una bomba para apartarlos a todos, ni que hubiera un espectáculo.
-Vamos a ver, chaval, ¿ves esto? ¡No se puede pasar!
Recibí un empujón que me derribó y caí obre Xander. ¿Quién había sido? Abrí los ojos, viendo a un hombre al otro lado de la cinta amarilla que me miraba fijamente mientras que los otros policías andaban de un lado para otro, intentando disolver a la multitud.
-Ábrete, estamos ocupados –dijo, hundiendo las manos en los bolsillos de sus vaqueros.
-¿Qué te crees? ¡Yo también! –grité, por miedo a que no me oyese con todo aquel ruido
Aquel tipo sonrió de medio lado, indicándome con el dedo índice que me acercase. Obedecí, por fin alguien que cooperaba.
Repentinamente, me cogió por la corbata del traje, casi estrangulándome y me atrajo hacia él con dureza, dejando a escasos milímetros mi cara de la suya.
-¡¡A MÍ NADIE ME GRITA!!
Me quedé tan impresionado que no pude responder como me habría gustado sino que permanecí en silencio murmurando: “vale…”
-Pero, ¿podría dejarme pasar, bueno, dejarnos pasar? –pedí, lo más educadamente que había hablado nunca-. Soy el abogado de la acusada, ya sabe…
-¡Ah! ¡Usted es el defensor! Mejor te tuteo, perdona tío, tengo un día malo, están todos los empleados intentando entrar para echar un ojo y, de verdad, me pongo enfermo
<Pues qué bien>
-Venga, pasa por debajo, ¿tú también vas con él? Pasa, pasa, total, no creo que podáis entrar…
-¿Por qué no? –preguntó Xander, extrañado
El hombre nos miró, riéndose a carcajada limpia. Luego señaló a la sala que protegí y sin explicarnos nada más comenzó a apartar gente gritando y pegando patadas. La comunicación pacífica me encantaba…
Xander le observó un momento con atención mientras yo entraba y me echaba a un lado, comprobando a qué se refería el “superagente”.
-¡Vamos, no tiene por qué ponerse así, amiga!
-¿Cómo quiere que me ponga? ¡Ésta mañana el caso pertenecía al fiscal Gavin y YO era la inspectora!
-¡A mí no me mire, amiga, el señor Edgeworth me mandó aquí y le he dado lo que me dijo! Supuestamente todo está bien…
La mujer se enfureció aún más, lanzándole puñados de bocaditos de una bolsa al tipo enorme con un abrigo andrajoso.
-¡El sr Edgeworth no sería capaz de hacer… algo así! –gritó, fuera de si
Golpeando el suelo con el pie, cogió su bolso y salió dando zancadas, recibiendo yo un último empujón que me aprisionó contra la pared.
- Spoiler:
- Capítulo 5
El hombre del abrigo andrajoso se pasó unos minutos pensativo, enarcando cada una de sus cejas alternativamente. Ojalá hubiese tenido una cámara cerca, fue un espectáculo digno de grabarse. Me pegué a la pared, viéndole murmurar: “Edgiwerz, Edgiwerz” (o algo así) una y otra vez.
Intenté carraspear para que me viese, pero la mano de Xander me tapó la boca diciéndome sin palabras que me callase. Le miré, pidiendo una explicación.
-Mejor pasar desapercibido, no vaya a ser que te eche
-¿Y por qué iba a echarme? –susurré, quitándome su mano de encima- ¡Ése de ahí nos ha dejado pasar!
De repente, entre nosotros, apareció la cabeza rubia del agente de antes, con los ojos abiertos de par en par. Lo miré con miedo, ¿de dónde había salido?
-Verás, defensor, a mí no me importa por donde te muevas –dijo, imitándonos al hablar en voz baja-… Porque no soy poli…
Sonrió de manera siniestra mientras se apartaba de nosotros. ¿No era policía? Entonces, ¿qué hacía dentro de la escena del crimen echando a patadas a todo aquel que estuviese en su punto de mira? Xander no parecía asombrado, sólo miraba con expectación la cinta blanca que indicaba el lugar donde se había hallado el cadáver.
-¡Viejo Gummy, me alegra verte! –exclamó el “no-poli”, dándole con el puño en el hombro-. Sinceramente, esperaba que la inspectora Skye ganase la guerrilla
Levantó la cabeza, rascándosela con fuerza. Luego, inspiró, sonriendo:
-¡Nadie puede parar al inspector Dick Gumshoe! ¡Jo,jo, JO!
“¿Jo,jo,jo?”, repetí en mi cabeza, entrecerrando los ojos y esbozando una mueca desconcertante. Entonces me vio y me señaló con un dedo, agitando el brazo de arriba abajo.
-¡Eh, amigo, no puede estar aquí! ¡Lo civiles no pueden…!
-¿Y él? –inquirí, señalando con la cabeza al rubio de su lado-. Me ha dicho que no es un policía, así que…
-¡Kay Sunderly es un agente! –retrocedí un poco por aquel grito estridente, luego, le vi golpeando con todas sus fuerzas la espalda de su acompañante-. ¿A qué tengo razón?
-Esto…sep –contestó, rascándose la nuca
Ya les valía. ¿En qué quedaba el asunto: era de la policía o no?
-¡Pues yo tampoco soy un civil normal! –grité, orgulloso- ¡Yo soy un abogado!
-¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEE?
Eso sí que fue una excelente reacción. Por fin alguien que reconocía la grandeza de mi persona.
De repente, Dick Gumshoe me cogió del brazo, arrastrándome hacia la puerta. Aquello me pilló desprevenido así que solo me resistí cuando intentó echarme. Me agarré a la esquina con las piernas y con las manos, negándome a salir.
-¿Qué hace?
-¡Ja, amigo! ¡Usted no puede estar aquí, amigo, no parará de cotillear y meterse en la investigación! ¡ESO HARÁ QUE EL SEÑOR EDGEWORTH ME BAJE EL SUELDO Y…!
-Vamos, Gummy si trabajas prácticamente gratis…
Al volver a murmura conseguí soltarme, escabulléndome dentro de la sala. Xander iba a su ritmo, había comenzado a ojear el trabajo de los forenses. ¿Quién se suponía que era el abogado del caso?
-Qué fácil de deprimir es el viejo Gummy, sobretodo si sacamos el tema del fiscal –murmuró Kay, enarcando una ceja
-¿Fiscal?
Callé un momento, pensando que acabaría ganando con cuanta más información mejor. Y eso incluía al fiscal del caso.
-Oye, ¿tú sabes quien es…?
-Claro que lo sé –me cortó, encogiéndose de hombros Tranquilo, superagente, normalmente uno pregunta algo y el otro responde y no al revés.
-¿E-el fiscal?
-Te he dicho que sí, defensor… Después de todo, trabajo para él, ¿no?
Así que era policía después de todo: estaba bajo las órdenes de la oficina del fiscal. Que bromita la de antes…
-¿Y quién es?
-Puuf, con lo crudo que te veo es alguien que se hará un felpudo contigo
-¿u-uh? –aquello no era lo que precisamente me había esperado
-A eso me refiero –rió, señalándome con el dedo-. Como no te prepares, ese niño pijo te va a dar por todos lados
Me froté la cabeza. No supe muy bien por qué, pero aquello no me pillaba por sorpresa. En el fondo, me había imaginado todo lo que me aababa de decir Kay.
Incluso llegué a pensar que debía volver con Cassandra y decirle que, por su propio bien contratase a otro para su defensa. Suspiré, sonriendo de medio lado: aquellos pensamientos no eran propios de mí.
Después de todo, aunque no estuviese seguro de poder, debía conseguirlo.
-Toma –me tendió un sobre que había encima de una silla-, puede que tengas pocas oportunidades, pero será mejor que vayas con una mínima idea…
-¿Y esto?
-El informe de la autopsia de la víctima, ¿nunca has visto uno o qué?
Me pareció ridículo decirle que había visto un único informe de un caso y había sido con el señor Grossberg, para aprendérmelo de memoria.
Lo abrí cuidadosamente, leyendo por encima lo que ponía:
·Nombre de la víctima
Eugène Redsteel (57 años), varón.
·Hora estimada de la muerte
12 noche – 1 madrugada
·Causa de la muerte
Golpe con objeto contundente. Muerte instantánea
-Vaya… ¿con qué se asestó el golpe definitivo?
-Lo siento, pero sólo te puedo pasar eso, recuerda quien soy…
-¡AGENTE SUNDERLY!
De repente, tuve delante a una mujer de pelo corto que miraba a Kay con ganas de estrangularlo. Señaló a la puerta, desesperada.
-¿La que ha salido ha sido Ema Skye?
-Sep –se frotó la nariz despreocupadamente-.
-¡Entonces el fiscal Gavin tiene que estar cerca! –chilló, agarrándole por la solapa de la chaqueta. Kay me miró, cpasando un poco.
-Es posible, pero ya se habrá ido, el caso está en manos del viejo Gummy
-¡NO! ¡NO ES JUSTO! –le zarandeó- ¡Pensé que iba a trabajar con él…! –lloriqueó- ¡VAMOS, TENEMOS QUE ENCONTRARLE!
-¿…tenemos?
No tuvo tiempo de replicar ya que la chica se lo llevó a rastras. Ahí se iba mi contacto con el caso. Suspiré, mirando a la cantidad de forenses que seguramente no dejarían que moviese un músculo. ¿Y Xander? Hablaba con “el viejo Gummy”, mientras el inspector sonreía. Abracé el sobre, apretando los dientes. Comprendí que lo de investigar, se había acabado.
Última edición por Regal Reed el Vie Feb 19, 2010 10:51 pm, editado 11 veces
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
O.O!!
Los as echo tu!!! K currrados!!! Espero k la historia este tan bien como los
personajes XD
Los as echo tu!!! K currrados!!! Espero k la historia este tan bien como los
personajes XD
Nanako Fey- Abogado de confianza (Clan Abogados)
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Sí, están hechos con paint y dan efectos raros como el de Walter xD, algunos los son otros hechos modificados jeje. Los capítulos son cortos, pero espero que te gusten Nanako ^^
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Regal estan muy currados :D
Esta hisoria pinta genial, tengo ganas de leer el 1º capitulo :P
Esta hisoria pinta genial, tengo ganas de leer el 1º capitulo :P
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Capítulo 1
-Sr. Lawright, venga aquí un momento
Levanté la vista, preguntando al aire si ese Lawright al que se refería el jefe era yo. Mi compañero asintió desde su cómoda posición en el sofá. Luego sonrió con sorna, como si hubiese algo muy divertido en aquella acta del juicio que leía casi con pasión.
Mientras suspiraba, arrastré la silla para incorporarme y averiguar qué quería el señor Grossberg. Francamente, entonces no me diferenciaba mucho de un simple recadero, a veces me preguntaba de qué servía mi carrera. Había ganado un único juicio contra Winston Payne y no había habido más encargos, sólo pasearme por la ciudad, encargándome de los trabajitos del jefe.
-¿Dante?
Mi compañero, Xander, me miró unos instantes, intentando comprender por qué me había quedado mirando un jarrón con tanta ansiedad. Me disulpé con una tonta sonrisa, yendo a la sala principal.
Hola, mi nombre es Dante Lawright y soy abogado defensor. Os voy a contar una parte de mi vida y como crecí hasta convertirme n el gran abogado que soy ahora (*cof* cuantas mentiras se pueden decir en una presentación *cof*). Por aquel entonces tenía yo 22 años y trabajaba en el bufete Grossberg, aunque realmente yo, precisamente, no ejercía la profesión. Todos los encargos iban para Xander Redsteel, entonces con 30 años encima de su espalda e indudablemente con más experiencia que yo.
-¡EJEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEM!
Ah, mi jefe, Marvin Grossberg. Tenía y sigue teniendo continuos problema con las hemorroides. Me pregunto por qué no se opera… ¿Fobia a los quirófanos?
En fin, será mejor que deje las presentaciones y avance algo con la historia:
-Dante Lawright presente, señor –sonreí de la mejor manera posible, intentando no parecer preocupado-. ¿Tengo trabajo?
Necesitaba salir de allí e ir a un juicio, aunque fuese por acompañar a Xander… Tenía la sensación de que algún día acabaría defendiendo al aire acondicionado.
Fue una pena que el sr Grossberg no captase mis miradas suplicantes y que me respondiese a mi petición de trabajo con una bolsa gigantesca y una nota. Aquello me sentó como un jarro de agua fría… ¿no era demasiado bajo hacerle la compra?
Afortunadamente, no era nada de eso. En el papel venía adjunta una dirección.
Vamos, otro encargo para el gran Lawright…
-¿Dónde tengo que ir esta vez, señor? –me flaqueaban las fuerzas lo suficiente como para solo poder sisear suavemente aquella respuesta.
-A una agencia de talentos. Va a llevarle la bolsa a un conocido mío. Seguro que le gustará el regalo
Desde luego, fuese lo que fuese, era grande y pesado. Tendría que llevarlo sobre la espalda, cruzando toda la ciudad en pie: mis ingresos no podían permitirse un taxi.
-Y quiero que vuelvas pronto al bufete. Tienes que quedarte a coger los encargos.
-¿QUÉ? –grité, exaltado-. Digo…señor, creía que podría ir con…
-Otra vez irá con Redsteel. Hoy quiero comprobar algo en el juicio.
Así que nada. Me hice con el regalo al hombro y bajé las escaleras para llegar a la calle. La agencia de talentos estaba en la otra punta de la ciudad y debía darme prisa si quería llegar antes de la noche.
***
Tras hora y media de autobús (al final no tuve la fuerza suficiente como para cargarlo durante mucho tiempo), conseguí llegar al parque People, desde ahí quedaba mucho menos. Me senté en un banco, intentando orientarme con la dirección. La verdad era que nunca había estado por aquella parte de la ciudad. Mi apartamento y el bufete estaban relativamente cerca, así que no tenía la necesidad de ir por allí.
-Será mejor ponerse en marcha –me dije a mí mismo, atrayendo la mirada de los que paseaban cerca de mí. Los comprendía. Yo también miraría si viese a un tipo trajeado llevando algo enorme sobre la espalda al estilo de papá Noel..
-¿Quieres ayuda?
Me giré, viendo a un hombre hablando por teléfono (increíble que lo hiciese a diez centímetros del móvil) y que me observaba. Bueno, a mí, al regalo y a mi insignia de letrado.
Parpadeé, la cara de ese tipo mal afeitado y vestido de chándal me recordaba a alguien que tenía en la punta de la lengua.
-Toma –me lanzó el móvil, cogiendo él el paquete-, habla tú, abogado, a cambio me encargaré de esto.
Eh, ¿vale? ¿y yo que decía ahora? Me llevé el teléfono a la oreja, acercándome al desconocido, quien ya se había adelantado unos metros.
-¿S-sí? Soy Dante Lawright
-¿Lawright? ¿Disculpa? ¡Yo estaba hablando con el señor Wright porque busco un abogado! ¿Tú eres un abogado? ¿No, verdad? ¡Pues ponme con…!
-Yo sí soy abogado –la corté. Aquella mujer hablaba tanto que me costaba seguirla, de hecho, sólo había entendido las preguntas sarcásticas del final.
-…Ahora lo comprendo –aquel tono de voz hizo que se me erizase el vello de la nuca-. ¡Tú eres uno de los chicos de Wright!
-E-en realidad, yo…
-¡Muy bien, confío en que tu jefe te explicará el caso!¡Si necesitas algo, estoy en el centro de detención!
Y me colgó.
Miré al hombre, intentando explicarle que debía de haber un error y que llamase a la mujer para explicárselo. No podía aceptar casos de esa manera, sobretodo si mis clientes pensaban que era alguien que no era.
Por otro lado, seguía mirando a aquel tipo. Me resultaba incordiosamente familiar. Me dirigió una sonrisa, guardándose el móvil en el bolsillo.
-Por tu cara adivino que Cassandra Arrow te ha contratado… Por cierto, no me he presentado. Soy Phoenix Wright, es un placerte conocerte, Dante.
-Sr. Lawright, venga aquí un momento
Levanté la vista, preguntando al aire si ese Lawright al que se refería el jefe era yo. Mi compañero asintió desde su cómoda posición en el sofá. Luego sonrió con sorna, como si hubiese algo muy divertido en aquella acta del juicio que leía casi con pasión.
Mientras suspiraba, arrastré la silla para incorporarme y averiguar qué quería el señor Grossberg. Francamente, entonces no me diferenciaba mucho de un simple recadero, a veces me preguntaba de qué servía mi carrera. Había ganado un único juicio contra Winston Payne y no había habido más encargos, sólo pasearme por la ciudad, encargándome de los trabajitos del jefe.
-¿Dante?
Mi compañero, Xander, me miró unos instantes, intentando comprender por qué me había quedado mirando un jarrón con tanta ansiedad. Me disulpé con una tonta sonrisa, yendo a la sala principal.
Hola, mi nombre es Dante Lawright y soy abogado defensor. Os voy a contar una parte de mi vida y como crecí hasta convertirme n el gran abogado que soy ahora (*cof* cuantas mentiras se pueden decir en una presentación *cof*). Por aquel entonces tenía yo 22 años y trabajaba en el bufete Grossberg, aunque realmente yo, precisamente, no ejercía la profesión. Todos los encargos iban para Xander Redsteel, entonces con 30 años encima de su espalda e indudablemente con más experiencia que yo.
-¡EJEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEM!
Ah, mi jefe, Marvin Grossberg. Tenía y sigue teniendo continuos problema con las hemorroides. Me pregunto por qué no se opera… ¿Fobia a los quirófanos?
En fin, será mejor que deje las presentaciones y avance algo con la historia:
-Dante Lawright presente, señor –sonreí de la mejor manera posible, intentando no parecer preocupado-. ¿Tengo trabajo?
Necesitaba salir de allí e ir a un juicio, aunque fuese por acompañar a Xander… Tenía la sensación de que algún día acabaría defendiendo al aire acondicionado.
Fue una pena que el sr Grossberg no captase mis miradas suplicantes y que me respondiese a mi petición de trabajo con una bolsa gigantesca y una nota. Aquello me sentó como un jarro de agua fría… ¿no era demasiado bajo hacerle la compra?
Afortunadamente, no era nada de eso. En el papel venía adjunta una dirección.
Vamos, otro encargo para el gran Lawright…
-¿Dónde tengo que ir esta vez, señor? –me flaqueaban las fuerzas lo suficiente como para solo poder sisear suavemente aquella respuesta.
-A una agencia de talentos. Va a llevarle la bolsa a un conocido mío. Seguro que le gustará el regalo
Desde luego, fuese lo que fuese, era grande y pesado. Tendría que llevarlo sobre la espalda, cruzando toda la ciudad en pie: mis ingresos no podían permitirse un taxi.
-Y quiero que vuelvas pronto al bufete. Tienes que quedarte a coger los encargos.
-¿QUÉ? –grité, exaltado-. Digo…señor, creía que podría ir con…
-Otra vez irá con Redsteel. Hoy quiero comprobar algo en el juicio.
Así que nada. Me hice con el regalo al hombro y bajé las escaleras para llegar a la calle. La agencia de talentos estaba en la otra punta de la ciudad y debía darme prisa si quería llegar antes de la noche.
***
Tras hora y media de autobús (al final no tuve la fuerza suficiente como para cargarlo durante mucho tiempo), conseguí llegar al parque People, desde ahí quedaba mucho menos. Me senté en un banco, intentando orientarme con la dirección. La verdad era que nunca había estado por aquella parte de la ciudad. Mi apartamento y el bufete estaban relativamente cerca, así que no tenía la necesidad de ir por allí.
-Será mejor ponerse en marcha –me dije a mí mismo, atrayendo la mirada de los que paseaban cerca de mí. Los comprendía. Yo también miraría si viese a un tipo trajeado llevando algo enorme sobre la espalda al estilo de papá Noel..
-¿Quieres ayuda?
Me giré, viendo a un hombre hablando por teléfono (increíble que lo hiciese a diez centímetros del móvil) y que me observaba. Bueno, a mí, al regalo y a mi insignia de letrado.
Parpadeé, la cara de ese tipo mal afeitado y vestido de chándal me recordaba a alguien que tenía en la punta de la lengua.
-Toma –me lanzó el móvil, cogiendo él el paquete-, habla tú, abogado, a cambio me encargaré de esto.
Eh, ¿vale? ¿y yo que decía ahora? Me llevé el teléfono a la oreja, acercándome al desconocido, quien ya se había adelantado unos metros.
-¿S-sí? Soy Dante Lawright
-¿Lawright? ¿Disculpa? ¡Yo estaba hablando con el señor Wright porque busco un abogado! ¿Tú eres un abogado? ¿No, verdad? ¡Pues ponme con…!
-Yo sí soy abogado –la corté. Aquella mujer hablaba tanto que me costaba seguirla, de hecho, sólo había entendido las preguntas sarcásticas del final.
-…Ahora lo comprendo –aquel tono de voz hizo que se me erizase el vello de la nuca-. ¡Tú eres uno de los chicos de Wright!
-E-en realidad, yo…
-¡Muy bien, confío en que tu jefe te explicará el caso!¡Si necesitas algo, estoy en el centro de detención!
Y me colgó.
Miré al hombre, intentando explicarle que debía de haber un error y que llamase a la mujer para explicárselo. No podía aceptar casos de esa manera, sobretodo si mis clientes pensaban que era alguien que no era.
Por otro lado, seguía mirando a aquel tipo. Me resultaba incordiosamente familiar. Me dirigió una sonrisa, guardándose el móvil en el bolsillo.
-Por tu cara adivino que Cassandra Arrow te ha contratado… Por cierto, no me he presentado. Soy Phoenix Wright, es un placerte conocerte, Dante.
Última edición por Regal Reed el Vie Feb 19, 2010 10:51 pm, editado 1 vez
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Regal fantastico el capitulo! :D
Ha estado genial, tengo ganas de leer el siguiente capitulo. ^^
Ha estado genial, tengo ganas de leer el siguiente capitulo. ^^
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Me encantaaaa!!!
Me ha encantado tanto como los personajes, buen trabajoo!!
Me ha encantado tanto como los personajes, buen trabajoo!!
Nanako Fey- Abogado de confianza (Clan Abogados)
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Ha estado muy bien el capítulo, Regal ^^
Estaré esperando el siguiente! ^^
Estaré esperando el siguiente! ^^
Maya- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Capítulo 2
Phoenix Wright. La leyenda. El motivo por el que me hice abogado. Allí estaba, frente a mí, intentando calentar algo de agua en el fuego de su antiguo bufete, ahora, decorado con múltiples accesorios para hacer magia.
El regalo del señor Grossberg descansaba en el sofá, a mi lado. Había resultado ser la copia de un cuadro que teníamos en el bufete: “El pescador”. No supe muy bien el motivo, pero al señor Wright le brillaron los ojos con nostalgia al verlo.
-Siento el desastre, pero mi hija se ha ido a una Confederación de Magia y se ha llevado a Justice, así que no me preocupo por la limpieza –se rió, dejándome en las manos una taza de líquido transparente.
El señor Wright se había olvidado de los sobres de té y me había dado agua caliente para beber. Aquello era un olvido estúpido incluso para mí. De todas formas le di un sorbo. Azúcar. Agua caliente con azúcar.
Lo dejé en la mesa, mirando al señor Wright, quien se sentaba en una silla plegable mientras se quitaba su gorro azul del pelo.
-¿Sabes que has venido a hacer aquí?
-Claro, a traerle el regalo del señor Grossberg –contesté, orgulloso por conseguirlo.
La cara de Phoenix Wright me dio a entender que mi respuesta había resultado ser errónea. Si no eso no era, no tenía ni idea de qué hacía yo allí tomando agua caliente con mi ídolo.
-Te he explicado que Apollo Justice ha acompañado a mi hija a un viaje, así que nos hemos quedado sin un abogado cuando la Agencia comenzaba a recibir encargos de formsa casi semanal. Y bueno, Marvin Grossberg me ha prestado a uno de sus abogados, esperando que gane confianza y experiencia y que yo pague mis facturas.
Parpadeé, escéptico, esperando que el señor Wright continuase. Me sentía tan confuso que no podía entender lo que había dicho. ¿Dónde entraba yo en el plan de esos dos? Bebía un sorbo, pensando. No tenía sentido a no ser que…
Me atraganté al comprenderlo todo de golpe. Me froté los ojos para quitarme las lágrimas que había provocado con la tos.
-¿Yo soy… ese abogado? –pregunté de forma ahogada, volviendo a toser ruidosamente.
Phoenix Wright asintió, frotándose el pelo despeinado de forma despreocupada. Parecía que se esperaba aquella reacción. Suspiré, aún confuso, no entendía ni al señor Wright ni al señor Grossberg.
-Supongo que sabrás lo que eso significa –me dijo, mirando a un punto indefinido-. Tienes trabajo, Dante y debes salir ya, la hora de visitas terminará pronto.
Me levanté, pidiéndole al señor Wright usar su teléfono, tenía que llamar urgentemente para que me echasen una mano y que me explicasen cómo debía actuar. ¡Era un negado para interpretar pruebas!
Marqué el número de Xander, el móvil, quería asegurarme de que lo cogía. Las situaciones desesperadas requerían de medidas desesperadas.
Tras un par de segundos, oí como alguien descolgaba.
-Xander, ¿eres tú?
-…Al habla, ¿con quién hablo?
Fruncí el ceño, extrañado. Ese tono tan desanimado y sin aliento, no me parecía propio de Xander, por eso me desconcerté y me quedé en silencio. Me preocupaba, ¿había pasado algo en el juicio que tenía aquel día? ¿Habría perdido? Para mí eso era imposible, Xander era alguien que vivía para sus clientes…
Por eso supe que realmente había sido derrotado y comprendí como debía de sentirse.
-Soy Dante, ¿qué ha pasado? –sí, ése era y sigo siendo yo, tan sutil como una apisonadora.
Xander se quedó callado, por el sonido de tanta gente deduje que estaba saliendo del tribunal. Miré mi reloj, había sido un juicio bastante largo.
-Supongo que… era culpable…
Chasqué la lengua. No. El cliente de mi compañero no era culpable, yo lo sabía, él lo sabía, pero el juez no.
-En fin, Lawright, ¿qué ocurre?
-Eh, sí. Verás, no sé si el jefe te dijo algo, pero…
Le conté lo que había pasado mientras él me escuchaba en completo silencio. Siempre había admirado esa faceta suya. Me dijo que me dirigiese al centro de detención que me indicase el señor Wright y que se reuniría conmigo, que podía contar con él.
Colgué, mirando de reojo al ex -abogado, quien me observaba con curiosidad.
-¿Quién es Xander?
-U-un amigo, un compañero del bufete: Xander Redsteel.
El rostro del señor Wright se ensombreció mientras se colocaba su gorro, luego, esbozó una siniestra sonrisa.
-¿Redsteel? Ahora sé por qué te envió a ti… -me miró mientras yo trataba de tartamudear una pregunta-. Abajo está aparcada mi bicicleta, cógela si quieres.
*****
El centro de detención estaba relativamente cerca, es decir, en distancia perfectamente, pero la bicicleta del señor Wright no colaboró y optó por salirse la rueda trasera. Tuve que cargarla todo el camino.
La dejé en la entrada, a cargo de un policía que comenzó a reírse nada más verme y entré al ver aparcado el coche de Xander, ya había llegado. Como siempre, había sido puntual.
Lo encontré apoyado junto a una máquina de café, parecía concentrado en el vaso de plástico, aunque realmente estuviese pensando. Lo conocía lo suficiente como para saber que estaba repasando mentalmente cada una de las pruebas del juicio que acababa de perder.
-¡Xander! –levanté la mano para que me viese
Él levantó la cabeza, clavando sus ojos grises en mi cara, luego sonrió, tirando el café (incluyendo el contenido aún sin acabar) a la papelera más cercana.
-Dante Lawright –me colocó el dedo índice en el pecho-. Llegas tarde
-Lo sé –sonreí-, ha sido la…
-¿Y qué pasaría si ni pudieses hablar con tu cliente porque has llegado tarde?
Le miré un rato, extrañado. ¿Y ese comportamiento? ¿Acaso se creía mi profesor de carrera?
-Pues si está cerrado, me voy, seguro que hay pruebas que buscar
Xander se llevó la mano a la cabeza, aparentemente desesperado y me miró con el ceño fruncido. Tragué saliva, sin entender porqué estaba tan enfadado.
-En éste caso no tienes ni idea qué ha pasado, ¿se puede saber a dónde pensabas ir? –me explicó, entornando los ojos-. Además. Es esencial hablar con los clientes
Le miré, frunciendo el ceño. Luego ladeé la cabeza, asintiendo. Sí, Xander tenía razón (cómo no), aparte del nombre de la mujer histérica, no tenía nada. Sonreía, frotándome la cabeza mientras mi compañero me observaba con seriedad. Finalmente, suspiró.
-Anda, hazme el favor y dame el nombre del cliente…
Por un momento me quedé completamente en blanco, únicamente recordando los berridos que me había dado por teléfono. Me costó acordarme de la voz del sr. Wright diciéndome el nombre.
-Cassandra Arrow –conseguí articular, orgulloso.
Xander asintió, acercándose a un policía e intentando convencerle de que sacase a la mujer de su celda. Le observé con admiración, mientras el agente se debatía entre su deber y la determinación de mi compañero. Realmente, era increíble la manera en la que introducía la incertidumbre y se ganaba la confianza de los demás. Seguramente le sería muy útil aquella habilidad en los juicios. Ojalá yo fuese así.
-Lawright, acompáñame –sonrió Xander, complacido-, el sr. Agente nos va a dejar pasar
¿El sr. Agente? Al acercarme, pude comprobar que se trataba de un hombre escuálido y de cara alargada que nos observaba con unos ojos pequeños llenos de terror y valentía. Era difícil de explicar. Ante mis ojos, le vi sacar un megáfono y gritar a todo pulmón:
-¡¡NO HAY DE QUÉEE!!
Me tapé los oídos con fuerza, sin estar preparado ante aquel ataque a mis tímpanos. Xander, en cambio, cerró los ojos y continuó sonriendo. ¿Cómo podía soportar? ¡Qué chillido tan espantoso!
Aquel policía nos condujo a una sala cortada en dos por un grueso cristal y una mesa. Ahí tendría hablar con mi cliente… Pues adelante…
-Por favor, ¿podría llamar a la señorita Cassandra Arrow? –pidió Xander, mientras yo continuaba recorriendo la habitación-. Y por favor, apague el megáfono
-¡Claro, inmediatamente, señor!
Diez minutos después, ante mí se encontraba una mujer joven y completamente trajeada que me mirada con extrañeza. Al aparecer mi compañero detrás mía, ela se echó hacia delante y decidió mirarle a él.
-¿Usted es el abogado al que ha enviado Phoenix Wright?
Xander sonrió de medio lado, saludándola sin decir ninguna palabra. Luego, me señaló, aclarándose la garganta.
-Soy abogado, pero el encargado de su defensa es éste chico
Cassandra entonces decidió observarme, sintiendo yo la decepción en sus ojos. Resoplé, pensando para mis adentros que las cosas no empezaban, para nada, bien.
Phoenix Wright. La leyenda. El motivo por el que me hice abogado. Allí estaba, frente a mí, intentando calentar algo de agua en el fuego de su antiguo bufete, ahora, decorado con múltiples accesorios para hacer magia.
El regalo del señor Grossberg descansaba en el sofá, a mi lado. Había resultado ser la copia de un cuadro que teníamos en el bufete: “El pescador”. No supe muy bien el motivo, pero al señor Wright le brillaron los ojos con nostalgia al verlo.
-Siento el desastre, pero mi hija se ha ido a una Confederación de Magia y se ha llevado a Justice, así que no me preocupo por la limpieza –se rió, dejándome en las manos una taza de líquido transparente.
El señor Wright se había olvidado de los sobres de té y me había dado agua caliente para beber. Aquello era un olvido estúpido incluso para mí. De todas formas le di un sorbo. Azúcar. Agua caliente con azúcar.
Lo dejé en la mesa, mirando al señor Wright, quien se sentaba en una silla plegable mientras se quitaba su gorro azul del pelo.
-¿Sabes que has venido a hacer aquí?
-Claro, a traerle el regalo del señor Grossberg –contesté, orgulloso por conseguirlo.
La cara de Phoenix Wright me dio a entender que mi respuesta había resultado ser errónea. Si no eso no era, no tenía ni idea de qué hacía yo allí tomando agua caliente con mi ídolo.
-Te he explicado que Apollo Justice ha acompañado a mi hija a un viaje, así que nos hemos quedado sin un abogado cuando la Agencia comenzaba a recibir encargos de formsa casi semanal. Y bueno, Marvin Grossberg me ha prestado a uno de sus abogados, esperando que gane confianza y experiencia y que yo pague mis facturas.
Parpadeé, escéptico, esperando que el señor Wright continuase. Me sentía tan confuso que no podía entender lo que había dicho. ¿Dónde entraba yo en el plan de esos dos? Bebía un sorbo, pensando. No tenía sentido a no ser que…
Me atraganté al comprenderlo todo de golpe. Me froté los ojos para quitarme las lágrimas que había provocado con la tos.
-¿Yo soy… ese abogado? –pregunté de forma ahogada, volviendo a toser ruidosamente.
Phoenix Wright asintió, frotándose el pelo despeinado de forma despreocupada. Parecía que se esperaba aquella reacción. Suspiré, aún confuso, no entendía ni al señor Wright ni al señor Grossberg.
-Supongo que sabrás lo que eso significa –me dijo, mirando a un punto indefinido-. Tienes trabajo, Dante y debes salir ya, la hora de visitas terminará pronto.
Me levanté, pidiéndole al señor Wright usar su teléfono, tenía que llamar urgentemente para que me echasen una mano y que me explicasen cómo debía actuar. ¡Era un negado para interpretar pruebas!
Marqué el número de Xander, el móvil, quería asegurarme de que lo cogía. Las situaciones desesperadas requerían de medidas desesperadas.
Tras un par de segundos, oí como alguien descolgaba.
-Xander, ¿eres tú?
-…Al habla, ¿con quién hablo?
Fruncí el ceño, extrañado. Ese tono tan desanimado y sin aliento, no me parecía propio de Xander, por eso me desconcerté y me quedé en silencio. Me preocupaba, ¿había pasado algo en el juicio que tenía aquel día? ¿Habría perdido? Para mí eso era imposible, Xander era alguien que vivía para sus clientes…
Por eso supe que realmente había sido derrotado y comprendí como debía de sentirse.
-Soy Dante, ¿qué ha pasado? –sí, ése era y sigo siendo yo, tan sutil como una apisonadora.
Xander se quedó callado, por el sonido de tanta gente deduje que estaba saliendo del tribunal. Miré mi reloj, había sido un juicio bastante largo.
-Supongo que… era culpable…
Chasqué la lengua. No. El cliente de mi compañero no era culpable, yo lo sabía, él lo sabía, pero el juez no.
-En fin, Lawright, ¿qué ocurre?
-Eh, sí. Verás, no sé si el jefe te dijo algo, pero…
Le conté lo que había pasado mientras él me escuchaba en completo silencio. Siempre había admirado esa faceta suya. Me dijo que me dirigiese al centro de detención que me indicase el señor Wright y que se reuniría conmigo, que podía contar con él.
Colgué, mirando de reojo al ex -abogado, quien me observaba con curiosidad.
-¿Quién es Xander?
-U-un amigo, un compañero del bufete: Xander Redsteel.
El rostro del señor Wright se ensombreció mientras se colocaba su gorro, luego, esbozó una siniestra sonrisa.
-¿Redsteel? Ahora sé por qué te envió a ti… -me miró mientras yo trataba de tartamudear una pregunta-. Abajo está aparcada mi bicicleta, cógela si quieres.
*****
El centro de detención estaba relativamente cerca, es decir, en distancia perfectamente, pero la bicicleta del señor Wright no colaboró y optó por salirse la rueda trasera. Tuve que cargarla todo el camino.
La dejé en la entrada, a cargo de un policía que comenzó a reírse nada más verme y entré al ver aparcado el coche de Xander, ya había llegado. Como siempre, había sido puntual.
Lo encontré apoyado junto a una máquina de café, parecía concentrado en el vaso de plástico, aunque realmente estuviese pensando. Lo conocía lo suficiente como para saber que estaba repasando mentalmente cada una de las pruebas del juicio que acababa de perder.
-¡Xander! –levanté la mano para que me viese
Él levantó la cabeza, clavando sus ojos grises en mi cara, luego sonrió, tirando el café (incluyendo el contenido aún sin acabar) a la papelera más cercana.
-Dante Lawright –me colocó el dedo índice en el pecho-. Llegas tarde
-Lo sé –sonreí-, ha sido la…
-¿Y qué pasaría si ni pudieses hablar con tu cliente porque has llegado tarde?
Le miré un rato, extrañado. ¿Y ese comportamiento? ¿Acaso se creía mi profesor de carrera?
-Pues si está cerrado, me voy, seguro que hay pruebas que buscar
Xander se llevó la mano a la cabeza, aparentemente desesperado y me miró con el ceño fruncido. Tragué saliva, sin entender porqué estaba tan enfadado.
-En éste caso no tienes ni idea qué ha pasado, ¿se puede saber a dónde pensabas ir? –me explicó, entornando los ojos-. Además. Es esencial hablar con los clientes
Le miré, frunciendo el ceño. Luego ladeé la cabeza, asintiendo. Sí, Xander tenía razón (cómo no), aparte del nombre de la mujer histérica, no tenía nada. Sonreía, frotándome la cabeza mientras mi compañero me observaba con seriedad. Finalmente, suspiró.
-Anda, hazme el favor y dame el nombre del cliente…
Por un momento me quedé completamente en blanco, únicamente recordando los berridos que me había dado por teléfono. Me costó acordarme de la voz del sr. Wright diciéndome el nombre.
-Cassandra Arrow –conseguí articular, orgulloso.
Xander asintió, acercándose a un policía e intentando convencerle de que sacase a la mujer de su celda. Le observé con admiración, mientras el agente se debatía entre su deber y la determinación de mi compañero. Realmente, era increíble la manera en la que introducía la incertidumbre y se ganaba la confianza de los demás. Seguramente le sería muy útil aquella habilidad en los juicios. Ojalá yo fuese así.
-Lawright, acompáñame –sonrió Xander, complacido-, el sr. Agente nos va a dejar pasar
¿El sr. Agente? Al acercarme, pude comprobar que se trataba de un hombre escuálido y de cara alargada que nos observaba con unos ojos pequeños llenos de terror y valentía. Era difícil de explicar. Ante mis ojos, le vi sacar un megáfono y gritar a todo pulmón:
-¡¡NO HAY DE QUÉEE!!
Me tapé los oídos con fuerza, sin estar preparado ante aquel ataque a mis tímpanos. Xander, en cambio, cerró los ojos y continuó sonriendo. ¿Cómo podía soportar? ¡Qué chillido tan espantoso!
Aquel policía nos condujo a una sala cortada en dos por un grueso cristal y una mesa. Ahí tendría hablar con mi cliente… Pues adelante…
-Por favor, ¿podría llamar a la señorita Cassandra Arrow? –pidió Xander, mientras yo continuaba recorriendo la habitación-. Y por favor, apague el megáfono
-¡Claro, inmediatamente, señor!
Diez minutos después, ante mí se encontraba una mujer joven y completamente trajeada que me mirada con extrañeza. Al aparecer mi compañero detrás mía, ela se echó hacia delante y decidió mirarle a él.
-¿Usted es el abogado al que ha enviado Phoenix Wright?
Xander sonrió de medio lado, saludándola sin decir ninguna palabra. Luego, me señaló, aclarándose la garganta.
-Soy abogado, pero el encargado de su defensa es éste chico
Cassandra entonces decidió observarme, sintiendo yo la decepción en sus ojos. Resoplé, pensando para mis adentros que las cosas no empezaban, para nada, bien.
<---- Dante Lawright en chibi xD
Última edición por Regal Reed el Vie Feb 19, 2010 10:52 pm, editado 2 veces
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Capitulazo Regal!!! =D
Ha estado genial, a la espera de mas :P
Ha estado genial, a la espera de mas :P
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Me alegra qe te haya gustado Phoenix ^0^
Cuando tenga tiempo pasaré a ordenador el capítulo 3
Cuando tenga tiempo pasaré a ordenador el capítulo 3
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
¡Que churlada más grande! Y ya los personajes ni te cuento. Sigue así, te está quedando de escándalo. =)
Zas- Jefe del dpto de invest. internacinal (Moderador del Clan de Investigación)
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Capítulo 3
Me pasé diez minutos en silencio, siendo estudiado por la mirada color café de Cassandra Arrow. De vez en cuando soltaba un suspiro de decepción.
-¿Tú eres Lorry?
-Lawright
-El abogado –replicó ella con rapidez, tanta como una serpiente.
Sentí ganas de romper el cristal con la silla y estrangularla con mis propias manos. Xander me miró de reojo, recordándome quien era el cliente y cómo debía comportarme delante de él.
-Sí, yo soy el abogado –sonreí, de manera glacial
Apartó la mirada de mi cara, fijándola en mi acompañante.
-¿Y usted? –preguntó, agradablemente. Claramente, yo no le gustaba.
-Xander, ayudante del sr. Lawright –sonrió mientras me quedaba atónito: ¿señor Lawright? Al verme extrañado, guiñó un ojo de forma imperceptible, diciéndome que todo estaba bien.
-¿No había dicho que era abogado?
-Oh, no. Debió entenderme mal. Soy ayudante de abogado –explicó
Cassandra frunció los labios, sin convencerse del todo. A decir verdad, a mí tampoco me convencía aquel numerito del ayudante. Ni tampoco lo entendía.
-Tal vez debería comentarnos algo referente al caso –rompió el silencio, viendo que ni yo ni mi cliente sabíamos bien qué decir.
-Venga –dije, lleno de entusiasmo- ¿qué hace ahí dentro?
Mi cliente se incomodó con la simple idea y se revolvió en su asiento, preocupada. Mi sexto sentido de letrado me decía que debía de haber sido algo muy gordo.
-La policía cree que he asesinado a mi jefe
Un punto para mí. Asesinato.
-Y supongo que es inocente…
-¡Por supuesto! –exclamó, golpeando la mesa con dureza- ¡Ni se te ocurra pensar que yo le maté!
Me eché hacia atrás, intentando recuperar mi capacidad auditiva. Bueno, había conseguido algo: la palabra de mi cliente, con eso podría empezar a trabajar.
-¡Jum, claro! ¿Qué clase de abogado duda d la inocencia de su cliente?
Intenté reprimirme la idea que me asaltó a la cabeza: “Uno que cree que va a defender a la novia de Satán”. Lo conseguí mordiéndome la lengua con fuerza. Estaba empezando a querer que la metiesen en prisión.
-Disculpe al señor Lawright, por favor… -murmuró Xander, dejando un leve tono de tristeza en su voz.
Aquello suavizó el carácter de Cassandra, quien sonrió, embelesada por los ojos de mi compañero. Empecé a creer que la persona del abogado, osease yo, sobraba de allí.
-¿Podría explicarse mejor? –pregunté, únicamente por conseguir que dejasen de mirarse. Siendo yo el protagonista, no podían ignorarme de aquella manera tan descarada.
-¿Cómo que mejor, abogado? –replicó, enarcando una ceja por incredulidad.
-Pues eso, sólo me ha dicho que asesinó a su jefe…
-¡YO-NO-LO-HICE! –chilló
Xander tamborileó momentáneamente con los dedos en la mesa, indicándome que no siguiera por ahí. Como si no me hubiese dado cuenta, “ayudante”.
-Vale… entonces explíquenos qué pasó
Cassandra frunció los labios, decidiendo que debía hablar conmigo si quería salir de allí.
-Está bien, puede tomar nota si quiere –comentó en murmullos. Yo, me acerqué más al cristal-. Trabajo en el banco Redsteel, como secretaria del presidente. Es un buen trabajo, pagan bien, o pagaban, porque seguroque después de todo esto…
Sí, seguramente estaría despedida. Yo lo hubiese hecho incluso del asesinato.
-Ésta mañana encontraron el cuerpo del presidente en su despacho y nada más llegar yo, la policía me arrestó.
-¿Sin explicaciones?
-No –me contestó-, sólo que el presidente Redsteel había sido asesinado. Me trajeron directamente aquí
-Vaya… ¿qué te parece, Xander?
Me giré en la silla, asombrándome al verle pálido y falto de aire. Miraba al suelo, aunque realmente, por la expresión de su cara, no lo hiciera. Temí que se hubiese muerto de pie, por eso lo zarandeé tirándole de la chaqueta.
Tardó unos minutos en reaccionar.
-M-me voy al coche. Tenemos que irnos a la escena del crimen cuanto antes
Y se marchó, dejándome a solas con la cliente. Ésta se encogió de hombros, ladeando la cabeza lentamente.
-¿Su ayudante es siempre así?
-Qué va… suele ser bastante claro…
No conseguí sonsacarle mucho más a Cassandra (parecía tan o más perdida que yo), así que decidí que era el momento de ir a buscar pruebas. También quería comprobar si Xander se había recuperado.
Lo encontré en el asiento de copiloto, echado hacia atrás y con los ojos cerrados. Abrí la puerta del coche, diciéndole que ya podíamos irnos.
Entreabrió un ojo, enrojecido. Luego volvió a cerrarlo, tardando un rato en responder. Inspiró con fuerza antes de susurrar:
-¿Te importa conducir?
-¿Cómo dices?
Se frotó los ojos aún cerrados y me sonrió con levedad, como si no tuviese fuerzas suficientes.
-Tienes el carné aunque no lo uses… Estrénate
Cogí las llaves sin estar muy convencido. Luego, monté los restos de las bicicleta del señor Wright en el maletero. Fue como jugar al tetris.
Me senté en el asiento de piloto, arrancando. El rugido del BMV me animó a interrogar a mi compañero sobre su extraño comportamiento. Mi amigo me miró, con sus ojos grises completamente enrojecidos.
-Eugène Redsteel es el nombre de mi padre… y el de la víctima de tu caso.
Me pasé diez minutos en silencio, siendo estudiado por la mirada color café de Cassandra Arrow. De vez en cuando soltaba un suspiro de decepción.
-¿Tú eres Lorry?
-Lawright
-El abogado –replicó ella con rapidez, tanta como una serpiente.
Sentí ganas de romper el cristal con la silla y estrangularla con mis propias manos. Xander me miró de reojo, recordándome quien era el cliente y cómo debía comportarme delante de él.
-Sí, yo soy el abogado –sonreí, de manera glacial
Apartó la mirada de mi cara, fijándola en mi acompañante.
-¿Y usted? –preguntó, agradablemente. Claramente, yo no le gustaba.
-Xander, ayudante del sr. Lawright –sonrió mientras me quedaba atónito: ¿señor Lawright? Al verme extrañado, guiñó un ojo de forma imperceptible, diciéndome que todo estaba bien.
-¿No había dicho que era abogado?
-Oh, no. Debió entenderme mal. Soy ayudante de abogado –explicó
Cassandra frunció los labios, sin convencerse del todo. A decir verdad, a mí tampoco me convencía aquel numerito del ayudante. Ni tampoco lo entendía.
-Tal vez debería comentarnos algo referente al caso –rompió el silencio, viendo que ni yo ni mi cliente sabíamos bien qué decir.
-Venga –dije, lleno de entusiasmo- ¿qué hace ahí dentro?
Mi cliente se incomodó con la simple idea y se revolvió en su asiento, preocupada. Mi sexto sentido de letrado me decía que debía de haber sido algo muy gordo.
-La policía cree que he asesinado a mi jefe
Un punto para mí. Asesinato.
-Y supongo que es inocente…
-¡Por supuesto! –exclamó, golpeando la mesa con dureza- ¡Ni se te ocurra pensar que yo le maté!
Me eché hacia atrás, intentando recuperar mi capacidad auditiva. Bueno, había conseguido algo: la palabra de mi cliente, con eso podría empezar a trabajar.
-¡Jum, claro! ¿Qué clase de abogado duda d la inocencia de su cliente?
Intenté reprimirme la idea que me asaltó a la cabeza: “Uno que cree que va a defender a la novia de Satán”. Lo conseguí mordiéndome la lengua con fuerza. Estaba empezando a querer que la metiesen en prisión.
-Disculpe al señor Lawright, por favor… -murmuró Xander, dejando un leve tono de tristeza en su voz.
Aquello suavizó el carácter de Cassandra, quien sonrió, embelesada por los ojos de mi compañero. Empecé a creer que la persona del abogado, osease yo, sobraba de allí.
-¿Podría explicarse mejor? –pregunté, únicamente por conseguir que dejasen de mirarse. Siendo yo el protagonista, no podían ignorarme de aquella manera tan descarada.
-¿Cómo que mejor, abogado? –replicó, enarcando una ceja por incredulidad.
-Pues eso, sólo me ha dicho que asesinó a su jefe…
-¡YO-NO-LO-HICE! –chilló
Xander tamborileó momentáneamente con los dedos en la mesa, indicándome que no siguiera por ahí. Como si no me hubiese dado cuenta, “ayudante”.
-Vale… entonces explíquenos qué pasó
Cassandra frunció los labios, decidiendo que debía hablar conmigo si quería salir de allí.
-Está bien, puede tomar nota si quiere –comentó en murmullos. Yo, me acerqué más al cristal-. Trabajo en el banco Redsteel, como secretaria del presidente. Es un buen trabajo, pagan bien, o pagaban, porque seguroque después de todo esto…
Sí, seguramente estaría despedida. Yo lo hubiese hecho incluso del asesinato.
-Ésta mañana encontraron el cuerpo del presidente en su despacho y nada más llegar yo, la policía me arrestó.
-¿Sin explicaciones?
-No –me contestó-, sólo que el presidente Redsteel había sido asesinado. Me trajeron directamente aquí
-Vaya… ¿qué te parece, Xander?
Me giré en la silla, asombrándome al verle pálido y falto de aire. Miraba al suelo, aunque realmente, por la expresión de su cara, no lo hiciera. Temí que se hubiese muerto de pie, por eso lo zarandeé tirándole de la chaqueta.
Tardó unos minutos en reaccionar.
-M-me voy al coche. Tenemos que irnos a la escena del crimen cuanto antes
Y se marchó, dejándome a solas con la cliente. Ésta se encogió de hombros, ladeando la cabeza lentamente.
-¿Su ayudante es siempre así?
-Qué va… suele ser bastante claro…
No conseguí sonsacarle mucho más a Cassandra (parecía tan o más perdida que yo), así que decidí que era el momento de ir a buscar pruebas. También quería comprobar si Xander se había recuperado.
Lo encontré en el asiento de copiloto, echado hacia atrás y con los ojos cerrados. Abrí la puerta del coche, diciéndole que ya podíamos irnos.
Entreabrió un ojo, enrojecido. Luego volvió a cerrarlo, tardando un rato en responder. Inspiró con fuerza antes de susurrar:
-¿Te importa conducir?
-¿Cómo dices?
Se frotó los ojos aún cerrados y me sonrió con levedad, como si no tuviese fuerzas suficientes.
-Tienes el carné aunque no lo uses… Estrénate
Cogí las llaves sin estar muy convencido. Luego, monté los restos de las bicicleta del señor Wright en el maletero. Fue como jugar al tetris.
Me senté en el asiento de piloto, arrancando. El rugido del BMV me animó a interrogar a mi compañero sobre su extraño comportamiento. Mi amigo me miró, con sus ojos grises completamente enrojecidos.
-Eugène Redsteel es el nombre de mi padre… y el de la víctima de tu caso.
Última edición por Regal Reed el Vie Feb 19, 2010 10:53 pm, editado 1 vez
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Impresionante este capitulo!!!!
Encima lo has dejado en lo mejor regal!!!!
Continua por favor :P
Encima lo has dejado en lo mejor regal!!!!
Continua por favor :P
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Ostras, te ha quedado genial, Regal!! =D
Está muy interesante, continúa pronto ^^
Está muy interesante, continúa pronto ^^
Maya- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Ouu,sugoi! *O* me he enganchado :P
Está muy intrigante e interesante ò.Ó
Continua Regal ò.ó
Está muy intrigante e interesante ò.Ó
Continua Regal ò.ó
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Ey, muchas gracias por leerlo TT__TT me alegra que os guste en serio ^^ Ahora estoy tardando un poco más por pasarlo a limpio y tal, donde yo lo escribo está más avanzado (voy por el juicio xD), pero por eso voy parada, el juicio se me resiste un poco porque intento explicar como Dante llega a la solución y tal... Uf, por eso, voy a intentar que los capítulos vayan un poco más lentos respecto ponerlos aquí para que no noteis demasiado mis problemas con continuar... aunque ya los he dicho Bueno, disfrutad del siguiente apariciones estelares al final ^^
Capítulo 4
La noticia hizo que quitase el pie del embrague demasiado pronto, consiguiendo que el coche se parase en seco con brusquedad, en el centro de la avenida.
-¡Es verdad, el apellido! –golpeé el volante, furioso por no haberme dado cuenta. ¿Cómo un abogado puede dejar pasar esos detalles? Intentando contener mi frustración, miré a Xander, pidiendo más información aún sabiendo lo mal que lo debía de estar pasando.
Xander se frotó los ojos. Luego extendió la mano, haciendo gesto de responder más tarde:
-Estás creando un atasco… -susurró, arrastrando las palabras-… arranca de nuevo y te lo explicaré según pueda.
Miró hacia la ventanilla, respirando entrecortadamente mientras yo giraba la llave. Aún mje comía por dentro aquel fallo. Tan obvio…tenía que haber preguntado si eran parientes al haber oído el apellido. No podía pensar con claridad. Me imaginaba llegar al juicio con la mente completamente en blanco, sin ninguna prueba a favor de Cassandra Arrow. Tuve ganas de gritar.
-Pon el intermitente y gira a la izquierda –murmuró mi acompañante-. Ahí están las señalizaciones del Claymore, el banco Redsteel está frente a él
Después de aquello, se produjo otro silencio provocando por mi cabezonería eogísta y la desesperanza lógica de Xander. Ninguno de los dos: por mi parte, yo intentaba estar atento al volante.
Un pensamiento fugaz cruzó por mi mente.
-¿Cómo… no han contactado contigo? La policía…
Xander tardó en contestar, cotinuaba mirando el paisaje urbano a través de la ventana.
-Es fácil responder… mi padre y yo… cortamos nuestra relación hace algún tiempo. Habrá dejado bien claro y en orden los suficientes informes y firmas para que tengamos de parentesco tanto como tú y yo.
Tuve de ganas de mirarle a la cara para saber si bromeaba, luego pensé que en su estado tendría ganas de todo menos de bromas.
-Un padre nunca haría eso… ¿se puede saber qué hiciste?
Mi acompañante sonrió de forma mortecina, parecía hundido en un mar de recuerdos. ¿Estaría bien involucrarlo en todo aquello?
-¿Qué hice? Seguir mi camino, lo que yo creía conveniente. Frena, hemos llegado
Xander salió por la puerta antes de que yo pudiese replicar y preguntarle qué había querido decir con aquello. Intentaba entender como se sentía, de verdad, pero eso no tenía por qué llevarme a creer que estaba hablando con una pared.
Tras conseguir aparcar, abrí la puerta, viendo los edficios más grandes que nunca antes había observado. Uno enfrente de otro, idénticos excepto por los logotipos gigantes que se encontraban incrustados en la estructura, uno de ellos, un triángulo rojo sangre sobre un fondo negro, el otro, de trataba de un triángulo invertido, azul sobre un marco blanco. Pude leer Redsteel y Claymore respectivamente.
-Los bancos más importantes de la ciudad… los suelen llamar los edificios gemelos –me explicó Xander al verme tan interesado-. Vamos, quiero enterarme de lo que ha pasado…
-A la orden –murmuré, subiendo las escaleras del principio energéticamente y consiguiendo hacer que mi amigo sonriese. Bueno, ya había conseguido algo.
Fue fácil encontrar la escena del asesinato, con un cordón policial y una muchedumbre ávida de cotilleos… Cualquiera lo sabría…
-Por favor, quiten… Tengo que pasar… -gruñí, avanzando en zigzag y a empujones. Necesitaría una bomba para apartarlos a todos, ni que hubiera un espectáculo.
-Vamos a ver, chaval, ¿ves esto? ¡No se puede pasar!
Recibí un empujón que me derribó y caí obre Xander. ¿Quién había sido? Abrí los ojos, viendo a un hombre al otro lado de la cinta amarilla que me miraba fijamente mientras que los otros policías andaban de un lado para otro, intentando disolver a la multitud.
-Ábrete, estamos ocupados –dijo, hundiendo las manos en los bolsillos de sus vaqueros.
-¿Qué te crees? ¡Yo también! –grité, por miedo a que no me oyese con todo aquel ruido
Aquel tipo sonrió de medio lado, indicándome con el dedo índice que me acercase. Obedecí, por fin alguien que cooperaba.
Repentinamente, me cogió por la corbata del traje, casi estrangulándome y me atrajo hacia él con dureza, dejando a escasos milímetros mi cara de la suya.
-¡¡A MÍ NADIE ME GRITA!!
Me quedé tan impresionado que no pude responder como me habría gustado sino que permanecí en silencio murmurando: “vale…”
-Pero, ¿podría dejarme pasar, bueno, dejarnos pasar? –pedí, lo más educadamente que había hablado nunca-. Soy el abogado de la acusada, ya sabe…
-¡Ah! ¡Usted es el defensor! Mejor te tuteo, perdona tío, tengo un día malo, están todos los empleados intentando entrar para echar un ojo y, de verdad, me pongo enfermo
<Pues qué bien>
-Venga, pasa por debajo, ¿tú también vas con él? Pasa, pasa, total, no creo que podáis entrar…
-¿Por qué no? –preguntó Xander, extrañado
El hombre nos miró, riéndose a carcajada limpia. Luego señaló a la sala que protegí y sin explicarnos nada más comenzó a apartar gente gritando y pegando patadas. La comunicación pacífica me encantaba…
Xander le observó un momento con atención mientras yo entraba y me echaba a un lado, comprobando a qué se refería el “superagente”.
-¡Vamos, no tiene por qué ponerse así, amiga!
-¿Cómo quiere que me ponga? ¡Ésta mañana el caso pertenecía al fiscal Gavin y YO era la inspectora!
-¡A mí no me mire, amiga, el señor Edgeworth me mandó aquí y le he dado lo que me dijo! Supuestamente todo está bien…
La mujer se enfureció aún más, lanzándole puñados de bocaditos de una bolsa al tipo enorme con un abrigo andrajoso.
-¡El sr Edgeworth no sería capaz de hacer… algo así! –gritó, fuera de si
Golpeando el suelo con el pie, cogió su bolso y salió dando zancadas, recibiendo yo un último empujón que me aprisionó contra la pared.
Capítulo 4
La noticia hizo que quitase el pie del embrague demasiado pronto, consiguiendo que el coche se parase en seco con brusquedad, en el centro de la avenida.
-¡Es verdad, el apellido! –golpeé el volante, furioso por no haberme dado cuenta. ¿Cómo un abogado puede dejar pasar esos detalles? Intentando contener mi frustración, miré a Xander, pidiendo más información aún sabiendo lo mal que lo debía de estar pasando.
Xander se frotó los ojos. Luego extendió la mano, haciendo gesto de responder más tarde:
-Estás creando un atasco… -susurró, arrastrando las palabras-… arranca de nuevo y te lo explicaré según pueda.
Miró hacia la ventanilla, respirando entrecortadamente mientras yo giraba la llave. Aún mje comía por dentro aquel fallo. Tan obvio…tenía que haber preguntado si eran parientes al haber oído el apellido. No podía pensar con claridad. Me imaginaba llegar al juicio con la mente completamente en blanco, sin ninguna prueba a favor de Cassandra Arrow. Tuve ganas de gritar.
-Pon el intermitente y gira a la izquierda –murmuró mi acompañante-. Ahí están las señalizaciones del Claymore, el banco Redsteel está frente a él
Después de aquello, se produjo otro silencio provocando por mi cabezonería eogísta y la desesperanza lógica de Xander. Ninguno de los dos: por mi parte, yo intentaba estar atento al volante.
Un pensamiento fugaz cruzó por mi mente.
-¿Cómo… no han contactado contigo? La policía…
Xander tardó en contestar, cotinuaba mirando el paisaje urbano a través de la ventana.
-Es fácil responder… mi padre y yo… cortamos nuestra relación hace algún tiempo. Habrá dejado bien claro y en orden los suficientes informes y firmas para que tengamos de parentesco tanto como tú y yo.
Tuve de ganas de mirarle a la cara para saber si bromeaba, luego pensé que en su estado tendría ganas de todo menos de bromas.
-Un padre nunca haría eso… ¿se puede saber qué hiciste?
Mi acompañante sonrió de forma mortecina, parecía hundido en un mar de recuerdos. ¿Estaría bien involucrarlo en todo aquello?
-¿Qué hice? Seguir mi camino, lo que yo creía conveniente. Frena, hemos llegado
Xander salió por la puerta antes de que yo pudiese replicar y preguntarle qué había querido decir con aquello. Intentaba entender como se sentía, de verdad, pero eso no tenía por qué llevarme a creer que estaba hablando con una pared.
Tras conseguir aparcar, abrí la puerta, viendo los edficios más grandes que nunca antes había observado. Uno enfrente de otro, idénticos excepto por los logotipos gigantes que se encontraban incrustados en la estructura, uno de ellos, un triángulo rojo sangre sobre un fondo negro, el otro, de trataba de un triángulo invertido, azul sobre un marco blanco. Pude leer Redsteel y Claymore respectivamente.
-Los bancos más importantes de la ciudad… los suelen llamar los edificios gemelos –me explicó Xander al verme tan interesado-. Vamos, quiero enterarme de lo que ha pasado…
-A la orden –murmuré, subiendo las escaleras del principio energéticamente y consiguiendo hacer que mi amigo sonriese. Bueno, ya había conseguido algo.
Fue fácil encontrar la escena del asesinato, con un cordón policial y una muchedumbre ávida de cotilleos… Cualquiera lo sabría…
-Por favor, quiten… Tengo que pasar… -gruñí, avanzando en zigzag y a empujones. Necesitaría una bomba para apartarlos a todos, ni que hubiera un espectáculo.
-Vamos a ver, chaval, ¿ves esto? ¡No se puede pasar!
Recibí un empujón que me derribó y caí obre Xander. ¿Quién había sido? Abrí los ojos, viendo a un hombre al otro lado de la cinta amarilla que me miraba fijamente mientras que los otros policías andaban de un lado para otro, intentando disolver a la multitud.
-Ábrete, estamos ocupados –dijo, hundiendo las manos en los bolsillos de sus vaqueros.
-¿Qué te crees? ¡Yo también! –grité, por miedo a que no me oyese con todo aquel ruido
Aquel tipo sonrió de medio lado, indicándome con el dedo índice que me acercase. Obedecí, por fin alguien que cooperaba.
Repentinamente, me cogió por la corbata del traje, casi estrangulándome y me atrajo hacia él con dureza, dejando a escasos milímetros mi cara de la suya.
-¡¡A MÍ NADIE ME GRITA!!
Me quedé tan impresionado que no pude responder como me habría gustado sino que permanecí en silencio murmurando: “vale…”
-Pero, ¿podría dejarme pasar, bueno, dejarnos pasar? –pedí, lo más educadamente que había hablado nunca-. Soy el abogado de la acusada, ya sabe…
-¡Ah! ¡Usted es el defensor! Mejor te tuteo, perdona tío, tengo un día malo, están todos los empleados intentando entrar para echar un ojo y, de verdad, me pongo enfermo
<Pues qué bien>
-Venga, pasa por debajo, ¿tú también vas con él? Pasa, pasa, total, no creo que podáis entrar…
-¿Por qué no? –preguntó Xander, extrañado
El hombre nos miró, riéndose a carcajada limpia. Luego señaló a la sala que protegí y sin explicarnos nada más comenzó a apartar gente gritando y pegando patadas. La comunicación pacífica me encantaba…
Xander le observó un momento con atención mientras yo entraba y me echaba a un lado, comprobando a qué se refería el “superagente”.
-¡Vamos, no tiene por qué ponerse así, amiga!
-¿Cómo quiere que me ponga? ¡Ésta mañana el caso pertenecía al fiscal Gavin y YO era la inspectora!
-¡A mí no me mire, amiga, el señor Edgeworth me mandó aquí y le he dado lo que me dijo! Supuestamente todo está bien…
La mujer se enfureció aún más, lanzándole puñados de bocaditos de una bolsa al tipo enorme con un abrigo andrajoso.
-¡El sr Edgeworth no sería capaz de hacer… algo así! –gritó, fuera de si
Golpeando el suelo con el pie, cogió su bolso y salió dando zancadas, recibiendo yo un último empujón que me aprisionó contra la pared.
Última edición por Regal Reed el Vie Feb 19, 2010 10:53 pm, editado 1 vez
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Otro gran capitulo regal, sigue asi ;)
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
No me gusta ser el malhumorado ni nada, pero todos esos sprits los conseguiste en Court Records. Por ejemplo, Cassandra Arrow y Roderick nosecuanto son de Croik, administrador de Court Records u.u..¿Pediste permiso? arriba habías dicho que ls habías hecho vos..
Dejando de lado eso, es un muy buen fic
Dejando de lado eso, es un muy buen fic
KristophGavin- Testigo
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Te explico Kristoph, los sprites que he hecho son: Dante, Regal, Xander, Marvin (fue un simple corte de pelo pero bueno), Kay, Sienna (arreglada de otro sprite que me pasó un amigo) Edgeworth, Eugène y Walter. Cassandra, efectivamente, no es mía, me faltaba por crear el sprite de ese personaje (el cual sigo creando pero paint está en mi contra) y cogí ese. No he pedido permiso porque está ahí de manera temporal, pero si es algún problema, los quito, en breve estarán los míos.
Perdón si los que se leen el fic se han tomado a mal lo de los sprites y creen que me he llevado el mérito a algo pero es que la gran mayoría son míos. Nada más, una completa explicación, espero que haya solucionado tu duda, Kristoph.
Perdón si los que se leen el fic se han tomado a mal lo de los sprites y creen que me he llevado el mérito a algo pero es que la gran mayoría son míos. Nada más, una completa explicación, espero que haya solucionado tu duda, Kristoph.
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Ah, no, no importa, yo solo decía , de todas formas tu fic es bastante bueno, redactás de una forma excelente y tenés una ortografía bastante buena.
KristophGavin- Testigo
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
No pasa nada Kristoph xDDD, he aprovechado tu comentario para dejar claro una cosa, jaja, no te preocupes.
Por cierto, gracias por el comentario que no te había dicho nada, me alegra que te guste
Por cierto, gracias por el comentario que no te había dicho nada, me alegra que te guste
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Capítulo 5
El hombre del abrigo andrajoso se pasó unos minutos pensativo, enarcando cada una de sus cejas alternativamente. Ojalá hubiese tenido una cámara cerca, fue un espectáculo digno de grabarse. Me pegué a la pared, viéndole murmurar: “Edgiwerz, Edgiwerz” (o algo así) una y otra vez.
Intenté carraspear para que me viese, pero la mano de Xander me tapó la boca diciéndome sin palabras que me callase. Le miré, pidiendo una explicación.
-Mejor pasar desapercibido, no vaya a ser que te eche
-¿Y por qué iba a echarme? –susurré, quitándome su mano de encima- ¡Ése de ahí nos ha dejado pasar!
De repente, entre nosotros, apareció la cabeza rubia del agente de antes, con los ojos abiertos de par en par. Lo miré con miedo, ¿de dónde había salido?
-Verás, defensor, a mí no me importa por donde te muevas –dijo, imitándonos al hablar en voz baja-… Porque no soy poli…
Sonrió de manera siniestra mientras se apartaba de nosotros. ¿No era policía? Entonces, ¿qué hacía dentro de la escena del crimen echando a patadas a todo aquel que estuviese en su punto de mira? Xander no parecía asombrado, sólo miraba con expectación la cinta blanca que indicaba el lugar donde se había hallado el cadáver.
-¡Viejo Gummy, me alegra verte! –exclamó el “no-poli”, dándole con el puño en el hombro-. Sinceramente, esperaba que la inspectora Skye ganase la guerrilla
Levantó la cabeza, rascándosela con fuerza. Luego, inspiró, sonriendo:
-¡Nadie puede parar al inspector Dick Gumshoe! ¡Jo,jo, JO!
“¿Jo,jo,jo?”, repetí en mi cabeza, entrecerrando los ojos y esbozando una mueca desconcertante. Entonces me vio y me señaló con un dedo, agitando el brazo de arriba abajo.
-¡Eh, amigo, no puede estar aquí! ¡Lo civiles no pueden…!
-¿Y él? –inquirí, señalando con la cabeza al rubio de su lado-. Me ha dicho que no es un policía, así que…
-¡Kay Sunderly es un agente! –retrocedí un poco por aquel grito estridente, luego, le vi golpeando con todas sus fuerzas la espalda de su acompañante-. ¿A qué tengo razón?
-Esto…sep –contestó, rascándose la nuca
Ya les valía. ¿En qué quedaba el asunto: era de la policía o no?
-¡Pues yo tampoco soy un civil normal! –grité, orgulloso- ¡Yo soy un abogado!
-¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEE?
Eso sí que fue una excelente reacción. Por fin alguien que reconocía la grandeza de mi persona.
De repente, Dick Gumshoe me cogió del brazo, arrastrándome hacia la puerta. Aquello me pilló desprevenido así que solo me resistí cuando intentó echarme. Me agarré a la esquina con las piernas y con las manos, negándome a salir.
-¿Qué hace?
-¡Ja, amigo! ¡Usted no puede estar aquí, amigo, no parará de cotillear y meterse en la investigación! ¡ESO HARÁ QUE EL SEÑOR EDGEWORTH ME BAJE EL SUELDO Y…!
-Vamos, Gummy si trabajas prácticamente gratis…
Al volver a murmura conseguí soltarme, escabulléndome dentro de la sala. Xander iba a su ritmo, había comenzado a ojear el trabajo de los forenses. ¿Quién se suponía que era el abogado del caso?
-Qué fácil de deprimir es el viejo Gummy, sobretodo si sacamos el tema del fiscal –murmuró Kay, enarcando una ceja
-¿Fiscal?
Callé un momento, pensando que acabaría ganando con cuanta más información mejor. Y eso incluía al fiscal del caso.
-Oye, ¿tú sabes quien es…?
-Claro que lo sé –me cortó, encogiéndose de hombros Tranquilo, superagente, normalmente uno pregunta algo y el otro responde y no al revés.
-¿E-el fiscal?
-Te he dicho que sí, defensor… Después de todo, trabajo para él, ¿no?
Así que era policía después de todo: estaba bajo las órdenes de la oficina del fiscal. Que bromita la de antes…
-¿Y quién es?
-Puuf, con lo crudo que te veo es alguien que se hará un felpudo contigo
-¿u-uh? –aquello no era lo que precisamente me había esperado
-A eso me refiero –rió, señalándome con el dedo-. Como no te prepares, ese niño pijo te va a dar por todos lados
Me froté la cabeza. No supe muy bien por qué, pero aquello no me pillaba por sorpresa. En el fondo, me había imaginado todo lo que me aababa de decir Kay.
Incluso llegué a pensar que debía volver con Cassandra y decirle que, por su propio bien contratase a otro para su defensa. Suspiré, sonriendo de medio lado: aquellos pensamientos no eran propios de mí.
Después de todo, aunque no estuviese seguro de poder, debía conseguirlo.
-Toma –me tendió un sobre que había encima de una silla-, puede que tengas pocas oportunidades, pero será mejor que vayas con una mínima idea…
-¿Y esto?
-El informe de la autopsia de la víctima, ¿nunca has visto uno o qué?
Me pareció ridículo decirle que había visto un único informe de un caso y había sido con el señor Grossberg, para aprendérmelo de memoria.
Lo abrí cuidadosamente, leyendo por encima lo que ponía:
·Nombre de la víctima
Eugène Redsteel (57 años), varón.
·Hora estimada de la muerte
12 noche – 1 madrugada
·Causa de la muerte
Golpe con objeto contundente. Muerte instantánea
-Vaya… ¿con qué se asestó el golpe definitivo?
-Lo siento, pero sólo te puedo pasar eso, recuerda quien soy…
-¡AGENTE SUNDERLY!
De repente, tuve delante a una mujer de pelo corto que miraba a Kay con ganas de estrangularlo. Señaló a la puerta, desesperada.
-¿La que ha salido ha sido Ema Skye?
-Sep –se frotó la nariz despreocupadamente-.
-¡Entonces el fiscal Gavin tiene que estar cerca! –chilló, agarrándole por la solapa de la chaqueta. Kay me miró, cpasando un poco.
-Es posible, pero ya se habrá ido, el caso está en manos del viejo Gummy
-¡NO! ¡NO ES JUSTO! –le zarandeó- ¡Pensé que iba a trabajar con él…! –lloriqueó- ¡VAMOS, TENEMOS QUE ENCONTRARLE!
-¿…tenemos?
No tuvo tiempo de replicar ya que la chica se lo llevó a rastras. Ahí se iba mi contacto con el caso. Suspiré, mirando a la cantidad de forenses que seguramente no dejarían que moviese un músculo. ¿Y Xander? Hablaba con “el viejo Gummy”, mientras el inspector sonreía. Abracé el sobre, apretando los dientes. Comprendí que lo de investigar, se había acabado.
El hombre del abrigo andrajoso se pasó unos minutos pensativo, enarcando cada una de sus cejas alternativamente. Ojalá hubiese tenido una cámara cerca, fue un espectáculo digno de grabarse. Me pegué a la pared, viéndole murmurar: “Edgiwerz, Edgiwerz” (o algo así) una y otra vez.
Intenté carraspear para que me viese, pero la mano de Xander me tapó la boca diciéndome sin palabras que me callase. Le miré, pidiendo una explicación.
-Mejor pasar desapercibido, no vaya a ser que te eche
-¿Y por qué iba a echarme? –susurré, quitándome su mano de encima- ¡Ése de ahí nos ha dejado pasar!
De repente, entre nosotros, apareció la cabeza rubia del agente de antes, con los ojos abiertos de par en par. Lo miré con miedo, ¿de dónde había salido?
-Verás, defensor, a mí no me importa por donde te muevas –dijo, imitándonos al hablar en voz baja-… Porque no soy poli…
Sonrió de manera siniestra mientras se apartaba de nosotros. ¿No era policía? Entonces, ¿qué hacía dentro de la escena del crimen echando a patadas a todo aquel que estuviese en su punto de mira? Xander no parecía asombrado, sólo miraba con expectación la cinta blanca que indicaba el lugar donde se había hallado el cadáver.
-¡Viejo Gummy, me alegra verte! –exclamó el “no-poli”, dándole con el puño en el hombro-. Sinceramente, esperaba que la inspectora Skye ganase la guerrilla
Levantó la cabeza, rascándosela con fuerza. Luego, inspiró, sonriendo:
-¡Nadie puede parar al inspector Dick Gumshoe! ¡Jo,jo, JO!
“¿Jo,jo,jo?”, repetí en mi cabeza, entrecerrando los ojos y esbozando una mueca desconcertante. Entonces me vio y me señaló con un dedo, agitando el brazo de arriba abajo.
-¡Eh, amigo, no puede estar aquí! ¡Lo civiles no pueden…!
-¿Y él? –inquirí, señalando con la cabeza al rubio de su lado-. Me ha dicho que no es un policía, así que…
-¡Kay Sunderly es un agente! –retrocedí un poco por aquel grito estridente, luego, le vi golpeando con todas sus fuerzas la espalda de su acompañante-. ¿A qué tengo razón?
-Esto…sep –contestó, rascándose la nuca
Ya les valía. ¿En qué quedaba el asunto: era de la policía o no?
-¡Pues yo tampoco soy un civil normal! –grité, orgulloso- ¡Yo soy un abogado!
-¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEE?
Eso sí que fue una excelente reacción. Por fin alguien que reconocía la grandeza de mi persona.
De repente, Dick Gumshoe me cogió del brazo, arrastrándome hacia la puerta. Aquello me pilló desprevenido así que solo me resistí cuando intentó echarme. Me agarré a la esquina con las piernas y con las manos, negándome a salir.
-¿Qué hace?
-¡Ja, amigo! ¡Usted no puede estar aquí, amigo, no parará de cotillear y meterse en la investigación! ¡ESO HARÁ QUE EL SEÑOR EDGEWORTH ME BAJE EL SUELDO Y…!
-Vamos, Gummy si trabajas prácticamente gratis…
Al volver a murmura conseguí soltarme, escabulléndome dentro de la sala. Xander iba a su ritmo, había comenzado a ojear el trabajo de los forenses. ¿Quién se suponía que era el abogado del caso?
-Qué fácil de deprimir es el viejo Gummy, sobretodo si sacamos el tema del fiscal –murmuró Kay, enarcando una ceja
-¿Fiscal?
Callé un momento, pensando que acabaría ganando con cuanta más información mejor. Y eso incluía al fiscal del caso.
-Oye, ¿tú sabes quien es…?
-Claro que lo sé –me cortó, encogiéndose de hombros Tranquilo, superagente, normalmente uno pregunta algo y el otro responde y no al revés.
-¿E-el fiscal?
-Te he dicho que sí, defensor… Después de todo, trabajo para él, ¿no?
Así que era policía después de todo: estaba bajo las órdenes de la oficina del fiscal. Que bromita la de antes…
-¿Y quién es?
-Puuf, con lo crudo que te veo es alguien que se hará un felpudo contigo
-¿u-uh? –aquello no era lo que precisamente me había esperado
-A eso me refiero –rió, señalándome con el dedo-. Como no te prepares, ese niño pijo te va a dar por todos lados
Me froté la cabeza. No supe muy bien por qué, pero aquello no me pillaba por sorpresa. En el fondo, me había imaginado todo lo que me aababa de decir Kay.
Incluso llegué a pensar que debía volver con Cassandra y decirle que, por su propio bien contratase a otro para su defensa. Suspiré, sonriendo de medio lado: aquellos pensamientos no eran propios de mí.
Después de todo, aunque no estuviese seguro de poder, debía conseguirlo.
-Toma –me tendió un sobre que había encima de una silla-, puede que tengas pocas oportunidades, pero será mejor que vayas con una mínima idea…
-¿Y esto?
-El informe de la autopsia de la víctima, ¿nunca has visto uno o qué?
Me pareció ridículo decirle que había visto un único informe de un caso y había sido con el señor Grossberg, para aprendérmelo de memoria.
Lo abrí cuidadosamente, leyendo por encima lo que ponía:
·Nombre de la víctima
Eugène Redsteel (57 años), varón.
·Hora estimada de la muerte
12 noche – 1 madrugada
·Causa de la muerte
Golpe con objeto contundente. Muerte instantánea
-Vaya… ¿con qué se asestó el golpe definitivo?
-Lo siento, pero sólo te puedo pasar eso, recuerda quien soy…
-¡AGENTE SUNDERLY!
De repente, tuve delante a una mujer de pelo corto que miraba a Kay con ganas de estrangularlo. Señaló a la puerta, desesperada.
-¿La que ha salido ha sido Ema Skye?
-Sep –se frotó la nariz despreocupadamente-.
-¡Entonces el fiscal Gavin tiene que estar cerca! –chilló, agarrándole por la solapa de la chaqueta. Kay me miró, cpasando un poco.
-Es posible, pero ya se habrá ido, el caso está en manos del viejo Gummy
-¡NO! ¡NO ES JUSTO! –le zarandeó- ¡Pensé que iba a trabajar con él…! –lloriqueó- ¡VAMOS, TENEMOS QUE ENCONTRARLE!
-¿…tenemos?
No tuvo tiempo de replicar ya que la chica se lo llevó a rastras. Ahí se iba mi contacto con el caso. Suspiré, mirando a la cantidad de forenses que seguramente no dejarían que moviese un músculo. ¿Y Xander? Hablaba con “el viejo Gummy”, mientras el inspector sonreía. Abracé el sobre, apretando los dientes. Comprendí que lo de investigar, se había acabado.
Última edición por Regal Reed el Vie Feb 19, 2010 10:54 pm, editado 2 veces
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Me acabo de leer los dos caps que llevaba atrasados xD
¡Está genial Regal! ^^
Me ha gustado mucho la escena del forcejeo entre Gumshoe y Dante xD
¡Sigue así!
¡Está genial Regal! ^^
Me ha gustado mucho la escena del forcejeo entre Gumshoe y Dante xD
¡Sigue así!
Maya- Fiscal en Prácticas
Re: Dante Lawright: Ace Attorney
Muchas gracias por comentar Maya ^0^ , me alegra que te guste y quieras seguirlo ^^
Por cierto, los sprites que faltaban ya están puestos, y esta vez son los fijos y hechos por mí (ya vereis que no se parecen nada a los anteriores xDDDD son... ¿más cutres? tsss al estilo de Regal ;D xDDDD)
Por cierto, los sprites que faltaban ya están puestos, y esta vez son los fijos y hechos por mí (ya vereis que no se parecen nada a los anteriores xDDDD son... ¿más cutres? tsss al estilo de Regal ;D xDDDD)
Regal Reed- Fiscal en Prácticas
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