El juego del amor y la muerte [**Contiene Spoilers de AA: T&T**]

Bueno, parece que son los fines de semana cuando me llega la inspiracion (si se le puede llamar inspiracion a lo que escribo, claro) para escribir. Si os gusta, ire subiendo caps.:



CAPÍTULO I:

La lluvía caía sobre la ciudad, y el viento azotaba con fuerza y sin piedad todo lo que encontraba a su camino. Un aire húmedo y lleno de miedo cubría la ciudad. Un chica corría por las calles, huyendo de alguien que le estaba pisando los talones. Ese alguien disparo dos veces con una pistola. Nadie recibió los balazos, pero solo dos personas los escucharon. Ella no sabía hacia donde ir, hasta que un relámpago le iluminó un edificio en ruinas. Ya no le quedaban esperanzas, así que con sus últimas fuerzas corrió hacia el edificio. El miedo no le dejaba pensar con claridez, y solo tenía un pensamiento fijo, que no se podía quitar de la cabeza: " No puede cojerme. Tengo que encontrar a los demás, o su muerte no servirá de nada..."
El hombre que la perseguía, al ver que se dirigía al edificio, empezó a reirse de una manera diabólica y sanguinaría. Comenzó a caminar tranquilamente hacia el edificio, sabiendo que la chica no tenía escapatoria. Se detubo ante la entrada al edificio, y jugueteó con su pistola, estaba feliz. La iba a matar a ella, a la que sus compañeros la ponían en un alto nivel, por su agilidad, inteligencia y coraje. Él no le tenía tanta estima, al fin y al cabo la tenía acorralada. Había estudiado su modus operandi y observado los leves errores que cometía. Eses errores que no se notaban a simple vista, que se pensaba que no se podía hacer nada con ellos, él los había unido creando así la trampa perfecta. Entró en el edificio gritando a la chica:
-¡Es inútil escapar de mí! ¡Eres buena, lo admito, pero no te puedes comparar conmigo!- Dijo saboreando la sanguinaria victoria.
Ella no paró de correr hasta llegar al segundo piso. Miró su bolsillo, en él tenía su móvil necesitaba llamar a alguien que la pudiese ayudar, pero no tenía tiempo, tenía que salvarse ella sola, si esperaba refuerzos, ya habría muerto. Se detubo en una pequeña habitación, completamente vacia, olía a putrefacción. No quiso averiguar que era lo que estaba descomponiendose. Buscó un sitio en el que esconderse. Buscó por toda la habitación. Había unos boquetes impresionantes, y decidió alejarse de ellos. Buscó con desesperación un sitio, por pequeño que fuera donde esconderse. Sus ojos se detubieron en una esquina oscura, no era muy buen escondite, salvo por la oscuridad que abundaba en esa esquina. Dudó en esconderse ahí, ya que esa esquina estaba bastante cerca de uno de los boquetes, pero escuchó los pasos de el hombre y instintivamente fue hacia la esquina, y se encojió todo lo que pudo. Miró uno de sus bolsillos, en él tenía un CD. Al fin lo había conseguido, pero no le habrá servido de nada todo su esfuerzo si la mataban antes de entregárselo a uno de sus compañeros.
Escuchó como los pasos iban adquiriendo más fuerza, señal de que el hombre estaba cerca. Sintió como un escalofrío recorría su cuerpo, como señal de advertencia de que se enfrentaba a alguien peligroso.
El hombre, como si tubiese un radar que detectaba el miedo de las personas, se detubo en seco ante la habitación. Entró en la habitación lentamente, sabiendo que tenía la partida ganada. No había muchos sitios en la habitación en los que buscar a una chica, pero la oscuridad no era su mejor aliado. Caminó con paso firme y decidido hacia la esquina, sabiendo que ahí estaba escondida.

Musica para ambiente:


Ella escuchando como los pasos iban en dirección hacia ella, intentó moverse por la oscuridad pasando desapercibida. Cuando logró escapar de la esquina, buscó sigilosamente algo con lo que golpear a aquel hombre. Encontró un hierro largo, cuando se estaba incorporando, una pistola se arrimó a su nuca. Sabía que el hombre estaba sonriendo, aunque no lo pudiese ver. Una sonrisa llena de odio, vistoriosa y con ganas de sangre.
Aquel hombre la obligó a levantarse de el suelo. Se colocó delante de ella, sin dejar de apuntarle con la pistola.
-No mentían sobre ti. Eres bella, inteligente, hábil y tienes mucho valor. Lástima que no seas de los nuestros, te habría ido muchísimo mejor, y no me vería obligado a matarte.- Dice clavando sus ojos en la chica.- Ahora, dame el CD, o correrás la misma suerte que tu estúpido amigo.
-Me alagan tus cumplidos.- Dice sonriendo y adoptanto una actitud fría y segura de sí misma.- Pero no te daré nunca el CD. Nunca se lo daria a una rata como tú, y menos sabiendo que le habeis matado...- La chica le escupió en la cara, probocando que el hombre le diese una bofetada, tras esto la empujó hacia el boquete. Sin pensárselo dos veces, apuntó con la pistola a la chica de nuevo, haciendola retroceder.
Ella no tenía otra solución y tiró el CD dos pisos abajo. El hombre se puso histérico, y disparó dos veces a la chica, quien calló también dos pisos abajo, igual que el CD que había arrojado antes.

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Espero que os haya gustado

Me has dejado en vilo...
Voy a estar vigilando este tema :P

...

Edward Von Karma escribió:...

Mmm... No se como tomarmelo, si te ha sorpendido lo malo que es, o te ha gustado el capitulo....

Paula escribió:

Edward Von Karma escribió:...

Mmm... No se como tomarmelo, si te ha sorpendido lo malo que es, o te ha gustado el capitulo....

Yo creo que se ha quedado sin palabras de lo bueno que es el capitulo ^^

Gracias por los comentarios ^^. Aqui el capitulo 2:


CAPÍTULO II:


El hombre se asomó al boquete, para asegurarse de que estaba realmente muerta. Comenzó a reir como un diablo. Se dio la vuelta y caminó por todo el edificio, disfrutando cada segundo de la sangre que había visto salir del cuerpo de la chica. Cojió su móvil e hizo una llamada.
-Hola. Si, soy yo. La he matado. He matado a dos de los cuatro mejores agentes que tienen. Si, ahora tocan ellos dos, intentaré hacerlo a la vez. Por favor, James, ¿acaso dudas de mi? Me voy, resultaría sospechoso verme junto a un cadaver.-Cuelga el móvil y sale corriendo, asegurándose de que no le ve nadie.





La Base. Un edificio bajo tierra, que pocas personas conocen. Para acceder a el edificio hay que entrar en un piso y adentrarse en el ascensor, pulsar unos numeros con un orden concreto hasta desdencer 4 pisos bajo tierra. La Base era un edificio de proporciones impresionantes. Allí era donde los agentes de Neirk, encargados de combatir a los Black Night; una organización muy peligrosa que trata de tener el mundo a sus pies, dormían, convivían y entrenaban. La Base tenía cinco salas de entrenamiento, otras cinco de concentración, las habitaciones de todos los agente se encontraban en la base, serían alrededor de doscientas habitaciones. Tambien hay la sala de organización de misiones, la sala de organización, el despacho del jefe de La Base; tambien jefe de la organización Neirk, y una sala de operaciones, donde operan a los agentes heridos.

Una chica de diecinueve años, alta y esbelta, de pelo negro hasta la cadera y ojos grises entraba en La Base. Se dirigió hacia su habitación, la veinticinco cuando avisó de que alguien estaba llamándola. Se dio la vuelta y vio a un chico pocos años más mayor que ella, de pelo castaño y revuelto con unas gafas y ojos marrones. Llevaba una bata blanca y parecía cansado.
-Hola Ingus. Qué quieres, estoy esperando noticias de...- Fue interrumpida.
-Iraida, de eso mismo se trata, el jefe quiere hablar contigo.- Ingus adquirió un aire serio.
Iraida, le siguió con la cabeza alta y seria. Ingus llamó a la puerta del jefe. Una voz grave y ronca les dejó pasar. El jefe era un hombre robusto, alto aunque mayor. Tenía el pelo perfectamente peinado hacia atrás y ojos azules. Vestía un elegante traje blanco con un pañuelo azul saliendo de un bolsillo a la altura del pecho de la chaqueta.
-Ingus, dejanos solos. Ya esperamos nosotros a que Blake llegue.- El jefe se sentó en su silla de cuero negro.
Ingus se despidió y cerró la puerta con cuidado. En el despacho hubo un silencio sepulcral, hasta que la puerta se abrió. Un chico alto, de complexión atlética, rubio y de ojos azules entró en la habitación. Tenía un año más que Iraida. Se colocó al lado de ella, y le saludó con una sonrisa. Acto seguido, habló.
-Sirius, ¿Por qué nos has llamado tan repentinamente?- Miró fijamente a Sirius, que acto seguido les ofrció asiento.
-Empezaré por el principio- Carraspeó y su voz cambió un poco.- Sabeis que los Black Night quieren acabar con nosotros, pues somos los únicos que pueden detenerles en sus planes. Pero han visto que resulta imposible ganarnos- Sirius esbozó una pequeña sonrisá, que enseguida eliminó de su cara.- Por eso han reclutado a un asesino profesional, sin escrúpulos. Ese hombre ya nos ha robado el CD que tanto nos costó conseguir. Nuestra misión era recuperarlo mandando a dos de los cuatro mejores agentes que tenemos. Esos dos, como bien sabeis, han sido Jale y Michelle.- Tragó saliva- Jale... Jale fue asesinado en esa misión por ese hombre, estoy casi seguro, pero antes de que le asesinasen, consiguió hacerse con el CD y dárselo a Michelle... Ella lo destruyó, pero acabó muerta tambien a manos de ese hombre...- Sirius paró, al ver que los ojos de Iraida se estaba humedeciendo, pero enseguida continuó.- Estoy seguro de que ahora va a por los otros dos mejores agentes, y cuando acabe con ellos, tendrá via libre y podra desacerse de todos nosotros, incluido yo. Por eso, vosotros dos, teneis que desaparecer durante un tiempo, nunca atacarán sabiendo que los dos restantes siguen vivos, pero en paradero desconocido. Si acaban con vosotros, conseguirán hacerse con sus planes, pues no habrá nadie que se lo impida.- Sirius se volvió a detener, al ver la pregunta que los chicos le estaban haciendo con los ojos.- Sabemos que estan muertos, porque como bien sabeis, todos los agentes llevan unos relojes, que captan los latidos del corazón, si el corazón se para, dejamos de recibir la señal de los relojes.



-¿Y no es posible que les hayan robado los relojes?- Blake estaba con los ojos perdidos, mientras hacia la pregunta.
-Imposible, cada reloj lleva una contraseña que solo conoce su poseedor, imposible arrebataros el reloj.- Sirius contestó a su pregunta y siguió con lo anterior.- Teneis que desaparecer de aquí, esconderos en algún sitio apartado y...- A Sirius no le dio tiempo a acabar de hablar, pues Iraida se había puesto en pie y había dado un golpe a la mesa.
-¡Cómo quieres que nos escondamos! ¡No podemos! ¡Quiero vengar a mi hermana! ¡La ha matado! ¡Les ha matado, no pienso esconderme como una cobarde!- Dijo Iraida mientras salía corriendo entre sollozos.

Sirius miró a Blake, y este fue tras Iraida para hablar con ella. La encontró llorando en su habitación con los brazos rodeando las rodillas. Blake se sentó a su lado, y la rodeó con sus brazos. Entonces empezó a hablar.
-Se cómo te sientes. Jale era mi mejor amigo, y Michelle igual. Pero ellos no querrían que nos pasase nada malo. Primero, por que La Base quedaría desprotegida, ya sabes que los demas agentes son buenos, pero no podrán con ese asesino; y segundo Michelle era tu hermana, nunca querría que te hiciesen daño. Iraida, tenemos que irnos, escondernos, pero seguiremos activos, yo tambien quiero vengarme, y lo haremos, pero no ahora. Ellos esperan que vayamos ahora a por ellos, y sería caer en su trampa. No vamos a escondernos, vamos a hacer una retirada, pero planearemos algo para vengarnos. Te lo prometo.- Blake no podía ver así a Iraida, se sentía como si el mundo se le viniese encima con solo verla llorar.
-Tu no lo entiendes... Antes de que mi hermana partiese hacia la misión, tubimos una pelea estúpida, y lo último que le dije fue que la odiaba.- Iraida miró hacia arriba e hizo todo lo posible para no soltar más lágrimas.
-Ella sabía que lo no lo decías en serio, y lo sabes.- Blake se levantó, pensando que Iraida no iba a razonar más, y estaba saliendo por la puerta.
-Espera...- Iraida le detubo- ¿Cuando nos vamos?- Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro.
Blake sonrió, y fueron juntos hacia el despacho de Sirius. Estubieron media hora hablando hasta que decidieron ocultarse en un pueblo bastante grande, pero poco conocido: Lostdawn.

Genial Paula, sigue por favor ^^

no esta mal...

Esaaaaaa!!!! Me encanta la historia, no sabia que se te diese tan bien escribir!
Bueno, espero el proximo cap. ¿ok? ^^

Muchas gracias por los comentarios. Este capitulo no es muy bueno, pues la fiebre no me ha dejado pensar demasiado






CAPÍTULO III:


Un avión privado sobrevolaba una enorme ciudad llena de gente, coches, humo, y de calles donde la gente hecha su vida a perder.
En el interior de el avión, un hombre miraba por la ventana tomando una copa de Wishky. Se levantó y fue al cuarto de baño, donde se miró al espejo. Un alto y fornido hombre de ojos azules y cabello castaño. Una sonrisa se dibujó en su cara. Cuando salió del baño, una azafata se acercó a él.
-Disculpe señor Brooks, pero el señor Struck ha dicho que ya puede pasar a verle.- Acto seguido le enseñó el camino hacia la habitación de ese avión donde se encontraba Struck. Cuando llegaron, la azafata llamó a la puerta, y una voz joven y seria le dejó pasar. Nada más escuchar la voz, la azafata abrió la puerta, y se despidió de Brooks.



-Hola James... Cuanto tiempo sin vernos.- Brooks se adentró en la habitación con una mirada fría.
-....Qué quieres, sabes que no tengo tiempo para idioteces. Espero que me vengas a hablar de tu misión, sino, puedes irte.- Se levantó de la silla, y dio vueltas por la pequeña habitación, esperando contestación.
-Tranquilo... No será difícil, y lo sabes. Estando yo aquí, nadie quedará vivo.- Él le ofreció una sonrisa repleta de seguridad y con ganas de matar que tranquilizó a James.
-Bien... Sientate y cuentame tu idea. Supongo que simplemente, irás a La Base de ellos y los aniquilarás.
-¡Ja! Me sorprende que seas tan ingenuo. Por lo que me has contado de Sirius, los estará protegiendo.... Tengo una idea mejor... Sientate y escucha....



* * *


Una fuerte lluvia caía sobre Lostdawn. Las calles estaban casi vacías, apenas había gente que corriese por las calles intentando protegerse de la lluvia. Blake conducía un coche, mientras Iraida, sentada en el asiento del co-piloto, miraba por la ventana, con los ojos perdidos en recuerdos y ganas de venganza. Blake le ofreció una sonrisa, intentando animarla, pero resultó inútil.
-Sirius dijo que nos pagaría la hipoteca, pero de lo demás nos tendríamos que encargar nosotros. Yo no se hacer otra cosa que ser agente, me entrené desde pequeño para eso.- Comentó, intentando desviar los pensamientos de Iraida.
-Yo tampoco se hacer mucho más...- La voz de Iraida sonaba débil.- No he podido acabar el curso por correspondencia el la universidad por culpa de esta mudanza...
-...¿Y te quedaba mucho?- Dice Blake con brillo en los ojos.
-Pues... apenas unos meses... Espera... ¡¿No querrás que...?!
Blake asintió con la cabeza.
-Es la única manera de conseguir dinero, y te pagan muy bien, por lo que oido. Lo único que habría que pedirle a Sirius es que moviese unos hilos para que parezca que te has graduado. Es una edad muy temprana para ti, pero no es primer caso que se ve...
-Algún día tendremos que dejar de depender de Sirius, Blake...- Iraida no estaba convencida del todo.
-Es solo esto, así a penas tendremos que pedirle nada más. Ya no queda nada para llegar a la nueva casa... Mañana le llamaremos.
Un cuarto de hora después, llegaron a la nueva casa, que según Sirius, ya estaba amueblada, con calefacción y luz.
Cuando ambos recorrieron la casa y metieron sus respectivas ropas en los armarios, fueron hacia el salón, a hablar mientras esperaban a la pizza que habían encargado.
-¿Sabes? Jale me confesó una vez que estaba enamorado de Michelle.- Blake sacó el tema de convesació mientras sonreía.
-Mi hermana.... Creo que sentía lo mismo... Se conocían desde pequeños, no era de extrañar que terminases sientiendo algo especial el uno por el otro.- Iraida sonrió, cosa que a Blake le agradó, pues hacía bastantes días, desde la muerte de su hermana, que no la veía sonreir así.
-Jejeje, él me lo comentó. Y tambien me dijo que eso nos iba a pasar a nosotros. El pobre estaba muy mal de la cabeza...- Blake se sonrrojó, y se arrepintió de haber dicho eso, no le gustaba hablar de temas amorosos con Iraida, no sabía lo que podía pasar... o desvelar.
Iraida se rió, intentando disimular sus mejillas coloradas.

Unos días más tarde, Iraida ya tenía en su poder su "copia" del certificado de la universidad que Sirius había encargado hacer.
-Bueno... Me voy... Hasta luego Blake.- Iraida estaba nerviosa, muy nerviosa. ¿Y si la descubrían? ¿Y si sabían que todavía no se había graduado? Decidió apartar esos pensamientos de la mente, y cojió el coche. Donde necesitaba trabajar estaba en la ciudad de al lado, a 11 km. Cuando llegó, buscó por todos los sitios las oficinas, hasta que por fin las halló.
Entró en la recepción, y habló con la chica que estaba sentada detrás del mostrador.
-Buenos días... Disculpe... Em... Tengo los estudios de derecho... Y me gustaría ejercer como fiscal.
-Claro. Por supuesto, pero primero ha de rellenar estos informes y darselos a aqulla chica, la que está sentada en esa mesa.- La recepcionista ofrció una sonrisa, y siguió hablando.- Tambien necesitamos una copia del certificado de la universidad, y como no, sus datos personales.
-Por supuesto, aquí mismo los tengo- Iraida sonrió, intentando que sus nervios pasasen desapercibidos.
Cuando rellenó todos los informes, un fiscal le hizo una entrevista. Iraida se quedó en shock durante un momento al saber que iba a tener que ser entrevistada.
-Tranquila... Has estado en situaciones peores... Eres una agente, esto no es nada compradado con tu verdadero trabajo...- Decía para sí misma, intentando tranquilizarse.
Cuando el fiscal le dio el visto bueno.
-Bueno, señorita Clarkson, mañana puede empezar a trabajar. Espero verla aquí- El fiscal sonrió y le abrió la puerta.
Nada más salir del despacho, Iraida suspiró aliviada, sin darse cuanta de que un hombre se acercaba a ella, y tropezaron.
-D-disculpeme... Estaba pensando en otras cosas y...- Iraida se disculpó, y cuando alzó la vista, se encontró con un hombre de aspecto peculiar.
-No pasa nada señorita. En tal caso, debería ser yo el que se disculpase.- Dijo el extraño hombre, quien tenía una extraña y enigmática aura.

Que va, te sigue quedando igual de bien que los anteriores. ¡Sigue así!

Pues el capitulo te ha salido muy bien pese a la fiebre ^^
Espero que te mejores pronto y sigas con el fic guapa ^^

Muchas gracias por los comentarios ^^.

En este cap. desvelo el nombre del misterioso hombre... que es:

Spoiler:

CAPÍTULO IV:

Aquel hombre era alto, atractivo y elegante. Lucía una camisa de color verde, con un chaleco beige y una corbata blanca; unos pantalones negros, a juego con los zapatos. Sujetaba una taza de café, cuyo olor era amargo y embriagador. Lo que más llamaba la atención de aquel hombre era su pelo blanco, a pesar de no aparentar más de treinta y cinco años, y sobre todo, su visor. Un visor de color gris, con tres rayas rojas situado en sus ojos, que a pesar de estar tapados, no impedia notar la intensidad de su mirada.


-Señorita, ¿está usted bien?- El hombre se inclinó para ayudar a Iraida a levantarse.
-Muchas gracias, y de nuevo, lo siento mucho- Sonrió.
-No pasa nada, yo tambien estaba distraido.- El hombre sonrió, y su mirada era cada vez más intensa.- Perdone, pero... Siempre que veo a una bella dama, he de preguntarle su nombre, es una de mis reglas.
-Iraida. Iraida Clarkson.- Dijo de nuevo sonriendo.- Y usted es...
-Mi nombre es Die... Quiero decir... Godot.- Tomó un sorbo de su taza.- ¿Quiere hacerse usted fiscal, señorita Clarkson?
-Em... Si, por eso estoy aqui.- Iraida dirijió sus ojos grises hacia otro lado.- ¿Y usted? ¿Tambien es fiscal?
-Podría decirse que si...-Volvió a posar sus labios en la taza- Soy un novato...
-¿Sabe? Su cara me suena... Aunque no le pueda ver los ojos... Usted se parece muchísimo a un gran abogado, Diego Armando, creo recordar que se llamaba aquel hombre...- Iraida fijó sus ojos en la máscara de Godot.
-...Diego Armando está muerto...- La voz de Godot se volvió aspera y fría.
-...Vaya... No lo sabía... eran...¿amigos?- Iraida miró hacia abajo, disculpandose.
-Se puede decir que si... Nuestros pasados eran y son tan oscuros como el interior de una buena taza de mi mezcla de café más amarga...- Godot se se colocó el dedo índice en su frente, apoyando el codo en la palma de su mano.- Ahora... Discúlpeme, pero he de irme, señorita Clarkson...

Iraida observó como Godot se iba, soltando un suspiro melancólico. Sus ojos grises brillaban, tenía que volver a ver a ese hombre, descubrir lo que le habñia ocurrido con Diego Armando.
Abrió la puerta de la oficina del fiscal y salió a la calle. Miró hacia el cielo, rogando que le devolviese a su hermana, que apareciese de la nada para abrazarla y decirle que todo saldría bien. Quería verla una vez más, decirle que no la odiaba. Quería desahogarse con ella, contarle lo que sentía, la impotencia, la rabia, las ganas de venganza... Unas lágrimas recorrieron sus mejillas, pero enseguida las secó con la manga de su cazadora.

* * *


Blake estaba sentado en el sofá, sosteniendo una lata de Coca-Cola, mirando por la ventana. Posó la lata sobre la mesa situada en el medio del salón y cojió su móvil, mientras subía al piso superior de la vivienda. Se acercó a la ventana y se apoyó en ella, cuando comenzó a hablar.
-Hola. Si, soy yo. Verás... Quería pedirte una cosa... Quiero que me traigas una cajita que hay sobre la mesita de mi habitación. La necesito.- La voz de Blake sonaba rígida y nerviosa.
-Blake...¿Para que la quieres? ¿Qué se está pasando por tu mente?- Dijo la voz de un hombre al otro lado del teléfono.
-Confía en mí. Sé lo que hago.-Sentenció. Un segundo más tarde, colgó su móvil y vio llegar a Iraida en el coche.
Bajó las excaleras corriendo y abrió la puerta antes de que ella fuese capaz de colocar sus llaves en la ranura.

-Hola Iraida...¿Qué tal te ha ido?- Blake le ofreció una sonrisa mientras ella entraba en la casa.
-Pues... Bien, mañana empiezo a trabajar...- Dijo con un tono bajo.
-Pues no pareces muy ilusionada. Míralo por un lado positivo, así tendras acceso a archivos policiales, y podemos encontrar algo que nos lleve a ese tío...- Le puso una mano subre su hombro y le guiñó un ojo.
-Pero no sabemos nada de ese hombre. Nada. ¿Por donde quieres que empiece a buscar?- Iraida mostraba su lado realista, aunque a Blake le parecía que era su lado pesimista.
-Pues... Em... No sé, pero seguro que se nos ocurre algo.- Dijo mientras ponía su mano sobre su cabello rubio.- Pero a tí te pasa algo más...¿verdad?- La miró a los ojos. Una batalla de miradas, los ojos azules de Blake se clavaron en los ojos grises de Iraida, quien empezó a reir y comenzo a relatar lo sucedido.
-Pues cuando salí de la oficina de aquel fiscal, me encontré con un hombre muy misterioso y atrayente. Al parecer ha tenido un pasado muy duro, al igual que Diego Armando, un abogado bastante reconocido. El señor Armando ha muerto, según me ha dicho, pero en su voz noté algo de incomodidad sobre el tema. No sé... Tengo que saber algo más de el señor Godoy el el señor Armando...
-Sea como sea, seguro que tú lo descubres.- Le da un golpe con un cojín, sonrie y se va a la cocina.
-Blake...- Susurra Iraida sonriendo. Se levanta de el sofá y va a su habitación. Se agacha y busca debajo de su cama una bolsa, y la abre. En ella hay una pistola; la coje y la alza para observarla.
-No permitiré que sigas arrebatando la vida de más gente. Juro que te encontraré y les vengaré...- Acto seguido, guarda su pistola de nuevo en la bolsa y bajó de nuevo las escaleras.

Buscó a Blake en la cocina, pero fue en vano, hasta que lo vio saliendo de su habitación con el pijama.
-Blake...¿Tan pronto y ya te vas a dormir?- Dijo mientras volvía a subir las escaleras para hablar con él.
-Es que tengo fiebre...- Dijo con una voz muy débil.
-Pero...¿Así, sin más? Si hace un rato estabas bien...- Le pone su mano en la frente de Blake.- Estñas ardiendo. No te preocupes, vete para cama y descansa ¿OK?- Le ofrece una sonrisa y baja a la cocina a llevarle un vaso de agua a la habitación.
Cuando Blake se queda dormido, Iraida recibe un mensaje en el móvil citándola en una cafetería White Nights.
-¿Quién será?... Puede que tenga que ver con ese hijo de...- Se pone su chaquetón y coje el coche, dispuesta a irse a la cafetería.

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Espero que os haya gustado.

Siento el doble post, pero...¿Por que se ve asi? He intentado editarlo pero se sigue viendo mal...T.T

Te ha pasado lo mismo que a mi hijita y Von Karma, veras, si te ha salido raro es por una sencilla razon, seguro que tienes activado a la hora de postear el boton a/A, lo que tienes que hacer es desactivarlo y a partir de ahora todo lo que copies del word o otro sitio se te pegara bien y no desordenado o de forma rara. ;)

Phoenix Wright escribió:Te ha pasado lo mismo que a mi hijita y Von Karma, veras, si te ha salido raro es por una sencilla razon, seguro que tienes activado a la hora de postear el boton a/A, lo que tienes que hacer es desactivarlo y a partir de ahora todo lo que copies del word o otro sitio se te pegara bien y no desordenado o de forma rara. ;)

OK, muchas gracias Phoenix, ya lo he editado ^^

Paula escribió:

Phoenix Wright escribió:Te ha pasado lo mismo que a mi hijita y Von Karma, veras, si te ha salido raro es por una sencilla razon, seguro que tienes activado a la hora de postear el boton a/A, lo que tienes que hacer es desactivarlo y a partir de ahora todo lo que copies del word o otro sitio se te pegara bien y no desordenado o de forma rara. ;)

OK, muchas gracias Phoenix, ya lo he editado ^^

No hay de que, para eso estamos ^^

El cap. 5:


CAPÍTULO V:

Iraida llegó a la cafetería, buscando a alguien cuyo aspecto desconocía. No sabía a quien buscaba, ni siquiera sabía por qué estaba allí. Su estómago se revolvió, advirtiendo a Iraida se su inseguridad.Se dio media vuelta, dispuesta a irse, cuando una mano se posó sobre su hombro. Sus ojos se cerraron con miedo y su notó como sus musculos se tensaban. Se dio la vuelta y abrió los ojos, descubriendo así al hombre que la había citado.
Era el misterioso y enigmático Godot, que sujetaba una taza de café de nuevo, y su mirada seguía transmitiendo la misma intensidad y nostalgia.
-¿Es...usted el que me ha citado, sr. Godot?- Iraida no sabía si estaba aliviada o aun más austada. ¿De verdad podría ser él un asesino?
-Si señorita Clarkson. He sido yo. Quiero hablar con usted.- Godot se encaminó hacia una mesa, y arrastró una silla, ofreciéndole asiento a Iraida.
Ambos se sentaron y estubieron mirándose durante diez minutos. Una banda de jazz tocaba en el pequeño escenario. La gente sentada en las mesas parecían estar sumergidas en su mundo. Sus caras reflejaban lo que pensaban. Algunas sonreían, otras mostraban asombro, tristeza, enfado, decepción...
Un camarero se acercó a la mesa donde estaban Godot e Iraida.
-Señores, ¿Qué desean tomar?- El camarero inclinó un poco su cuerpo mientras cojía su bloc de notas y su bolígrafo.
-Yo un agua. Por favor.- Iraida sonrió, a pesar de la tensión que estaba soportando.
-Un agua y...¿Usted, caballero?- El hombre miró hacia Godot, intentando desviar su mirada de su pelo blanco y su visor.
-Yo un café. Si es posible, bastante amargo.- Godot miró a Iraida, y cuando se fue el camarero, comenzó a hablar.- Supongo que se preguntará por qué la he llamado...
-Si, la verdad es que no me esperaba que usted me llamase... Sobre todo cuando usted no tiene mi número de móvil.- Iraida arqueó una ceja, mostrando seguridad y desconfianza.
-Se lo pedí al fiscal que la entrevistó... Le dije que tenía que hablar con usted...- Godot se mostraba indiferente ante la desconfianza de Iraida. Comprendía que no se fiase del todo de él.
-Entiendo...- Iraida seguía sin comprender que quería de ella.- Supongo que tengo derecho a saber por qué estoy aquí, ¿no?
-Por supuesto. Hoy, en la oficina del fiscal, noté que usted sentía curiosidad por mi pasado con Diego Armando.
-No es curiosidad. Ustedes tienen un parecido impresionante. Y usted dijo que tiene un pasado oscuro... Es comprensible que me llame la antención...
-...Touché, señorita, touché. En fin... Necesito contarle esto a alguien, y saber que no la va a contar... Usted tiene toda la pinta de tener muchos secretos...¿Le importaría guardar uno más? Además... Necesitaré ayuda, y se que usted puede ayudarme a investigar.
-Señor Godot... Le acabo de conocer. ¿Como puede confiar en mí?
-Porque se quien es usted de verdad. Se cual es su autentico trabajo. Se lo que quiere. Y nuestros objetivos son muy parecidos... ¿No es así, agente Iraida Clarkson?- Godot sonrió y le mostró a Iraida una seguridad que solo había notado dos veces en su vida.
Cuando el camarero se acercó, dejaron de hablar y cojieron sus respectivas bebidas. Al marcharse este, Iraida todavía seguía estando impresionada por saber como la había descubierto.
-Pero... ¿Como lo sabe usted? Yo no he...-Iraida fue interrumpida.
-Sirius. Somos viejos amigos...- Godot tomó un poco de su café.
-Si él se lo ha contado, puedo confiar en usted. Dígame, cual es su secreto, y en qué cree que puedo ayudarlo.
-....Es una larga historia... Empezaré por el principio.- Godot hizo una pausa leve, que a Iraida le pareció una eternidad.

-Mi nombre es Diego Armando. Soy un abogado. Bueno, lo era. Comenzaré por el día en el que mi vida comenzó a cambiar. Era el primer juicio de una abogada, Mia Fey. Una chica muy hermosa, ciertamente. Tenía potencial, pero estaba muy nerviosa, yo era su ayudante en el juicio. El acusado era inocente, pero fue engañado por una chica, Dhalia Hawtrone. Era la persona más diabóloca que he conocido en toda mi vida. Por desgracia, su belleza engañaba a cualquiera. En el juicio, parecía muy inocente, pero Mia y yo empezamos a sospechar que era la asesina.... Ella mató a su hermanastra para que no desvelase que, Dhalia, a los catorce años, había planeado un robo y se había fugado. Para ello, utilizó a un hombre, el acusado de este caso, quien estaba perdidamente enamorado de ella. Cuando en el juicio iba a decir la verdad, decir que era Dhalia la asesina, la que había planeado el robo... Se suicidó. Todo por una estúpida promesa que se hicieron, en la que si uno dejaba de confiar en el otro, beberían de una botellita con veneno. Ella hizo que se suicidase. El caso acabó sin acusado. Mia quedó muy dolida... y Dhalia seguía sonriendo, como el diablo que era... La pobre Mia rompió a llorar, y en ese momento, mis sentimientos por ella... cambiaron. Durante el juicio me había estado sentido hacía ella, pero fue al final de todo cuando me di cuenta de que estaba enamorado. Mia y yo, decidimos investigar a Dhalia Hawtrone. Cada día pasabamos más tiempo juntos, hasta que me di cuentas de que ella tambien se había enamorado de mí. Desde aqulla, fue mi amiga, mi compañera y mi novia. Unos meses despues, Dhalia me citó en una cafetería. Yo iba a ir, aunque Mia intentó detenerme.
Cuando acudí a la cafetería, Dhalia ya estaba sentada en una mesa, con su diabólica sonrisa. En cuando me senté y apollé mi taza sobre la mesa... Jugueteó con un collar, que me resultaba extrañamente familiar. Hablamos sobre aquel caso, y ella admitió su culpabilidad. Yo, no cabía en mi alegría, y cerré los ojos unos momentos para disfrutar de la victoria, pero en ese intervalo... Hechó algo a mi café. Cuando tomé un sorbo, la vista se me nubló, perdí la capacidad de mover mis miembros. Intenté gritar, pidiendo ayuda, pero mi garganta no podía emitir sonidos. Lo último que recuerdo haber escuchado es a Dhalia, riendose y diciendome al oido: "Un placer haberle conocido señor Armando. Esa es mi mezcla de café especial: "Muerte por idiota"... Espero que le haya gustado"
Cinco años despues, me desperté de un coma en el que había estado sumergido. Por suerte, no había muerto, pero mi pelo había encanecido, y había perdido la vista. Me sentí un inútil, pero eso me daba igual. Quería abrazar a Mia, decirle que la amaba. Pero no estaba en el hospital. Lo primero que pense es que se había cansado de mí, de estar con un idiota tumbado en la cama, sin poder ori, ni decir nada. Le pregunté a los doctores, y me dijeron que ella había venido cada día a verme. Que cada día se la escuchaba llorar. Que me hablaba, me decía que me amaba. Sentí una alegría inmensa, hasta que me lanzaron una bomba, que no podía ya evitar. Mia había sido asesinada por un hijo de.... Se llamaba Red White. Al parecer, ya había sido ejecutado. Todo gracias a un abogado, Phoenix Wright. No puedo sentir agradecimiento hacia él, pues podía haber evitado la muerte de Mia. Pero no lo hizo, y yo tampoco. Ahora, todo lo que puedo hacer es proteger a su hermana, quien será la próxima Maestra Kurain, y por eso, una mujer de la subfamilia, quiere impedirlo, todo para que su hija sea la Maestra. Esa es una de las razones por la que me convertido en fiscal... La otra es: Phoeniz Wright. Quiero derrotarle. Quiero que pague por no haber protegido a Mia.- Godot acabó su relato, y bebió de su taza. Su mirada había perdido intensidad, ahora solo mostraba nostalgía.
-....Señor Armando... Es... una historia... Lo siento mucho. No se preocupe, guardaré su secreto, y le ayudaré en todo lo que pueda.
-...Llamame Diego, ahora que sabes todo mi pasado, Iraida.
-Diego... Te acabo de conocer, pero si necesitas una amiga... Aquí me tienes...
-Muchas gracias...-Godot acabó su taza de café, dejo el dinero de la cuenta en la mesa y se levantó- Un placer hablar contigo Iraida. Toma mi número de móvil. Estaremos en contacto.- Tras esto, se fue dejando detras de él, un aura melancólica.
Iraida se levantó y se fue hacia la salida. No pudo evitar una tristeza enorme recorrer su cuerpo, sintió que se ponía en el lugar de Diego, si le llegaba a pasar eso, no podría soportarlo. Quince minutos, llegó a casa y Blake seguía dormido, y se acercó a él.
-Te quiero...- Susurró mientras una sonrisa se dibujaba en su cara, luego cerró la puerta y se tumbó en el sofá, tomando un capuchino y pensando en el relato de Diego.

Me ha encantado Paula, ha sido un capitulo explendido, sigue asi ^^

Aqui el cap 6...




CAPÍTULO VI:

El sol traspasaba las cortinas e ilúmino la cara de Blake, quien abrió los ojos lentamente y con pereza. Una dulce sensación le recorrió el cuerpo, pero desconocía la causa. Sin incorporarse, miró el reloj de su mesilla. Eran las diez y media. Se sentó en su cama y posó su mano en la frente, le había bajado la fiebre. Estaba absorto en sus pensamientos, y de repente escuchó una dulce voz cantando que provenía de la cocina. Bajó las escaleras cuidadosamente, procurando no hacer ruido. Cuando llegó a la cocina, se asomó por la puerta y vio a Iraida preparando el desayuno y cantando una canción cuyo idioma desconocía. Cerró los ojos y simplemente dejó volar su imaginación mientras escuchaba la canción.
Iraida se dio la vuelta y vio el pelo de Blake asomado por la puerta.
-Buenos días...¿Estás mejor?- Iraida sonreía dulcemente.
-Pues algo mejor si...-Sonrió y se racó su cabeza.- Mmm....Eso son...¿Tortitas?- Sus ojos azules brillaban de tal manera que Iraida se perdió en ellos.
Se sentaron a desayunar y hablaron de cualquier cosa, tonterias, hasta que salió el tema de Diego Armando y Godot.
-Y dime, Iraida...¿Sabes algo más sobre Diego Armando y Godot?- Blake arqueó la ceja. Sabía que ella tenía información.
-Pues...-"Prometí que no diría nada..." Fue lo único que pensó.- No... Nada de nada
-Mientes.- Blake fue directo y tajante.
-¿Co-como lo sabes?- Casi se le cae la tortita al suelo de la impresión.
-Tus ojos pierden el brillo. Eso te pasa cuando estás triste... o cuando me mientes- Sonrie satisfecho de conocerla tan bien.
-Es que... prometí que no diría nada...-Iraida entristeció al recordar la historia de Diego.
-No me gusta. Estamos juntos en esto. Tienes que confiar en mí.-Acto seguido, Blake se levantó de la mesa, dejando a Iraida sumergida en tristeza y culpabilidad.

* * *


La oscuridad. Misteriosa, seductora y mortal. Oscuridad es lo único que había en una pequeña celda en un centro de detención. En ella había una mujer sentada elegantemente, bebiendo una taza de té. Un guardia se acercó a la celda con sigilo, y abrió la puerta.
-Tienes visita-Dijo con voz roca y aspera el guarda.
La mujer, asintió con la cabeza y salió de la celda junto al guardia. Unos minutos después, llegaron al centro de detención, a la sala de visitas. La mujer se sentó en una silla y observó detenidamente al hombre que estaba al otro lado del cristal. Tomó un sorbo de té, y comenzó a hablar.

-Disculpe...¿Le conozco? Solamente tengo visitas de mi hija, y no estoy acostumbrada a recibir visitas...
-Me llamo Brooks. Harrison Brooks. No me conoce, pero yo a usted si... Resulta que se lo qué hizo, se porqué está aquí... Es usted realmente malvada... Y necesito que me ayude... Sé que usted es capaz de hacer mucho más de lo que hizo hace un año... Y puede ayudarme a conseguir un objetivo... Los dos juntos, podemos crear un plan perfecto...-Brooks sonrió maliciosamente
-Me encantaría ayudarle, pero yo no sacaría nada a cambio- La mujer tomó un sorbo de su té.
-Jajaja... Aun no me ha dejado acabar... Sé lo que pretende hacer a ESA chica... Puedo ayudarle a cumplir su deseo...
-Veo que me conoce muy bien...-El rostro de la mujer ensombreció, con una sonrisa endemoniada, y sus ojos parecían adquirir un tono blanquecino.
-Veo que va a cooperar... Jajajajjaja- Brooks comenzó a reir, y su risa cubrió todo el centro de detención. Una risa sangrienta, y macabra.

* * *


La hostilidad se notaba en el ambiente. Blake e Iraida cruzaban las palabras necesarias, ni una más, ni una menos. Sin darse cuenta, Diego les estaba haciendo distanciarse cada vez más. Iraida se pasaba las noches mirando por la ventana el cielo oscuro iluminado por la luna, y Blake contemplaba el lago que estaba delante de su casa.
Días más tarde Iraida fue al juzgado, pues tenía su primer juicio. Cuando llegó al juzgado, Diego le estaba esperando con su taza de café en la mano.

-¿Nerviosa?- Fue lo primero que dijo Godot al ver entrar a la chica.
-Pues... No. O sea, he hecho cosas más difíciles... Lo único que me da miedo es mandar a un inocente a la cárcel...-Iraida se cruzó los brazos.
-Tranquila... Tiene que parecer que sabes lo que haces, o el abogado te comerá viva. Intentaré ayudarte en todo lo que pueda...-Miró hacia Iraida y notó su preocupación.-Te ocurre algo más... ¿Verdad?
-Si... Bueno... Ahora en lo único que me tengo que preocupar es en el juicio, ya hablaremos...
Cuando el aguacil anuncia el comienzo del juicio, Iraida cerró los ojos y se encaminó hacia su sitio en la sala, y Diego se colocó a su lado.
-Que comience el juicio, contra el acusado Mario Fabianni, ¿estan la defensa y la acusació preparadas?- Dijo el juez , con su cabeza desnuda, su barba y su mirada llena de inocencia.
-La defensa está lista para machacar a la novata- El abogado era un hombre de gafas, de pelo rubio recojido en una especie de coleta. Lucía un traje azul y tenía una curiosa cicatriz en su mano.
-La...la acusación está lista, su señoria...- Iraida intentó no alterarse ante la probocación de aquel abogado.
-Es usted nueva, ¿no es así? Es bellísima, y tiene un aura de misterio increible, ¿sabe?- Dijo el juez deslumbrado ante los ojos de Iraida.
-Su señoria, dejese de parloteo.- El abogado se colocó sus gafas y lanzó una mirada desafiante a Iraida.
-Señor Gavin, solo le estaba dando la bienvenida a la nueva fiscal... Pero tiene razón...-El juez se puso derecho y dejó hablar a Iraida.
-La acusación, hoy demostrará que el acusado, Mario Fabianni, ha asesinado a la víctima: Coral Hide. Llamaré a testificar a el inspector del caso, Dick Gumshoe.- Mostró seguridad y firmeza, y notó como Diego le orfecía una sonrisa. Un inspector de aspecto descuidado, con una chaqueta verde y andrajosa, y una perilla de tres pelos entró en el tribunal.
-Nombre y profesión, por favor.- Dijo Iraida recojiendose en pelo de delante de la cara.
-Soy Dick Gumshoe. Trabajo de...em... inspector de policia.- Se rascó su cabeza y su lapiz que llevaba en la oreja se le cayó al suelo.
-Bien, inspector, díganos los detalles del crimen...-Dijo el juez, mientras miraba donde había caido el lapiz.

que chulo te esta quedando, paula!!

¬¬maldita morgan, a ver que esta planeando esta vez...
¿el abogado es kristoph, verdad?

beatrix escribió:que chulo te esta quedando, paula!!

¬¬maldita morgan, a ver que esta planeando esta vez...
¿el abogado es kristoph, verdad?

Jejeje, si es Kristoph. ^^ Y con respecto a lo de Morgan... lo siento, pero no te lo puedo decir xDDDDD

ooooh... no, si no esperaba que me lo dijeras...
por cierto, me gusta mucho lo de meter personajes de ace attorney, en una historia que no tiene nada que ver...
te esta quedando muy bien, paula, sigue asi!!

Estupendo capitulo Paula, te esta quedadndo realmente bien =D

Antes de leer, quiero decir que no me voy a poner detalladamente conlos casos, ya que no es en estos donde quiero fijar la atención de la historia. Espero que no moleste...


CAPÍTULO VII:

-Inspector, no se haga de rogar, proceda con su testimonio.- Dijo Iraida en tono inalterable
-Pos supuesto, señorita.- Gumshoe tenía una sonrisa infantil en la cara. Carraspeó y comenzó con su testimonio.- El crimen se cometió entre las 17:00 y las 17.50. La víctima tenía dos balazos en el pecho. Tambien presentaba moratones, por lo que deducimos que fue golpeada antes de ser asesinada. Se encontró esta pistola en la escena del crimen y tiene las huellas del acusado-Gumshoe acabó su declaración-. Tambien hay un testigo presencial que vio como el acusado disparaba a la víctima. Este es el informe de la autopsia.-Gumshoe saca de sus amplios bolsillos una carpeta con el informe dentro.
-El tribunal acepta esta prueba. Bien, señor Gavin, comience con su interrogatorio.


INTERROGATORIO


-El crimen se cometió entre las 17:00 y las 17:50.
La víctima tenía dos balazos en el pecho.
-¡Un momento!- Gavin se colocó sus gafas y volvió a mirar desafiantemente a la fiscalía.- Esas balas... ¿Fueron hechas con la misma pistola?
-Si señor. Mis subordinados comprobaron las huellas balísticas y cuadran a la perfección.
-...Puede continuar...-Gavin había bajado la cabeza. No esperaba que las balas tubiesen las mismas huellas balísticas.
-Tambien presentaba moratones, por lo que deducimos que fue golpeada antes de ser asesinada.
-¡Un momento! ¿Dice que fue...golpeada?- Gavin estaba sorpendido.
-Si... Al parecer, la víctima y el acusado mantubieron una relación, pero el la maltrataba y ella decidió acabar con esa relación y puso una denuncia.
-¡Pero si mi cliente y su ex-novia no volvieron a salir, no tiene motivos!- Gavin aporreó la mesa, sonriendo.
-¡Protesto!- Iraida cruzó los brazos.- Su señoria, señor Gavin, es evidente que estamos ante un caso de violencia de género. El acusado no pudo soportar que ella le dejase, y quiso agredirla y matarla. Se podría decir que la mató porque "era suya", según su posible ideología...
-¡Protesto! ¡No tiene pruebas que lo demuestren!
-Cuando termine el interrogatorio del inspector, llamaré a mi testigo. No es una prueba material, pero puede decir todo lo que sabe.-Iraida sonrió, sabiendo que tenía todo bajo control.
-Señor Gavin, le noto un poco distraido en este juicio. Piense antes de hablar.-El juez, con tono solemne, dejó continuar al inspector.
-Se encontró esta pistola en la escena del crimen y tiene las huellas del acusado.
-¡Un momento!- Gavin aporreó la mesa- Deme información de la pistola.
-Si señor...-Gumshoe parecía molesto.- La pistola fue disparada dos veces. No sabemos si era del víctima o del acusado. Es un arma de calibre 30.
-Bien...- Gavin tomaba nota a todo lo que podía, estaba totalmente perdido en el juicio. Cualquier cosa le serviría.
[PARAR LA MÚSICA]
-El tribunal acepta esta pistola como prueba- El juez dio un golpe de martillo.- Parece que el caso está muy claro. No veo motivos para seguir con este juicio.
-¡Protesto! Su señoria... Yo... ¡Mi cliente es inocente! No emita un veredicto ahora...- Gavin, estaba empezando a sudar. Nunca había defendido a un culpable, y no sabía como reaccionar ante la situación.
-Su señoria, el señor Gavin tiene razón. No emita un veredicto antes de escuchar el testimonio de mi testigo.- Iraida sonrió, confiada y segura de sí misma.
-Está bien. Puede llamar a su testigo señorita Clarkson.
-La acusación llama a declarar a la señorita: Bianca Watson.-Iraida extiende su brazo, mostrando a la testigo.
Una hermosa mujer, de cabello rizado y pelirojo. Con unos ojos verde esmeralda entró en el tribunal.
-Nombre y profesión. Por favor.- Iraida se mostraba inalterabla.
-Soy Bianca Watson. Soy diseñadora de interiores.
-Bien. Si me lo permite, querría hacerle algunas preguntas.-Iraida miró a Gavin, sabiendo que iba a presionar sobre cosas como: "¿Conocía usted a la víctima?" "¿Hubo peleas entre ustedes?"
-Por supuesto. Pregunte.- Bianca sonrió y asintió con la cabeza.
-Quiero que, antes de que comience el interrogatorio, quiero dejar algunas cuestiones claras, como por ejemplo, su relación con la víctima.
-Claro. Coral y yo eramos amigas desde el instituto. Ambas viviamos en el mismo edificio, practicamente, pared con pared. Por eso vi todo lo que ocurrió. Todavía estoy bastante impresionada por la escena...
-Muchas gracias. Si la defensa desea hacer alguna otra pregunta antes del interrogatorio, ahora es el momento.- Iraida arqueó una ceja, desafiando a Gavin.
-Pues si. Si que la tengo. ¿Mantenía alguna relación la señorita Coral, con mi cliente tras haber puesto la denuncia?
-Bueno... Relación... No, pero ella me comentó que tras poner la denuncia, el la acosaba. La vigilaba. Controlaba a donde iba, a que hora...
-........No.....no hay más preguntas....-Gavin estaba sudando. La cosa se ponía para él cada vez peor.
-Bien, puede comenzar diciendonos lo que vió.
-Como no.- Inspiró profundamente y comenzó a hablar.- Debían de ser poco más de las cinco de la tarde. Escuché a Coral gritar, así que me asusté y miré por mi ventana de la cocina, que da a su habitación. Allí estaban ella y el acusado, Mario. El.. el le empezó a pegar y a gritarle diciendole que no tenía derecho a dejarle, que él era el que mandaba. Luego... cojió una pistola y...y... Coral...-Bianca hechó a llorar.
-No llore, por favor.- El juez le ofreció un pañuelo, el cual fue aceptado por Bianca.-Gra...gracias.
-Me gustaría comenzar el interrogatorio, si es posible.- Gavin mostraba impasividad ante el llanto de la testigo.
-Es usted un insensible... Un insensible mono...Pero un insensible...-Bianca se secó las lágrimas y se puso derecha-Bien...
INTERROGATORIO

Debían de ser poco más de las cinco de la tarde.
Escuché a Coral gritar, así que me asusté y miré por mi ventana de la cocina, que da a su habitación
-¡Un momento! ¿Se acuerda de lo qué gritaba la víctima?
-Pues... Simplemente fue un grito, parecía de dolor...- Bianca jugueteó con su pelo, mientras recordaba lo sucedido con tristeza.
-Em... ¿Escuchó algo más que le llamase la atención? Cualquier cosa...-Gavin repasaba el acta del juicio, mientras escuchaba.
-No, solo escuché gritos...-Agitó su cabello, tristemente.
-¡Protesto! Ja... Lo siento mucho, pero... Este jarrón, bueno, los cachos que quedan de él-Muestra un jarrón ante el juzgado-... Calleron al suelo durante la pelea. Creo que no hace falta explicar que una jarrón, al caerse al suelo, hace un ruido considerable. Así que expliquenos...¡Por qué no lo escuchó!-Gavin aporreó la mesa, disfrutando de haber encontrado una contradicción.
-Pues yo... Yo... No lo sé... Pero juro que no lo escuché...
-Puede que no lo haya escuchado... o no lo ha querido escuchar... ¡Puede que usted haya sido la asesina...!-Gavin colocó cuidadosamente sus gafas, y miró amenzantemente a Iraida.
-¿¡Yo!? ¿¡Una asesina!? ¡Por favor! ¡Nunca sería capaz de matar a Coral ni a nadie!- Bianca se hechó para atrás, e intentó peinarse tras su sobresalto.
-¡Protesto! Señor Gavin... Espero que tenga pruebas que lo afirmen, puesto que la pistola solo tiene las huellas dactilares de el acusado.
-Puede que la testigo le haya usado guantes...-Gavin rascó su cabeza, mientras pensaba.
-Entonces habría señales en la pistola de que se hubiese tocado con guantes.-Iraida scó la pistola y la examinó.
-La cara de la testigo dice lo contrario... ¿Por qué esa tensión en su rostro, testigo?-Gavin miró fijamente el rostro de Bianca, estaba sudando y muy nerviosa.
-Yo... Yo...¿Cómo quiere que esté despues de que me acusen de asesinato?- Intentó mostrar tranquilidad
-Señorita... Si tiene algo que decir, dígalo ahora. Sabemos que usted no es la asesina, pero si no colabora, no lo podremos demostrar...-Diego bebió de su taza y miró porfundamente a Bianca.