I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
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I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Hola a todos ^^
Al fin me he decicido a subir aqui mi novela, la tengo en otros foros pero me gustaria que me dierais vuestra opinion y si no os gusta pues la quito y punto XD y nos quedamos tan panchos.
Aviso de que es algo extraña, temas algo ,*ejem* controvertidos, al principio pero...que no os engañen las apariencias y dadle una oportunidad. Por favor. ^^
(las actualizaciones son algo enormes...lo siento)
Un beso a todos.
gracias por leer.
Esta historia me la inspiraron las siguientes canciones ^^
- My game - the cardigans
- heartbeat -annie
- I like the way you move - Bodyrockers
- Little things give you away - linkin park
- what i've done- linkin park
- numb -linkin park
-sLow - kyoharu
añado estas:
- deftones - cherry waves
-deftones - a hole in the hearth
- deftones -digital bath
Dejo tambien la ficha ^^
Título: I'm losing my favorite Game
Resumen: la vida de una joven cambia radicalmente el dia en que destrozan su vida, desde entonces no ha sido la misma y toda su vida ha dado un giro radical. Pero todo cambia el dia del juicio. ¿qué ocurre si conoces a alguien que ha pasado por lo mismo que tu?
Genero: Romántico
Clase: Novela original
PRÓLOGO
No tengo apenas recuerdos de aquella fatídica noche…aquella en la que toda mi vida, mis ilusiones y mis sueños se vieron truncados por él. No le conocía, apenas lo vi alguna vez en mi calle y…acabó con todo.
Desde aquel día no volví a ser la misma, me encerré en mi misma y me costó barbaridades salir de ese pozo oscuro en el que me había metido a contra de mi voluntad. Pero mis amigas tenían razón, no tenía que desperdiciar mi vida por culpa de ellos…Y entonces tomé la decisión más acertada de mi vida. Odiar a los hombres para toda la vida.
Empezaba mi juego.
CAPITULO 1 :
¿Este era mi nuevo instituto? Es la pregunta que me formulé al ver esa mierda de edificación que se caía a trozos. Para empezar los conserjes que me abrieron la puerta parecía que ya se habían vestido para Halloween, uno era súper alto, con una voz muy grave y tan antipático que parecía el monstruo de Frankestein y el otro, más bajito tenía joroba, cojeaba y me denegaba la entrada alegando que hacia tarde a clase y que tendría que haberme levantado antes…este parecía Igor ¿Así me daban la bienvenida? Empezábamos BIEN. Crucé los pasillos en busca de mi clase sin atreverme a mirar hacia el suelo, dios mío, estaba lleno de bocadillos de atún desparramados por el suelo como si hubiesen estado esquiando sobre ellos y haciendo carreras, casi la mitad de taquillas rotas y goteras por todo el techo. Al fin encontré la clase, después de recorrer medio instituto y bajo la vigilancia permanente de unas cámaras situadas a el fondo de los pasillos.
Segundo de bachiller C. Rezaba el cartelito pegado al marco de la puerta.
Estaban dando clase de historia seguramente. No me atreví a interrumpir la clase, pues faltaba muy poco para que terminara y sería tontería entrar solo por diez míseros minutos, además el profesor no parecía muy agradable, era un viejo que no paraba de hacer un ruido extraño con la boca y vestía tan cutre que me dolían los ojos. Solo con decir que llevaba los pantalones al estilo “Obelix” hay suficiente…¿no? Miré a través de la pequeña ventanita que daba al interior de la clase procurando que nadie me viese a mi, y la verdad es que la clase pintaba de fábula. Había chicas guapísimas y parecían la mar de simpáticas, aunque no pudiese fijarme mucho en ellas porque tenia novia, y a las últimas filas, ellos, como no. Esos típicos chicos imbéciles que ríen la payasada del “líder” y que se creen importantes y machitos. Pandilla de inútiles, maldigo el día en que crearon a Adán y también maldigo a Caín, ¿por qué ,ya puestos, no mató a todo bicho que tuviese rabo entre las piernas? Otro inútil…
Un sonido chirriante y molesto me sobresaltó y medio segundo después las puertas de las clases se abrieron de golpe y de ellas salió una manada de jóvenes corriendo como si dentro de aquella habitación los hubieran estado torturando. La puerta de mi nueva clase se abrió y mis nuevos compañeros ni siquiera me dirigieron una mirada de curiosidad. Nada. Bueno…en realidad mejor, no quería llamar la atención. Entré en la clase, sorteando a los imbéciles de turno que jugaban en el pasillo con una pelotita de papel de aluminio, busqué un sitio libre pero parecían todos ocupados.
- ¿Eres nueva? – preguntó una vocecilla tímida detrás mío.
Me volví enseguida, algo sobresaltada, pues pensaba que habían salido todos de allí dentro. Mis ojos se toparon con una chica de ojos verdes y despiertos y una coleta que caían sobre su hombro con gracia. Vestía algo pija pero…le haría un favor encantada. Sonreí y asentí al recordar que me había hecho una pregunta.
- Ahí no se sienta nadie – dijo señalando un pupitre que tenia una mochila encima. – lo que pasa es que a Andrés le da por poner ahí sus trastos.
- ¿No hay otro? –pregunté aunque me temiese la respuesta.
- Mmm, Puedes sentarte a mi lado, pero solo hasta que venga Laura, que está enferma. – contestó sonriendo y acompañándome a mi nuevo sitio.
Dejé mi mochila en el suelo, apoyándola en la pared y me dejé caer en la silla con un gran y sonoro suspiro. Me saqué el móvil del bolsillo y leí el mensaje que me mandó Aida antes, seguramente para ir a comer juntas y así poder contarle que tal fue el primer día en el instituto.
- Cerrad la puerta- ordenó una voz bastante graciosa.
Este profesor era, según mi horario, el de castellano. Llevaba un gran bigote irregular pero parecía simpático, y arrastraba las eses al hablar. Los alumnos entraron con desgana en el aula y entonces, se fijaron en la nueva chica sentada al lado de esa chica, que ahora que me doy cuenta, no le había preguntado el nombre. Empezaron a oírse cuchicheos y murmullos por todos lados y me sentí bastante incómoda, podía notar como algo se encogía dentro de mi.
- ¡Venga, Callad! – dijo el maestro.
Ahora toda la clase rió por lo bajo, y la verdad que no entendí por qué.
- Pasemos lista…a ver este cacharro…-dijo cogiendo el aparato al que llamaban “tamagochi” al menos en mi instituto.
Empezó a llamar a gente, y descubrí que mi adorada salvadora se llamaba Verónica, un nombre bonito, si señor.
- A ti no te he nombrado, ¿verdad? – dijo inclinándose sobre su mesa y torciendo su bigote. ¿Cuántos tipos de bichos y seres microscópicos vivirían allí?
- No, soy nueva. – dije bajito. Me daba vergüenza hablar delante de tanta gente desconocida.
- ¡Ah! Bien, me dices tu nombre y te apunto entonces. – exclamó cogiendo su boli “bic”.
- Amanda Martín – respondí.
- Vale, apuntado.
La clase fue bastante amena, pero el profesor era un capullo, puesto que por ser la nueva me mandó explicar todos los ejercicios en la pizarra para “saber a que nivel estoy”.
Por fin terminé la clase y salí al patio, en estampida como todos los demás, al menos en eso era capaz de integrarme. Busqué un rincón apartado para poder escuchar música en mi Ipod tranquila y encontré un sitio que no estaba demasiado concurrido, cerca de una puerta cerrada a cal y canto, con su correspondiente mega-candado. Me senté allí, y busqué una canción que me gustase para el momento, solía acompañar mi estado de ánimo con algún grupo especial, pues no tenia sentido escuchar una canción alegre si estaba triste… al menos a mi parecer.
- ¡Es taaan guapo! – chillaban unas cotorras pequeñajas no muy lejos de allí. Seguramente suspirando por algún chico estúpido que pasaría de su culo y la trataría peor aún. Pero claro, era guapo, se le podía perdonar.
- Hoy no ha venido…¿dónde estará? No aguanto un día más sin él –se lamentaba otra.
Me puse los auriculares y la música a todo volumen, casi me reventé los tímpanos. Hay cosas que no soporto y escuchar crías alabando a un imbécil era una de ellas, y es que hay cosas que para mi desgracias están en todos sitios. Sonaba la música y yo me entretenía observando a las pequeñas hormigas, que se dirigían a su hogar transportando migas de pan más grandes que ellas. Era increíble que fuerza tenían, y lo mucho que se esforzaban por salir adelante…
Al fin se acabaron las clases, eran las dos de la tarde y me fui corriendo como alma que lleva el diablo hacia la estación, tal vez me diese tiempo de coger el tren después de todo. Llegué justo a tiempo y por los pelos que no lo pierdo, el pitido de las puertas que avisan que van a cerrarse sonó cuando metí el pié dentro del tren y estas se cerraron detrás de mi a poco de pillarme el pelo. El revisor, que estaba cerca me fulminó con la mirada y vino como un rayo a cuñarme el billete. Me senté cuando aquel palurdo me hizo el típico garabato y seguí escuchando música. El móvil me sonó, una perdida, Aida me esperaba en la estación, la adoraba.
Espero que os guste aunque el principio sea Super aburrido XD
un beso y gracias.
Al fin me he decicido a subir aqui mi novela, la tengo en otros foros pero me gustaria que me dierais vuestra opinion y si no os gusta pues la quito y punto XD y nos quedamos tan panchos.
Aviso de que es algo extraña, temas algo ,*ejem* controvertidos, al principio pero...que no os engañen las apariencias y dadle una oportunidad. Por favor. ^^
(las actualizaciones son algo enormes...lo siento)
Un beso a todos.
gracias por leer.
Esta historia me la inspiraron las siguientes canciones ^^
- My game - the cardigans
- heartbeat -annie
- I like the way you move - Bodyrockers
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-sLow - kyoharu
añado estas:
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Dejo tambien la ficha ^^
Título: I'm losing my favorite Game
Resumen: la vida de una joven cambia radicalmente el dia en que destrozan su vida, desde entonces no ha sido la misma y toda su vida ha dado un giro radical. Pero todo cambia el dia del juicio. ¿qué ocurre si conoces a alguien que ha pasado por lo mismo que tu?
Genero: Romántico
Clase: Novela original
PRÓLOGO
No tengo apenas recuerdos de aquella fatídica noche…aquella en la que toda mi vida, mis ilusiones y mis sueños se vieron truncados por él. No le conocía, apenas lo vi alguna vez en mi calle y…acabó con todo.
Desde aquel día no volví a ser la misma, me encerré en mi misma y me costó barbaridades salir de ese pozo oscuro en el que me había metido a contra de mi voluntad. Pero mis amigas tenían razón, no tenía que desperdiciar mi vida por culpa de ellos…Y entonces tomé la decisión más acertada de mi vida. Odiar a los hombres para toda la vida.
Empezaba mi juego.
CAPITULO 1 :
¿Este era mi nuevo instituto? Es la pregunta que me formulé al ver esa mierda de edificación que se caía a trozos. Para empezar los conserjes que me abrieron la puerta parecía que ya se habían vestido para Halloween, uno era súper alto, con una voz muy grave y tan antipático que parecía el monstruo de Frankestein y el otro, más bajito tenía joroba, cojeaba y me denegaba la entrada alegando que hacia tarde a clase y que tendría que haberme levantado antes…este parecía Igor ¿Así me daban la bienvenida? Empezábamos BIEN. Crucé los pasillos en busca de mi clase sin atreverme a mirar hacia el suelo, dios mío, estaba lleno de bocadillos de atún desparramados por el suelo como si hubiesen estado esquiando sobre ellos y haciendo carreras, casi la mitad de taquillas rotas y goteras por todo el techo. Al fin encontré la clase, después de recorrer medio instituto y bajo la vigilancia permanente de unas cámaras situadas a el fondo de los pasillos.
Segundo de bachiller C. Rezaba el cartelito pegado al marco de la puerta.
Estaban dando clase de historia seguramente. No me atreví a interrumpir la clase, pues faltaba muy poco para que terminara y sería tontería entrar solo por diez míseros minutos, además el profesor no parecía muy agradable, era un viejo que no paraba de hacer un ruido extraño con la boca y vestía tan cutre que me dolían los ojos. Solo con decir que llevaba los pantalones al estilo “Obelix” hay suficiente…¿no? Miré a través de la pequeña ventanita que daba al interior de la clase procurando que nadie me viese a mi, y la verdad es que la clase pintaba de fábula. Había chicas guapísimas y parecían la mar de simpáticas, aunque no pudiese fijarme mucho en ellas porque tenia novia, y a las últimas filas, ellos, como no. Esos típicos chicos imbéciles que ríen la payasada del “líder” y que se creen importantes y machitos. Pandilla de inútiles, maldigo el día en que crearon a Adán y también maldigo a Caín, ¿por qué ,ya puestos, no mató a todo bicho que tuviese rabo entre las piernas? Otro inútil…
Un sonido chirriante y molesto me sobresaltó y medio segundo después las puertas de las clases se abrieron de golpe y de ellas salió una manada de jóvenes corriendo como si dentro de aquella habitación los hubieran estado torturando. La puerta de mi nueva clase se abrió y mis nuevos compañeros ni siquiera me dirigieron una mirada de curiosidad. Nada. Bueno…en realidad mejor, no quería llamar la atención. Entré en la clase, sorteando a los imbéciles de turno que jugaban en el pasillo con una pelotita de papel de aluminio, busqué un sitio libre pero parecían todos ocupados.
- ¿Eres nueva? – preguntó una vocecilla tímida detrás mío.
Me volví enseguida, algo sobresaltada, pues pensaba que habían salido todos de allí dentro. Mis ojos se toparon con una chica de ojos verdes y despiertos y una coleta que caían sobre su hombro con gracia. Vestía algo pija pero…le haría un favor encantada. Sonreí y asentí al recordar que me había hecho una pregunta.
- Ahí no se sienta nadie – dijo señalando un pupitre que tenia una mochila encima. – lo que pasa es que a Andrés le da por poner ahí sus trastos.
- ¿No hay otro? –pregunté aunque me temiese la respuesta.
- Mmm, Puedes sentarte a mi lado, pero solo hasta que venga Laura, que está enferma. – contestó sonriendo y acompañándome a mi nuevo sitio.
Dejé mi mochila en el suelo, apoyándola en la pared y me dejé caer en la silla con un gran y sonoro suspiro. Me saqué el móvil del bolsillo y leí el mensaje que me mandó Aida antes, seguramente para ir a comer juntas y así poder contarle que tal fue el primer día en el instituto.
- Cerrad la puerta- ordenó una voz bastante graciosa.
Este profesor era, según mi horario, el de castellano. Llevaba un gran bigote irregular pero parecía simpático, y arrastraba las eses al hablar. Los alumnos entraron con desgana en el aula y entonces, se fijaron en la nueva chica sentada al lado de esa chica, que ahora que me doy cuenta, no le había preguntado el nombre. Empezaron a oírse cuchicheos y murmullos por todos lados y me sentí bastante incómoda, podía notar como algo se encogía dentro de mi.
- ¡Venga, Callad! – dijo el maestro.
Ahora toda la clase rió por lo bajo, y la verdad que no entendí por qué.
- Pasemos lista…a ver este cacharro…-dijo cogiendo el aparato al que llamaban “tamagochi” al menos en mi instituto.
Empezó a llamar a gente, y descubrí que mi adorada salvadora se llamaba Verónica, un nombre bonito, si señor.
- A ti no te he nombrado, ¿verdad? – dijo inclinándose sobre su mesa y torciendo su bigote. ¿Cuántos tipos de bichos y seres microscópicos vivirían allí?
- No, soy nueva. – dije bajito. Me daba vergüenza hablar delante de tanta gente desconocida.
- ¡Ah! Bien, me dices tu nombre y te apunto entonces. – exclamó cogiendo su boli “bic”.
- Amanda Martín – respondí.
- Vale, apuntado.
La clase fue bastante amena, pero el profesor era un capullo, puesto que por ser la nueva me mandó explicar todos los ejercicios en la pizarra para “saber a que nivel estoy”.
Por fin terminé la clase y salí al patio, en estampida como todos los demás, al menos en eso era capaz de integrarme. Busqué un rincón apartado para poder escuchar música en mi Ipod tranquila y encontré un sitio que no estaba demasiado concurrido, cerca de una puerta cerrada a cal y canto, con su correspondiente mega-candado. Me senté allí, y busqué una canción que me gustase para el momento, solía acompañar mi estado de ánimo con algún grupo especial, pues no tenia sentido escuchar una canción alegre si estaba triste… al menos a mi parecer.
- ¡Es taaan guapo! – chillaban unas cotorras pequeñajas no muy lejos de allí. Seguramente suspirando por algún chico estúpido que pasaría de su culo y la trataría peor aún. Pero claro, era guapo, se le podía perdonar.
- Hoy no ha venido…¿dónde estará? No aguanto un día más sin él –se lamentaba otra.
Me puse los auriculares y la música a todo volumen, casi me reventé los tímpanos. Hay cosas que no soporto y escuchar crías alabando a un imbécil era una de ellas, y es que hay cosas que para mi desgracias están en todos sitios. Sonaba la música y yo me entretenía observando a las pequeñas hormigas, que se dirigían a su hogar transportando migas de pan más grandes que ellas. Era increíble que fuerza tenían, y lo mucho que se esforzaban por salir adelante…
Al fin se acabaron las clases, eran las dos de la tarde y me fui corriendo como alma que lleva el diablo hacia la estación, tal vez me diese tiempo de coger el tren después de todo. Llegué justo a tiempo y por los pelos que no lo pierdo, el pitido de las puertas que avisan que van a cerrarse sonó cuando metí el pié dentro del tren y estas se cerraron detrás de mi a poco de pillarme el pelo. El revisor, que estaba cerca me fulminó con la mirada y vino como un rayo a cuñarme el billete. Me senté cuando aquel palurdo me hizo el típico garabato y seguí escuchando música. El móvil me sonó, una perdida, Aida me esperaba en la estación, la adoraba.
Espero que os guste aunque el principio sea Super aburrido XD
un beso y gracias.
Última edición por Karuma mei el Vie Mar 27, 2009 6:39 pm, editado 7 veces
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Ya lo lei del otro foro ese, esta muy bien :D: Sigue asi!!!
Salu2!
Salu2!
Krystalwitch- Maestra Kurain (Administradora Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Cómo mola la novela!!!
Mira que a mi el romanticismo no me gusta nada,pero nada,lo odio xD,pero esta novela,por lo que he leído,está bastante bien
Sigue,está genial!;)
Mira que a mi el romanticismo no me gusta nada,pero nada,lo odio xD,pero esta novela,por lo que he leído,está bastante bien
Sigue,está genial!;)
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
muchas gracias por los comentarios chicas ^^ me animan mucho los coments ><
mañana o pasado si quereis actualizo XD
a partir de el capi 3 la cosa es mas entretenida lo prometo XD pero estos dos primeros capitulos ....XD los iento son muy aburridos.
un besazo!
gracias por leer
si encontrais fallos ortograficos y eso seññaladlos y asi los corrijo :)
mañana o pasado si quereis actualizo XD
a partir de el capi 3 la cosa es mas entretenida lo prometo XD pero estos dos primeros capitulos ....XD los iento son muy aburridos.
un besazo!
gracias por leer
si encontrais fallos ortograficos y eso seññaladlos y asi los corrijo :)
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
No,a mí no me ha parecido aburrido en absoluto ^^
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Como mola Karuma Mei, y tranquila que no es nada aburrido ^^ sigue asi ^^
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
A mi me ha gustado, esta bastante interesante. Y lo de las faltas no te preocupes, no las suelo detectar a menos que sean muy cantosas ^^ Sigue asi!!
luzika- Médium Común (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Bueno, aqui va el segundo capitulo...espero que no os aburra aunque insistis en que no XD
u beso y gracias por leer
Capitulo 2:
La vocecilla de siempre me alertó que ya había llegado a mi parada, me levanté del asiento y bajé del tren, mirando a mi alrededor sin encontrarla. Una sensación de pánico me invadió, tenia miedo de que ella me dejase plantada, o de que me dejase a secas. El tren marchó de nuevo y me quedé allí plantada mirando el cartel de la estación, por si la repetitiva voz me había engañado, pero no.
- Ya era hora, ya estaba pensando en ir a secuestrarte de ese antro. –se quejó una voz detrás de mi.
Me volví con los ojos chispeantes de emoción y me la encontré, con los brazos en jarras y una sonrisa torcida. No pude contenerme, aunque hubiese cientos de ancianos mirando, me abalancé sobre ella, enroscando mis brazos en su hermosa cintura y besándola más salvajemente que nunca. Ella me respondió enseguida, sin sobresaltarse siquiera y su lengua pronto buscó la mía, pasándome su chicle de melocotón.
Nos tuvimos que separar, puesto que los carraspeos habían aumentado y seguramente las ancianitas estarían apunto de lincharnos con sus bolsos. Aida me cogió de la mano, sonriendo, y me llevó al restaurante chino que, según decía, era espectacular. Atravesamos medio Castellón, cogidas de la mano y bajo la acusadora mirada de cientos de personas, hasta que al fin llegamos a nuestro destino, el típico restaurante oriental con los también típicos budas sonrientes y bien alimentados adornando la entrada. Aida sonrió y me arrastró hacia dentro empujando la gran puerta pintada de color dorado. Me quedé algo parada al ver el interior, es cierto que parecía espectacular a primera vista, pues había un árbol en medio de una fuente artificial llena de peces que recorría con sus ramas todo el restaurante. Por supuesto era de plástico o cartón así que tampoco resultaba tan asombroso. También había un gran acuario a la entrada, todos los peces nadaban aburridos de verse reflejados a todas horas y nadar siempre en el mismo sitio, pobrecillos. Un hombre chino vino a recibirnos ilusionando como si hubiese visto a uno de los budas de la entrada moverse. Nos indicó nuestros asientos frente a la fuente artificial y se marchó a traernos las cartas, dando voces al personal de la cocina.
- ¿No es increíble? – exclamó Aida mientras señalaba el árbol de plástico.
- Para mi increíble seria que te sirviese la comida un elefante y nos tomara nota un koala parlante. –contesté.
- Aguafiestas.
El chino vino con las cartas y se quedó allí esperando a que nos decidiéramos, aunque a mi no hacia falta que mirar la carta porque iba a los restaurantes chinos día si día no. Aida abrió la carta y se acercó al papel para verlo mejor, era una tozuda, el médico le había sugerido que se pusiese gafas para leer pero ella decía que estaba fea y no iba a ponérselas, o mejor dicho, que se la suda lo que diga el médico. Al fin pidió su comida y el chino se marchó, feliz por la cantidad. Aida era una glotona y zampaba como si en su estómago tuviese un agujero negro, y la muy zorra no engordaba ni un gramo.
- Bueno, cuéntame, ¿Cuándo es el…?
- Mañana –la corté – el maldito juicio es mañana.
- Seguro que todo saldrá bien – me animó.
Odiaba este tema, el puto juicio…la put+a justicia…¡todo en este país era una gran mierda!
- ¿Cómo va a salir bien si han tardado dos años en encontrar y juzgar a ese tipo? –respondí enfadada.
- Eh, conmigo no lo pagues, solo quiero saber qué tal estás.
- Lo siento, ya sabes que no es fácil para mi.
Aida alargó su mano hacia mí y acarició mi rostro con dulzura, sin dejar de sonreír. Se volvió hacia la cocina y, al ver que no venía el chino, se inclinó sobre la mesa y me besó. Fue apenas un roce porque el chino salió de repente, pero se lo agradecí, era exactamente lo que necesitaba.
Comimos como cerdas, los platos no dejaban de salir de la cocina y ya empezaba a faltarnos espacio en la mesa. Llegaron unas cuantas personas más y se sentaron lejos de nosotras, al otro lado del árbol de plástico “espectacular”. El chino también los recibió como si le hubiese tocado la lotería.
- ¿postrle? – chapurreó el chino.
- ¿qué hay? – preguntó ansiosa Aida.
- Flan, mouse, frluta, helado…
- Mmm – murmuró Aida rascándose la cabeza como un mono, era una de sus mil manías – yo Mouse de chocolate por favor.
- Yo nada, gracias.
El chino se marchó y Aida se frotó las manos, ansiosa por degustar tan delicioso plato. Aquí venia otra de sus miles manías, cogió la goma que llevaba en la muñeca y se recogió el pelo en una coleta alta, se sacó la servilleta que tenia sobre las piernas y la puso en su cuello. Aida no comía el postre si no hacia todo esto antes, era su ritual.
- No te preocupes, mañana meterán entre rejas a ese hijo de put+a- dijo alargando los brazos para coger el mouse que le traía el camarero ¿es que no podía ni esperarse a que dejara el bol en la mesa?
Sinceramente no lo creía, pero no tenia ganas de discutir con ella, este tema no me gustaba sacarlo y ella, ahí, hurgando en la herida a ver si sangraba y me retorcía de dolor. Para empezar, tardaron un año y medio en encontrar al culpable, y eso que mi madre había podido averiguar su nombre y apellidos, y cuando al fin lo tienen, alegando que es menor y no se qué atrasaron el juicio, y mañana era el gran día, el capullo que destruyó mi vida era mayor de edad…ya veremos cuantos días de prisión le meten por violarme.
- Pago yo, ¿vale? – dijo Aida levantándose con un papelito.
Vaya, estaba tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera me había percatado de que Aida había terminado e iba a pagar. Me levanté de la silla, dejando la servilleta, hecha una bola de tela, sobre la mesa y cogí mi chaqueta vaquera. Aida ya había regresado y me cogió de la mano para salir de allí, sonreí y la besé en la mejilla, tan redondita y blandita que parecía una esponja. Por eso para hacerla rabiar a veces la llamaba Bob esponja.
- Vamos a mi casa. – decidió ella.
- ¿Y si no quiero?
- ¿No quieres? – preguntó con una voz melosa.
Sabía lo que eso significaba, sonreí apretando su mano y tiré de ella para que fuésemos más rápido hacia allí. Su casa en realidad era un piso, muy pequeño de dos habitaciones y un baño. Apenas tenían sitio para guardar los trastos y ella y su hermana compartían habitación.
Llegamos al umbral, una vecina nos saludo con una sonrisa tan falsa como la de la mascota del McDonald y un vecino que iba a salir nos abrió la puerta, evitándole a Aida buscar sus llaves en el saco ese que ella decía que era un bolso, pero ¿Cómo va a ser un bolso eso? Si parecía una maleta y me juego algo que ahí cabe un cadáver. Cerramos la puerta y tocamos el botón del ascensor, Aida vivía en el séptimo y no tenia muchas ganas de subir escaleras después de ese festín. El ascensor tardó dos minutos en bajar, y bajó lleno de gente, dos niños, un abuelo, una madre, un carrito y el padre. Se notaba que esa familia jugaba mucho al tetris porque sino, no entiendo como cabían allí. Cuando salieron todos, entramos nosotras y pulsamos el numero siete, pero antes de que se cerrara la puerta subió la vecina macarra de Aida, fumando un cigarro y mascando chicle a la vez, con una falda rosa manchada de tomate y la camisa llena de agujeros provocados, seguramente, por las colillas del cigarrito. ¿Sabéis esa sensación de cuando subís con alguien que no te cae bien en el ascensor? Esa incomodidad y tensión que hay en el ambiente…se podría cortar con un cuchillo. Miss Marlboro mascaba ruidosamente y empezaba a ponerme nerviosa, por no decir que sus miraditas mal disimuladas de desprecio me ponían a parir.
- Vosotras sois bolleras ¿no? – preguntó sin pelos en la lengua.
- ¿Y a ti que te importa? – contestó Aida con la voz más borde que he oído nunca.
La fulana esa se rió, una risa de bruja espeluznante, aguda y chirriante que molestaba mucho y encima de reírse, la muy guarra empezó a hacer un gran globo con el chicle, casi me tocaba la nariz y me daba arcadas, ese trozo de plástico sabor fresa lleno de babas de guarra, pero no me dio tiempo ni a quejarme porque Aida le reventó el globo con un boli y le explotó en toda la cara. El ascensor se paró y la apartamos de un empujón para salir, mientras ella nos increpaba. Cerramos la puerta del ascensor en sus narices y Aida buscó las llaves de casa, yo aguantaba la puerta para evitar que la fiera saliese y mordiera. Al fin las encontró y abrió, ella entró haciéndome un ademán para que la siguiese, pero yo no lo tenía tan claro. Sabia lo que se proponía y no estaba segura de poder hacerlo. Ya hacia cinco meses que estábamos juntas y no habíamos pasado de los besos, y Aida era bastante fogosa, por lo que sabia que este día llegaría pronto. La seguí corriendo y cerré la puerta de entrada enseguida, oyéndose después el estruendo de Miss marlboro golpeándola y profiriendo insultos y maldiciones. Aida me esperaba al fondo del pasillo señalando una habitación, sonriente como un angelito inocente. Me armé de valor y avancé hacia ella, mis manos empezaban a sudar de puro nervio y no paraba de toquetearme el pelo, seguro que parecía una imbécil. Al fin me planté frente a ella, mirando hacia el suelo avergonzada. Aida me asió de la cintura y me atrajo violentamente hacia ella, no pude evitar estremecerme entre sus brazos y ella, que lo había notado, sonrió complacida. Sus ojos me miraban arrastrándolo todo a su paso, como un torrente descontrolado, invitándome a dejarme llevar por la pasión del momento. Sus labios al fin encontraron a los míos fundiéndose en un armonía perfecta, dulces y tentadores, y su lengua buscaba la mía dándome un placer inimaginable e intenso. Aida me empujaba poco a poco y sin dejar de abrazarme hacia la habitación, cerrando la puerta a nuestro paso. Pero yo no podía pensar en nada, solo estaba ella, ella y la lujuria del momento que me hacia estremecer, todos mis pensamientos estaban invadidos por el placer y mis sentidos despiertos, me hacían recordar cada instante y cada sensación. Aida me tumbó en la cama, quedándose sentada sobre mi en la pose más sexy que jamás había visto. Se quitó la camiseta, dejando ver su vientre liso y suave, el cual recorrí con mis manos sin dejarme si un rincón besando su precioso ombligo. No tardó ni medio segundo en quitarse el sostén con una mano, mientras que con la otra libre me quitaba la camisa de un tirón, como si tuviese prisa en ver lo que había debajo. Yo no era tan bonita como ella, tenia el vientre plano, si, pero no tan bonito como el de ella, se notaba cual de las dos hacia deporte y cual no. Ella se volcó sobre mi, provocando que sus pechos excitados rozaran la parte superior de mi sostén, mientras su mano se enredaba en mi pelo enmarañado. Me besó otra vez, tan apasionada como siempre sin esconder las ganas que me tenia. Se incorporó, dejándome ver su cuerpo en todo su esplendor, sus pechos redondos y perfectos, su vientre…su rostro inocente y su pelo balanceándose de una manera casi hipnótica, era como una divinidad en movimiento. La miré abobada, mientras sonreía pícara, contenta porque había conseguido su objetivo, me cogió ambas manos con su derecha, y con su izquierda fue recorriendo mi cuerpo, bajando poco a poco, estaba a su disposición, indefensa.
Indefensa…
Impotente…
Violación…
Mi mente hasta ahora cegada por el placer despertó súbitamente, recordando las imágenes borrosas de aquel horrible acontecimiento que cambió mi vida. Empecé a tener arcadas, y mi cuerpo se estremecía como algo elástico que se había estirado demasiado. Y una lágrima recorrió mi mejilla.
Aida no paró, siguió bajando y yo empecé a forcejear, no estaba cómoda, tenía pánico y miedo, no quería seguir. Intentaba zafarme, pero ella seguía, no pensaba parar. Al final grité, y ya harta la aparté con toda la fuerza de la que fui capaz, haciendo caer de la cama a Aida, que se dio de cabeza con la puerta del armario. Ella se quejó, y se levantó tambaleándose a causa de la fuerza del golpe.
- ¡NO! ¡BASTA!¡PARA! –gritaba a pleno pulmón.
Me tapaba la cara, intentando en vano no poder ver las imágenes que mi cerebro me hacia recordar a contra de mi voluntad…él, forzándome, empujando sin importar el daño que me hacia, gruñendo como un animal y disfrutando de mi dolor...no podía sacármelo de la cabeza.
- Lo siento, cariño –murmuró Aida, afligida – no sabia que querías parar, no me di cuenta.
- …basta…
Yo no podía escuchar sus disculpas, estaba inmersa en mi pozo, en ese pozo del que tardé un año en liberarme. Esas tinieblas que me envolvieron y no me dejaron ir, esa oscuridad y ese recuerdo negro que no cedían en su persecución.
- Me voy, Aida…lo siento. – murmuré sin mirarla.
- Lo siento de veras…Amanda.
Recogí mi camiseta del suelo y me la puse todo lo rápido que pude, tomé la chaqueta y mi pequeño bolso y me salí de allí todo lo rápido que pude. Quería volver a casa, a mi habitación, huir de todo de nuevo. Beber para quedarme sin sentido y poder sacarme toda esa pena de mi cabeza. ¿Es que esa cicatriz no iba a dejarme ser feliz?¿ no se cerraría nunca? Y Aida… ¿me dejaría después de esto?
u beso y gracias por leer
Capitulo 2:
La vocecilla de siempre me alertó que ya había llegado a mi parada, me levanté del asiento y bajé del tren, mirando a mi alrededor sin encontrarla. Una sensación de pánico me invadió, tenia miedo de que ella me dejase plantada, o de que me dejase a secas. El tren marchó de nuevo y me quedé allí plantada mirando el cartel de la estación, por si la repetitiva voz me había engañado, pero no.
- Ya era hora, ya estaba pensando en ir a secuestrarte de ese antro. –se quejó una voz detrás de mi.
Me volví con los ojos chispeantes de emoción y me la encontré, con los brazos en jarras y una sonrisa torcida. No pude contenerme, aunque hubiese cientos de ancianos mirando, me abalancé sobre ella, enroscando mis brazos en su hermosa cintura y besándola más salvajemente que nunca. Ella me respondió enseguida, sin sobresaltarse siquiera y su lengua pronto buscó la mía, pasándome su chicle de melocotón.
Nos tuvimos que separar, puesto que los carraspeos habían aumentado y seguramente las ancianitas estarían apunto de lincharnos con sus bolsos. Aida me cogió de la mano, sonriendo, y me llevó al restaurante chino que, según decía, era espectacular. Atravesamos medio Castellón, cogidas de la mano y bajo la acusadora mirada de cientos de personas, hasta que al fin llegamos a nuestro destino, el típico restaurante oriental con los también típicos budas sonrientes y bien alimentados adornando la entrada. Aida sonrió y me arrastró hacia dentro empujando la gran puerta pintada de color dorado. Me quedé algo parada al ver el interior, es cierto que parecía espectacular a primera vista, pues había un árbol en medio de una fuente artificial llena de peces que recorría con sus ramas todo el restaurante. Por supuesto era de plástico o cartón así que tampoco resultaba tan asombroso. También había un gran acuario a la entrada, todos los peces nadaban aburridos de verse reflejados a todas horas y nadar siempre en el mismo sitio, pobrecillos. Un hombre chino vino a recibirnos ilusionando como si hubiese visto a uno de los budas de la entrada moverse. Nos indicó nuestros asientos frente a la fuente artificial y se marchó a traernos las cartas, dando voces al personal de la cocina.
- ¿No es increíble? – exclamó Aida mientras señalaba el árbol de plástico.
- Para mi increíble seria que te sirviese la comida un elefante y nos tomara nota un koala parlante. –contesté.
- Aguafiestas.
El chino vino con las cartas y se quedó allí esperando a que nos decidiéramos, aunque a mi no hacia falta que mirar la carta porque iba a los restaurantes chinos día si día no. Aida abrió la carta y se acercó al papel para verlo mejor, era una tozuda, el médico le había sugerido que se pusiese gafas para leer pero ella decía que estaba fea y no iba a ponérselas, o mejor dicho, que se la suda lo que diga el médico. Al fin pidió su comida y el chino se marchó, feliz por la cantidad. Aida era una glotona y zampaba como si en su estómago tuviese un agujero negro, y la muy zorra no engordaba ni un gramo.
- Bueno, cuéntame, ¿Cuándo es el…?
- Mañana –la corté – el maldito juicio es mañana.
- Seguro que todo saldrá bien – me animó.
Odiaba este tema, el puto juicio…la put+a justicia…¡todo en este país era una gran mierda!
- ¿Cómo va a salir bien si han tardado dos años en encontrar y juzgar a ese tipo? –respondí enfadada.
- Eh, conmigo no lo pagues, solo quiero saber qué tal estás.
- Lo siento, ya sabes que no es fácil para mi.
Aida alargó su mano hacia mí y acarició mi rostro con dulzura, sin dejar de sonreír. Se volvió hacia la cocina y, al ver que no venía el chino, se inclinó sobre la mesa y me besó. Fue apenas un roce porque el chino salió de repente, pero se lo agradecí, era exactamente lo que necesitaba.
Comimos como cerdas, los platos no dejaban de salir de la cocina y ya empezaba a faltarnos espacio en la mesa. Llegaron unas cuantas personas más y se sentaron lejos de nosotras, al otro lado del árbol de plástico “espectacular”. El chino también los recibió como si le hubiese tocado la lotería.
- ¿postrle? – chapurreó el chino.
- ¿qué hay? – preguntó ansiosa Aida.
- Flan, mouse, frluta, helado…
- Mmm – murmuró Aida rascándose la cabeza como un mono, era una de sus mil manías – yo Mouse de chocolate por favor.
- Yo nada, gracias.
El chino se marchó y Aida se frotó las manos, ansiosa por degustar tan delicioso plato. Aquí venia otra de sus miles manías, cogió la goma que llevaba en la muñeca y se recogió el pelo en una coleta alta, se sacó la servilleta que tenia sobre las piernas y la puso en su cuello. Aida no comía el postre si no hacia todo esto antes, era su ritual.
- No te preocupes, mañana meterán entre rejas a ese hijo de put+a- dijo alargando los brazos para coger el mouse que le traía el camarero ¿es que no podía ni esperarse a que dejara el bol en la mesa?
Sinceramente no lo creía, pero no tenia ganas de discutir con ella, este tema no me gustaba sacarlo y ella, ahí, hurgando en la herida a ver si sangraba y me retorcía de dolor. Para empezar, tardaron un año y medio en encontrar al culpable, y eso que mi madre había podido averiguar su nombre y apellidos, y cuando al fin lo tienen, alegando que es menor y no se qué atrasaron el juicio, y mañana era el gran día, el capullo que destruyó mi vida era mayor de edad…ya veremos cuantos días de prisión le meten por violarme.
- Pago yo, ¿vale? – dijo Aida levantándose con un papelito.
Vaya, estaba tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera me había percatado de que Aida había terminado e iba a pagar. Me levanté de la silla, dejando la servilleta, hecha una bola de tela, sobre la mesa y cogí mi chaqueta vaquera. Aida ya había regresado y me cogió de la mano para salir de allí, sonreí y la besé en la mejilla, tan redondita y blandita que parecía una esponja. Por eso para hacerla rabiar a veces la llamaba Bob esponja.
- Vamos a mi casa. – decidió ella.
- ¿Y si no quiero?
- ¿No quieres? – preguntó con una voz melosa.
Sabía lo que eso significaba, sonreí apretando su mano y tiré de ella para que fuésemos más rápido hacia allí. Su casa en realidad era un piso, muy pequeño de dos habitaciones y un baño. Apenas tenían sitio para guardar los trastos y ella y su hermana compartían habitación.
Llegamos al umbral, una vecina nos saludo con una sonrisa tan falsa como la de la mascota del McDonald y un vecino que iba a salir nos abrió la puerta, evitándole a Aida buscar sus llaves en el saco ese que ella decía que era un bolso, pero ¿Cómo va a ser un bolso eso? Si parecía una maleta y me juego algo que ahí cabe un cadáver. Cerramos la puerta y tocamos el botón del ascensor, Aida vivía en el séptimo y no tenia muchas ganas de subir escaleras después de ese festín. El ascensor tardó dos minutos en bajar, y bajó lleno de gente, dos niños, un abuelo, una madre, un carrito y el padre. Se notaba que esa familia jugaba mucho al tetris porque sino, no entiendo como cabían allí. Cuando salieron todos, entramos nosotras y pulsamos el numero siete, pero antes de que se cerrara la puerta subió la vecina macarra de Aida, fumando un cigarro y mascando chicle a la vez, con una falda rosa manchada de tomate y la camisa llena de agujeros provocados, seguramente, por las colillas del cigarrito. ¿Sabéis esa sensación de cuando subís con alguien que no te cae bien en el ascensor? Esa incomodidad y tensión que hay en el ambiente…se podría cortar con un cuchillo. Miss Marlboro mascaba ruidosamente y empezaba a ponerme nerviosa, por no decir que sus miraditas mal disimuladas de desprecio me ponían a parir.
- Vosotras sois bolleras ¿no? – preguntó sin pelos en la lengua.
- ¿Y a ti que te importa? – contestó Aida con la voz más borde que he oído nunca.
La fulana esa se rió, una risa de bruja espeluznante, aguda y chirriante que molestaba mucho y encima de reírse, la muy guarra empezó a hacer un gran globo con el chicle, casi me tocaba la nariz y me daba arcadas, ese trozo de plástico sabor fresa lleno de babas de guarra, pero no me dio tiempo ni a quejarme porque Aida le reventó el globo con un boli y le explotó en toda la cara. El ascensor se paró y la apartamos de un empujón para salir, mientras ella nos increpaba. Cerramos la puerta del ascensor en sus narices y Aida buscó las llaves de casa, yo aguantaba la puerta para evitar que la fiera saliese y mordiera. Al fin las encontró y abrió, ella entró haciéndome un ademán para que la siguiese, pero yo no lo tenía tan claro. Sabia lo que se proponía y no estaba segura de poder hacerlo. Ya hacia cinco meses que estábamos juntas y no habíamos pasado de los besos, y Aida era bastante fogosa, por lo que sabia que este día llegaría pronto. La seguí corriendo y cerré la puerta de entrada enseguida, oyéndose después el estruendo de Miss marlboro golpeándola y profiriendo insultos y maldiciones. Aida me esperaba al fondo del pasillo señalando una habitación, sonriente como un angelito inocente. Me armé de valor y avancé hacia ella, mis manos empezaban a sudar de puro nervio y no paraba de toquetearme el pelo, seguro que parecía una imbécil. Al fin me planté frente a ella, mirando hacia el suelo avergonzada. Aida me asió de la cintura y me atrajo violentamente hacia ella, no pude evitar estremecerme entre sus brazos y ella, que lo había notado, sonrió complacida. Sus ojos me miraban arrastrándolo todo a su paso, como un torrente descontrolado, invitándome a dejarme llevar por la pasión del momento. Sus labios al fin encontraron a los míos fundiéndose en un armonía perfecta, dulces y tentadores, y su lengua buscaba la mía dándome un placer inimaginable e intenso. Aida me empujaba poco a poco y sin dejar de abrazarme hacia la habitación, cerrando la puerta a nuestro paso. Pero yo no podía pensar en nada, solo estaba ella, ella y la lujuria del momento que me hacia estremecer, todos mis pensamientos estaban invadidos por el placer y mis sentidos despiertos, me hacían recordar cada instante y cada sensación. Aida me tumbó en la cama, quedándose sentada sobre mi en la pose más sexy que jamás había visto. Se quitó la camiseta, dejando ver su vientre liso y suave, el cual recorrí con mis manos sin dejarme si un rincón besando su precioso ombligo. No tardó ni medio segundo en quitarse el sostén con una mano, mientras que con la otra libre me quitaba la camisa de un tirón, como si tuviese prisa en ver lo que había debajo. Yo no era tan bonita como ella, tenia el vientre plano, si, pero no tan bonito como el de ella, se notaba cual de las dos hacia deporte y cual no. Ella se volcó sobre mi, provocando que sus pechos excitados rozaran la parte superior de mi sostén, mientras su mano se enredaba en mi pelo enmarañado. Me besó otra vez, tan apasionada como siempre sin esconder las ganas que me tenia. Se incorporó, dejándome ver su cuerpo en todo su esplendor, sus pechos redondos y perfectos, su vientre…su rostro inocente y su pelo balanceándose de una manera casi hipnótica, era como una divinidad en movimiento. La miré abobada, mientras sonreía pícara, contenta porque había conseguido su objetivo, me cogió ambas manos con su derecha, y con su izquierda fue recorriendo mi cuerpo, bajando poco a poco, estaba a su disposición, indefensa.
Indefensa…
Impotente…
Violación…
Mi mente hasta ahora cegada por el placer despertó súbitamente, recordando las imágenes borrosas de aquel horrible acontecimiento que cambió mi vida. Empecé a tener arcadas, y mi cuerpo se estremecía como algo elástico que se había estirado demasiado. Y una lágrima recorrió mi mejilla.
Aida no paró, siguió bajando y yo empecé a forcejear, no estaba cómoda, tenía pánico y miedo, no quería seguir. Intentaba zafarme, pero ella seguía, no pensaba parar. Al final grité, y ya harta la aparté con toda la fuerza de la que fui capaz, haciendo caer de la cama a Aida, que se dio de cabeza con la puerta del armario. Ella se quejó, y se levantó tambaleándose a causa de la fuerza del golpe.
- ¡NO! ¡BASTA!¡PARA! –gritaba a pleno pulmón.
Me tapaba la cara, intentando en vano no poder ver las imágenes que mi cerebro me hacia recordar a contra de mi voluntad…él, forzándome, empujando sin importar el daño que me hacia, gruñendo como un animal y disfrutando de mi dolor...no podía sacármelo de la cabeza.
- Lo siento, cariño –murmuró Aida, afligida – no sabia que querías parar, no me di cuenta.
- …basta…
Yo no podía escuchar sus disculpas, estaba inmersa en mi pozo, en ese pozo del que tardé un año en liberarme. Esas tinieblas que me envolvieron y no me dejaron ir, esa oscuridad y ese recuerdo negro que no cedían en su persecución.
- Me voy, Aida…lo siento. – murmuré sin mirarla.
- Lo siento de veras…Amanda.
Recogí mi camiseta del suelo y me la puse todo lo rápido que pude, tomé la chaqueta y mi pequeño bolso y me salí de allí todo lo rápido que pude. Quería volver a casa, a mi habitación, huir de todo de nuevo. Beber para quedarme sin sentido y poder sacarme toda esa pena de mi cabeza. ¿Es que esa cicatriz no iba a dejarme ser feliz?¿ no se cerraría nunca? Y Aida… ¿me dejaría después de esto?
Última edición por Karuma mei el Mar Dic 30, 2008 1:47 am, editado 1 vez
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
o.o
Se ha quedado muy interesante
Enserio...está genial la historia
Pobre Amanda...
Se ha quedado muy interesante
Enserio...está genial la historia
Pobre Amanda...
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Esta MUY BIEN :D
Al menos, me está encantando ^^
Estoy impaciente por ver el siguiente capitulo ^^
Al menos, me está encantando ^^
Estoy impaciente por ver el siguiente capitulo ^^
Fasgort- Estoy Banead@
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Me he quedado pasmado O.O
Por favor continua, que la historia esta estupenda ^^
Por favor continua, que la historia esta estupenda ^^
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
TwT pero como lo dejas ahi!!!!!!!1 continuala plis,.,,pobre amanda
Apollo Justice- Fiscal en Prácticas
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
ok, pues cuando querais os pongo el capitulo 3 xD
sino podemos ir mas lenos lo que querais ^^
muchas gracias por los comentarios me animan un monton.
besos ^^!
sino podemos ir mas lenos lo que querais ^^
muchas gracias por los comentarios me animan un monton.
besos ^^!
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Guau esta genial, me dio mucha pena al final.
Esta muy emocionante, sobretodo me ha encantado la parte de "la muy zorra" xDD me recuerda a mi con mis amigas.
Esta muy emocionante, sobretodo me ha encantado la parte de "la muy zorra" xDD me recuerda a mi con mis amigas.
luzika- Médium Común (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
hola, aqui dejo el siguiente capitulo. va de un juicio pero no os espereis gran cosa. Es un poco estupido y está muy mal hecho XD espero que no os chafe la historia.
besos y feliz año nuevo :D
CAPITULO 3 :
- ¿Seguro que te encuentras bien? – me preguntó mi madre, Asun, antes de entrar.
- Sí, creo. –respondí temblando de pies a cabeza.
- No tengas miedo, el Fiscal Fuentes nos ha asegurado que no tendrás que verlo.
- Eso espero…
Mi madre lo había preparado todo, al fin era el gran día de la justicia, o al menos eso creía ella, había hablado con el fiscal y se había encargado de ahorrarme el mal trago de mirar a los ojos a mi violador, o verlo siquiera de reojo. Sabia de sobras que me derrumbaría de nuevo, y ya nos habíamos gastado un pastón en el juicio y en los psicólogos, pero ya me esperaba que ese tipo no acabara mucho tiempo entre rejas. Mi padre estaba dentro de la sala, en el juicio, y yo aquí fuera con mi madre esperando la hora de tomarme declaración. Tenía miedo, mucho miedo. Al fin el alguacil abrió la puerta y me indicó el lugar por donde tenía que entrar para evitar ver al asesino de mis ilusiones. Me sentía indefensa, como si en vez de la victima fuese yo la culpable, mi madre se separó de mí por requerimientos del juez y se sentó junto a mi padre, en el lado de la acusación. Yo me sentaba entre una especie mampara, que estaba situada delante del juez y de los abogados de modo que yo solo les podía ver a ellos. El juez era un hombre, - mierda, empezábamos bien si tenía a un inútil llevando el caso – no se había afeitado en días y me miraba con el entrecejo fruncido. El abogado defensor era un chiquillo inexperto, a mi ver, pues era bastante joven, y estudiaba los papeles desparramados sobre la mesa a una velocidad increíble. Miré al otro lado, necesitaba examinarlo todo para estar mínimamente tranquila y mantener la mente serena, así que busqué la mesa del fiscal, el héroe que supuestamente iba a intentar enviar a ese hijo de [Censored XD] a la cárcel. Pero solo se veía un trozo de su mesa, con los papeles ordenados y dos bolis, uno rojo y uno negro, paralelos a los papeles. Debía ser un tipo muy meticuloso. No me dio tiempo a examinarlo todo, ya que el juez con cara de mala leche dio un mazazo en la mesa y todo el mundo se quedó quieto y en silencio.
- Se reanuda la sesión, sobre caso de violación de la señorita Amanda Martín. –dijo sin dejar de mirarme.
- La defensa está lista su señoría –contestó el abogado enemigo al instante. Qué pelota de mierda.
Hubo un silencio tenso, el juez se volvió a su izquierda algo molesto y levantó la maza.
- La acusación está lista, su señoría. –dijo una voz muy masculina, -otro inútil defendiéndome…¡JODER! ¿Es que las mujeres se habían extinguido de repente? Esta sala era un huerto de nabos.
Tuve la sensación de que se trataba de otro novato, no debía ser muy viejo. En ese momento, volví a maldecir a Adán y a Caín, ¡inútiles! Pero tuve que detener mis maldiciones, al menos de momento. El juez le había pedido al abogado defensor, el enemigo, que empezase con su interrogatorio a la testigo, que suponía, era yo. Las manos me sudaban de nuevo y tuve que frotármelas en el pantalón, dejándolo hecho un asco.
- Bien, Señorita Martín – dijo dirigiéndose hacia mi – ¿jura decir la verdad, solo la verdad, y nada más que la verdad?
- Lo juro, dije alzando la mano izquierda y posando mi derecha en la biblia que me habían acercado.
- Señorita Martín – me volvió a llamar el abogado, iba a malgastarme el nombre - ¿podría contarnos qué paso exactamente?
- Sí, claro.
- Cuéntenoslo por favor. – propuso él esbozando una media sonrisa.
- ¿Empiezo? – pregunté insegura al ver cómo todas las miradas se posaban en mi.
- Por favor.
- Vale…- tragué saliva e intenté recordar aquel día, aquel día que al psicólogo le había costado tanto eliminar de mi memoria. – Eran más o menos las siete y media de la tarde, creo que estábamos a diecinueve de diciembre y estaba oscuro.
- Entonces, señorita Martín, era de noche ¿verdad? –preguntó el abogado.
- Si. A las seis más o menos ya oscurecía.
- Prosiga por favor.
Asentí, me revolví un poco en la silla y cogí aire. Tal vez no me sería tan duro después de todo, quizá la terapia funcionó. El juez carraspeó para llamarme la atención y volví a la realidad.
- Perdón – me disculpé – Me dirigía a casa…
- ¿Qué hacía por ahí a esas horas, estando oscuro, señorita Martín? …¿de dónde venía? – inquirió el abogado, sonriendo. Ese maldito [Censored XD] haría lo que fuese para probar que su cliente era inocente, aunque fuese una injusticia.
- Salía del repaso de inglés a las siete y cuarto, está bastante lejos de mi casa así que por eso pasé por ese parque a las siete y media. Es la única forma de ir a mi casa…
- Protesto señoría. – exclamó el abogado – No era esa la única forma de ir, podría haber ido perfectamente por otra calle, pero la testigo prefirió ir por el parque aún corriendo el riesgo de ser atacada.
besos y feliz año nuevo :D
CAPITULO 3 :
- ¿Seguro que te encuentras bien? – me preguntó mi madre, Asun, antes de entrar.
- Sí, creo. –respondí temblando de pies a cabeza.
- No tengas miedo, el Fiscal Fuentes nos ha asegurado que no tendrás que verlo.
- Eso espero…
Mi madre lo había preparado todo, al fin era el gran día de la justicia, o al menos eso creía ella, había hablado con el fiscal y se había encargado de ahorrarme el mal trago de mirar a los ojos a mi violador, o verlo siquiera de reojo. Sabia de sobras que me derrumbaría de nuevo, y ya nos habíamos gastado un pastón en el juicio y en los psicólogos, pero ya me esperaba que ese tipo no acabara mucho tiempo entre rejas. Mi padre estaba dentro de la sala, en el juicio, y yo aquí fuera con mi madre esperando la hora de tomarme declaración. Tenía miedo, mucho miedo. Al fin el alguacil abrió la puerta y me indicó el lugar por donde tenía que entrar para evitar ver al asesino de mis ilusiones. Me sentía indefensa, como si en vez de la victima fuese yo la culpable, mi madre se separó de mí por requerimientos del juez y se sentó junto a mi padre, en el lado de la acusación. Yo me sentaba entre una especie mampara, que estaba situada delante del juez y de los abogados de modo que yo solo les podía ver a ellos. El juez era un hombre, - mierda, empezábamos bien si tenía a un inútil llevando el caso – no se había afeitado en días y me miraba con el entrecejo fruncido. El abogado defensor era un chiquillo inexperto, a mi ver, pues era bastante joven, y estudiaba los papeles desparramados sobre la mesa a una velocidad increíble. Miré al otro lado, necesitaba examinarlo todo para estar mínimamente tranquila y mantener la mente serena, así que busqué la mesa del fiscal, el héroe que supuestamente iba a intentar enviar a ese hijo de [Censored XD] a la cárcel. Pero solo se veía un trozo de su mesa, con los papeles ordenados y dos bolis, uno rojo y uno negro, paralelos a los papeles. Debía ser un tipo muy meticuloso. No me dio tiempo a examinarlo todo, ya que el juez con cara de mala leche dio un mazazo en la mesa y todo el mundo se quedó quieto y en silencio.
- Se reanuda la sesión, sobre caso de violación de la señorita Amanda Martín. –dijo sin dejar de mirarme.
- La defensa está lista su señoría –contestó el abogado enemigo al instante. Qué pelota de mierda.
Hubo un silencio tenso, el juez se volvió a su izquierda algo molesto y levantó la maza.
- La acusación está lista, su señoría. –dijo una voz muy masculina, -otro inútil defendiéndome…¡JODER! ¿Es que las mujeres se habían extinguido de repente? Esta sala era un huerto de nabos.
Tuve la sensación de que se trataba de otro novato, no debía ser muy viejo. En ese momento, volví a maldecir a Adán y a Caín, ¡inútiles! Pero tuve que detener mis maldiciones, al menos de momento. El juez le había pedido al abogado defensor, el enemigo, que empezase con su interrogatorio a la testigo, que suponía, era yo. Las manos me sudaban de nuevo y tuve que frotármelas en el pantalón, dejándolo hecho un asco.
- Bien, Señorita Martín – dijo dirigiéndose hacia mi – ¿jura decir la verdad, solo la verdad, y nada más que la verdad?
- Lo juro, dije alzando la mano izquierda y posando mi derecha en la biblia que me habían acercado.
- Señorita Martín – me volvió a llamar el abogado, iba a malgastarme el nombre - ¿podría contarnos qué paso exactamente?
- Sí, claro.
- Cuéntenoslo por favor. – propuso él esbozando una media sonrisa.
- ¿Empiezo? – pregunté insegura al ver cómo todas las miradas se posaban en mi.
- Por favor.
- Vale…- tragué saliva e intenté recordar aquel día, aquel día que al psicólogo le había costado tanto eliminar de mi memoria. – Eran más o menos las siete y media de la tarde, creo que estábamos a diecinueve de diciembre y estaba oscuro.
- Entonces, señorita Martín, era de noche ¿verdad? –preguntó el abogado.
- Si. A las seis más o menos ya oscurecía.
- Prosiga por favor.
Asentí, me revolví un poco en la silla y cogí aire. Tal vez no me sería tan duro después de todo, quizá la terapia funcionó. El juez carraspeó para llamarme la atención y volví a la realidad.
- Perdón – me disculpé – Me dirigía a casa…
- ¿Qué hacía por ahí a esas horas, estando oscuro, señorita Martín? …¿de dónde venía? – inquirió el abogado, sonriendo. Ese maldito [Censored XD] haría lo que fuese para probar que su cliente era inocente, aunque fuese una injusticia.
- Salía del repaso de inglés a las siete y cuarto, está bastante lejos de mi casa así que por eso pasé por ese parque a las siete y media. Es la única forma de ir a mi casa…
- Protesto señoría. – exclamó el abogado – No era esa la única forma de ir, podría haber ido perfectamente por otra calle, pero la testigo prefirió ir por el parque aún corriendo el riesgo de ser atacada.
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
( ATENCION 1 parte en la hoja anterior...esto es la 2 )
Me quedé helada, ¿cómo podía decir eso? ¿A caso estaba insinuando que era mi culpa que me hubieran violado por pasar por un parque infantil? Maldito cabronazo. ¿Es que nadie iba a defenderme? El juez miró a su izquierda, expectante.
- Protesto, Su señoría…- replicó tranquilamente la voz seria de antes – la testigo podría haber sido atacada por cualquiera de las calles de la ciudad. – hubo un pequeño silencio – además, ¿Cómo iba a imaginar ella que la iban a violar en un parque infantil en el cual aún había niños jugando?
El juez pareció meditar la respuesta unos instantes que a mí me parecieron horas, finalmente se volvió a su derecha.
- Protesta denegada, señor López. – sentenció al fin.
El abogado ese esbozó una mueca de disgusto y fulminó con la mirada al fiscal, mi salvador, al cual no veía desde mi posición.
- Prosiga, por favor – dijo el juez sonriendo por primera vez. ¿qué le hacía tanta gracia a ese viejo de las narices?
- Si – respondí aclarándome la garganta un poco, después del susto de antes se me había quedado la boca seca.- pasé por el parque, y a mitad camino, antes de salir de él…- ahora empezaba a dolerme el asunto, no sé si podría soportarlo. – un tío me cogió por detrás, tapándome la boca con ambas manos para evitar que gritase y…
- Protesto señoría –volvió a soltar el bocazas de turno – la testigo podría haber gritado y pedir auxilio y…
- Protesto, señoría…- le cortó el fiscal con su majestuosa voz – eso, es una gran estupidez sin fundamento alguno ¿cómo iba a gritar si la señorita acaba de decir que le estaba tapando la boca con las manos?
- Protesta aceptada – sentenció dándole la razón a mi querido fiscal.
El abogado apretó los dientes y frunció el ceño, enfadado por el escarnio que le había dado el fiscal.
- Prosiga, señorita Martín –me instó el Fiscal.
Su voz me puso los pelos de punta y por un momento me quedé petrificada, ¿iba a ganar el caso? Proseguí, al fin, cuando antes acabase esto, mejor.
- Me arrastró hacia el matorral. Ofrecí resistencia pero me arrastró por el suelo sin miramiento alguno…
- Protesto señoría –exclamó de nuevo el abogado.- ¿Cómo iba a tener miramientos si era un violador? – dijo burlándose de mi e intentando imitar al fiscal.
- Señoría…exijo que se penalice al abogado defensor por su falta de tacto y sus comentarios fuera de lugar que pueden herir la sensibilidad de la testigo. – repuso con su voz imperturbable.
El juez se limitó a asentir, mirando de reojo al abogado defensor. Que ahora parecía sudar la gota gorda, me pregunto qué tipo de castigo se le pone a un abogado.
- Prosiga…- dijo el juez de mala gana.
- Una vez me arrastró entre la maleza del parque botánico, me dio un golpe con una botella de vidrio en la cabeza, perdí el sentido unos instantes.
Todo el mundo esperó la protesta del Sr. López, pero este estaba callado como una tumba, así que seguí…las lágrimas empezaban a agolparse en mis ojos.
- Cuando pude volver a ver con claridad, ya me había amordazado y me era imposible gritar, le di una patada e intenté huir pero me golpeó y sacó una…una…- no podría contenerlas por más tiempo, parpadeé y tragué saliva – una navaja. Me dijo que si no me estaba quietecita me mataría.
- Se recuerda a la testigo que está bajo juramento – apuntó López sin que nadie le hiciera caso.
- Se ruega que esto último no conste en acta, es una memez…- bufó el fiscal.
- De acuerdo con el fiscal Fuentes. – dijo el juez, ya cansado.
- Entonces…- una lágrima rodó por mi mejilla, pero no le di tiempo a caer, la limpié antes de que nadie pudiese verla. – me rompió la camisa, tocándome los pechos con mucha violencia…
- ¿con cuanta violencia?
- ¡Cállese joder!- exclamó el Fiscal hastiado dando un golpe en la mesa. – lamento la palabrota, hablaremos de la penalización por ello después.
- Me pegó tanto que llegó un momento en el que no podía ofrecer resistencia, entonces…- cogí aire y me sequé las lágrimas de nuevo, cada vez más intensas – me quitó el pantalón y, me forzó.
- Lamento hacerle esta pregunta, señorita Martín – interrumpió el fiscal – ¿podría aclarar por donde la penetró el acusado?
- Protesto –exclamó López – no hay pruebas de que fuese el acusado el artífice de la violación.
- Se equivoca, Sr. López, la testigo acudió al médico de urgencias inmediatamente y se extrajo una muestra del esperma del chico. – repuso, solemne – por favor, no intente hacernos creer que el acusado es inocente, porque eso no se lo cree ni usted, caballero.
- Protesta denegada, Sr. López. –sentenció el juez, de nuevo a favor del Fiscal fuentes.
- Me penetró tanto vaginal como analmente…- al decir esto me entraron arcadas, recordé perfectamente el dolor de sus embistes, al quitarme la virginidad de esa manera, me la robó. – cuando acabó, me golpeó y me dejó inconsciente…acto seguido…me cortó la muñeca para que muriese desangrada.
Hubo un murmullo en la sala, los presentes se escandalizaron y el juez tuvo que golpear la maza. Empecé a sollozar, sin que apenas se notara, como si simplemente tuviera un ataque de hipo.
- Su señoría, ¿no es extraño que el violador quisiera matar a la testigo después de violarla? ¿qué sentido tendría? ¿a caso quería aumentar su pena en cuanto le pillasen? No tiene sentido.
El juez meditó, y miró a su izquierda.
- Dado que nuestro acusado es un joven que ni siquiera acabó la Eso satisfactoriamente, podemos deducir que no tendría ni idea de que había dejado más huellas que un gato remojado en pintura…por lo tanto siendo tan sumamente ignorante, puede que creyese que matándola no tendría problemas y no encontraríamos al agresor. –dedujo el fiscal.
- No puede basar un caso de violación e intento de asesinato en una mera suposición, Sr. Fuentes. – replicó el abogado. –además, tal vez fuese una treta de la supuesta víctima para inculpar a este joven.
- ¿Está usted suponiendo algo, Sr. Fuentes?
- Si, supongo que todo es una mera invención, una artimaña, puesto que el acusado no conocía a esta señorita.
Se acabó, me desplomé. Empecé a llorar como una cría pequeña, no podía soportar que ese hijo de [Censored XD] dijese que me lo había inventado cuando era obvio que no era así. ¿Y el sentido de la justicia? Mi cuerpo se convulsionaba, mi nariz, llena de mocos, me impedía respirar y me entró una arcada que no pude reprimir y eché la vomitona en el suelo. Todo el mundo se alborotó y empezó a gritar.
- Señoría, un minuto por favor. –pidió El fiscal.
¿Un minuto? Necesitaría horas para recuperarme de este golpe. Me encogí a sobremanera en esa pequeña silla, creando mi propio pozo, una vez mas y llenando de vómito mi camisa nueva. Era horrible, era una pesadilla. Entonces alguien me acarició la cabeza, limpiándome por un hueco que dejaban libre mis brazos la boca. Un pañuelo suave, de tela como el que tenía mi padre. ¿Papá?
- Tranquila, no pasa nada – susurró cerca de mi oído la voz relajante del fiscal - no llores, ¿vale? No vas a decir nada más, siéntate con tu madre fuera de la sala y tranquilízate. ¿de acuerdo? Yo me ocupo de ese memo.
- …
No pude responderle, ni siquiera mirarle a la cara, mis ojos eran incapaces de despegar la vista del suelo. Su mano me acarició el pelo por última vez y luego la apartó suavemente, un pequeño escalofrío me recorrió de pies a cabeza, estremeciéndome como cuando Aida me besó ayer. Mamá se acercó y me abracé a ella.
- Señoría, creo que la testigo no está en condiciones de hacer ninguna declaración, y de todos modos no hace falta. – sonó la voz del Fiscal a mis espaldas.- y respondiendo a la defensa, tiene más motivos al no conocerla, si la conociese y sobreviviera, ella le reconocería y delataría de inmediato. Si sobrevive y no le conoce, es mucho más difícil si no se obtienen…
La voz del Fiscal se iba apagando conforme yo me alejaba de la sala hasta apagarse por completo. Nunca olvidaría ese favor. Cuando al fin me pude sentar en una silla fuera de la sala del juicio, me desmayé.
Me quedé helada, ¿cómo podía decir eso? ¿A caso estaba insinuando que era mi culpa que me hubieran violado por pasar por un parque infantil? Maldito cabronazo. ¿Es que nadie iba a defenderme? El juez miró a su izquierda, expectante.
- Protesto, Su señoría…- replicó tranquilamente la voz seria de antes – la testigo podría haber sido atacada por cualquiera de las calles de la ciudad. – hubo un pequeño silencio – además, ¿Cómo iba a imaginar ella que la iban a violar en un parque infantil en el cual aún había niños jugando?
El juez pareció meditar la respuesta unos instantes que a mí me parecieron horas, finalmente se volvió a su derecha.
- Protesta denegada, señor López. – sentenció al fin.
El abogado ese esbozó una mueca de disgusto y fulminó con la mirada al fiscal, mi salvador, al cual no veía desde mi posición.
- Prosiga, por favor – dijo el juez sonriendo por primera vez. ¿qué le hacía tanta gracia a ese viejo de las narices?
- Si – respondí aclarándome la garganta un poco, después del susto de antes se me había quedado la boca seca.- pasé por el parque, y a mitad camino, antes de salir de él…- ahora empezaba a dolerme el asunto, no sé si podría soportarlo. – un tío me cogió por detrás, tapándome la boca con ambas manos para evitar que gritase y…
- Protesto señoría –volvió a soltar el bocazas de turno – la testigo podría haber gritado y pedir auxilio y…
- Protesto, señoría…- le cortó el fiscal con su majestuosa voz – eso, es una gran estupidez sin fundamento alguno ¿cómo iba a gritar si la señorita acaba de decir que le estaba tapando la boca con las manos?
- Protesta aceptada – sentenció dándole la razón a mi querido fiscal.
El abogado apretó los dientes y frunció el ceño, enfadado por el escarnio que le había dado el fiscal.
- Prosiga, señorita Martín –me instó el Fiscal.
Su voz me puso los pelos de punta y por un momento me quedé petrificada, ¿iba a ganar el caso? Proseguí, al fin, cuando antes acabase esto, mejor.
- Me arrastró hacia el matorral. Ofrecí resistencia pero me arrastró por el suelo sin miramiento alguno…
- Protesto señoría –exclamó de nuevo el abogado.- ¿Cómo iba a tener miramientos si era un violador? – dijo burlándose de mi e intentando imitar al fiscal.
- Señoría…exijo que se penalice al abogado defensor por su falta de tacto y sus comentarios fuera de lugar que pueden herir la sensibilidad de la testigo. – repuso con su voz imperturbable.
El juez se limitó a asentir, mirando de reojo al abogado defensor. Que ahora parecía sudar la gota gorda, me pregunto qué tipo de castigo se le pone a un abogado.
- Prosiga…- dijo el juez de mala gana.
- Una vez me arrastró entre la maleza del parque botánico, me dio un golpe con una botella de vidrio en la cabeza, perdí el sentido unos instantes.
Todo el mundo esperó la protesta del Sr. López, pero este estaba callado como una tumba, así que seguí…las lágrimas empezaban a agolparse en mis ojos.
- Cuando pude volver a ver con claridad, ya me había amordazado y me era imposible gritar, le di una patada e intenté huir pero me golpeó y sacó una…una…- no podría contenerlas por más tiempo, parpadeé y tragué saliva – una navaja. Me dijo que si no me estaba quietecita me mataría.
- Se recuerda a la testigo que está bajo juramento – apuntó López sin que nadie le hiciera caso.
- Se ruega que esto último no conste en acta, es una memez…- bufó el fiscal.
- De acuerdo con el fiscal Fuentes. – dijo el juez, ya cansado.
- Entonces…- una lágrima rodó por mi mejilla, pero no le di tiempo a caer, la limpié antes de que nadie pudiese verla. – me rompió la camisa, tocándome los pechos con mucha violencia…
- ¿con cuanta violencia?
- ¡Cállese joder!- exclamó el Fiscal hastiado dando un golpe en la mesa. – lamento la palabrota, hablaremos de la penalización por ello después.
- Me pegó tanto que llegó un momento en el que no podía ofrecer resistencia, entonces…- cogí aire y me sequé las lágrimas de nuevo, cada vez más intensas – me quitó el pantalón y, me forzó.
- Lamento hacerle esta pregunta, señorita Martín – interrumpió el fiscal – ¿podría aclarar por donde la penetró el acusado?
- Protesto –exclamó López – no hay pruebas de que fuese el acusado el artífice de la violación.
- Se equivoca, Sr. López, la testigo acudió al médico de urgencias inmediatamente y se extrajo una muestra del esperma del chico. – repuso, solemne – por favor, no intente hacernos creer que el acusado es inocente, porque eso no se lo cree ni usted, caballero.
- Protesta denegada, Sr. López. –sentenció el juez, de nuevo a favor del Fiscal fuentes.
- Me penetró tanto vaginal como analmente…- al decir esto me entraron arcadas, recordé perfectamente el dolor de sus embistes, al quitarme la virginidad de esa manera, me la robó. – cuando acabó, me golpeó y me dejó inconsciente…acto seguido…me cortó la muñeca para que muriese desangrada.
Hubo un murmullo en la sala, los presentes se escandalizaron y el juez tuvo que golpear la maza. Empecé a sollozar, sin que apenas se notara, como si simplemente tuviera un ataque de hipo.
- Su señoría, ¿no es extraño que el violador quisiera matar a la testigo después de violarla? ¿qué sentido tendría? ¿a caso quería aumentar su pena en cuanto le pillasen? No tiene sentido.
El juez meditó, y miró a su izquierda.
- Dado que nuestro acusado es un joven que ni siquiera acabó la Eso satisfactoriamente, podemos deducir que no tendría ni idea de que había dejado más huellas que un gato remojado en pintura…por lo tanto siendo tan sumamente ignorante, puede que creyese que matándola no tendría problemas y no encontraríamos al agresor. –dedujo el fiscal.
- No puede basar un caso de violación e intento de asesinato en una mera suposición, Sr. Fuentes. – replicó el abogado. –además, tal vez fuese una treta de la supuesta víctima para inculpar a este joven.
- ¿Está usted suponiendo algo, Sr. Fuentes?
- Si, supongo que todo es una mera invención, una artimaña, puesto que el acusado no conocía a esta señorita.
Se acabó, me desplomé. Empecé a llorar como una cría pequeña, no podía soportar que ese hijo de [Censored XD] dijese que me lo había inventado cuando era obvio que no era así. ¿Y el sentido de la justicia? Mi cuerpo se convulsionaba, mi nariz, llena de mocos, me impedía respirar y me entró una arcada que no pude reprimir y eché la vomitona en el suelo. Todo el mundo se alborotó y empezó a gritar.
- Señoría, un minuto por favor. –pidió El fiscal.
¿Un minuto? Necesitaría horas para recuperarme de este golpe. Me encogí a sobremanera en esa pequeña silla, creando mi propio pozo, una vez mas y llenando de vómito mi camisa nueva. Era horrible, era una pesadilla. Entonces alguien me acarició la cabeza, limpiándome por un hueco que dejaban libre mis brazos la boca. Un pañuelo suave, de tela como el que tenía mi padre. ¿Papá?
- Tranquila, no pasa nada – susurró cerca de mi oído la voz relajante del fiscal - no llores, ¿vale? No vas a decir nada más, siéntate con tu madre fuera de la sala y tranquilízate. ¿de acuerdo? Yo me ocupo de ese memo.
- …
No pude responderle, ni siquiera mirarle a la cara, mis ojos eran incapaces de despegar la vista del suelo. Su mano me acarició el pelo por última vez y luego la apartó suavemente, un pequeño escalofrío me recorrió de pies a cabeza, estremeciéndome como cuando Aida me besó ayer. Mamá se acercó y me abracé a ella.
- Señoría, creo que la testigo no está en condiciones de hacer ninguna declaración, y de todos modos no hace falta. – sonó la voz del Fiscal a mis espaldas.- y respondiendo a la defensa, tiene más motivos al no conocerla, si la conociese y sobreviviera, ella le reconocería y delataría de inmediato. Si sobrevive y no le conoce, es mucho más difícil si no se obtienen…
La voz del Fiscal se iba apagando conforme yo me alejaba de la sala hasta apagarse por completo. Nunca olvidaría ese favor. Cuando al fin me pude sentar en una silla fuera de la sala del juicio, me desmayé.
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Pobre Amanda...
Mola la historia,me está gustando mucho
Lo que más me gusta son las palabrotas que dice xD
Sigue la historia!!
Mola la historia,me está gustando mucho
Lo que más me gusta son las palabrotas que dice xD
Sigue la historia!!
Tamy- Abogado de renombre (Clan de Abogados)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
en eso de las palabrotas se parece demasiado a mi T_T gracias por el comentario, me alegra muchisimo que te guste T_T!!!! (L)!
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Esta muy bien! Pobre amanda T___T Ojala gane el juicio T__T
Krystalwitch- Maestra Kurain (Administradora Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
como mola Karuma Mei!!!! pobre amanda, que mal lo esta apsando T,T
Phoenix Wright- Pesadilla del Juzgado (Administrador Clan Abogados)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Mola un montonazo, me encanta el juicio. Sobretodo me he reido cuando el abogado empezaba a decir paridas, madre mia... Menos mal que en el AA no hay ningun caso igual. Me da muchisima pena, no se como a ese maldito abogaducho de oficio de mierda no se le encoje el corazon al ver a una adolescente llorar de esa manera. Y lo peor es que SEGURO que hay abogados que hacen eso y mucho mas con tal de ganar un juicio.
luzika- Médium Común (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
CAPITULO 4 :
Cuando desperté estaba en casa, lo sabia incluso sin abrir los ojos, ese ambiente fresco, ese aroma a lavanda flotando en el aire – mi amado Air wick – y el tic-tac de mi reloj-gato. Mi habitación, para mí, era mi mundo. Allí jamás entraba nadie, ni mi madre, ni mi padre, ni mi chica…repito por si no queda claro, NADIE. Era mi pequeño paraíso, el pozo negro donde me sentía protegida, junto a mis peluches, mi ordenador… Todo era mío, y nada en esa habitación sería capaz de hacerme daño o recordarme siquiera un mal recuerdo. Me incorporé un poco, frotándome los ojos llenos de lagañas que tardaron un buen rato en adaptarse a la luz, al fin pude vislumbrar con claridad la hora que era en mi amado reloj, las diez y media de la noche. Oh, ¿había dormido más de doce horas? Bueno, no me extraña, ayer no pude dormir pensando en el juicio y en lo que pasó con Aida. Me levanté al fin de la cama y busqué con la punta de los pies mis zapatillas de hello kitty, tan blanditas que parecía caminar sobre nubes, al fin las encontré y me las calcé antes de que mis dedos se congelaran. Al levantarme me acordé de todo lo que había pasado esta mañana, mamá me había llevado a casa corriendo y me había dejado en el sofá, más tarde cuando me medio-desperté, yo sola me fui a mi habitación. Recordé que el fiscal gritaba mucho, y mi padre intentaba calmarlo, pero solo recuerdo voces. Voces sin rostro que ahora mismo ocupaban mi cabeza. Al fin salí de allí y entré en el lavabo, las mejillas me tiraban y al mirar al espejo descubrí las finas capas transparentes que dejaba el recorrido de las lágrimas cuando se secaban. Me lavé la cara y me hice un poco el pelo, sin esforzarme demasiado,¿ para qué sufrir en testar perfecta? Ya tenía novia y lo último que quería era que algún imbécil se fijase en mi.
- ¿Te encuentras bien, Amanda? –preguntó mi padre asomando su cabezota por la puerta entreabierta del lavabo.
- Si, estoy bien.- contesté abriendo la puerta de par en par. Papá era el único imbécil que me caía bien y respetaba, los demás podían morirse…¡puto Adán! - ¿cómo acabó el juicio?
Papá desvió la mirada y torció el gesto, las aletas de la nariz se agrandaron y expulsó el aire como si fuese un buey. Por su cara parecía que no había ido bien, ya lo esperaba.
- El fiscal se portó muy bien, lo hizo genial de hecho. – aclaró defendiendo al señor Fuentes – pero al final de los años que pedíamos y la indemnización…se ha quedado en una nimiedad. Ese juez estúpido solo lo meterá dos años en prisión y nada más. La indemnización ya veremos cuando nos la dan, y tampoco será mucho.
Papá continuó quejándose del dinero, a mi me la soplaba ese tema, lo único que quería es que metieran a ese cabronazo en prisión de por vida, y solo había conseguido que lo metieran en chirona cuantos años, ¿dos? Y seguramente por no tener antecedentes y demás polleces en medio año ya estaría libre. Mierda. Dejé a mi padre hablando solo y fui a la cocina a tomar un vaso de leche, luego seguramente me iría a mi habitación a escuchar música y a olvidar todo el juicio. La cicatriz de mi muñeca me dolía barbaridades, y casi eché medio bote de Nesquick sobre el mármol de la encimera. El dolor estaba regresando, y yo, no quería volver a car en el pozo… otra vez.
- Cariño, ¿vas a ir al instituto hoy? – mes despertaron los golpes de mamá en la puerta de mi habitación.
- Si, iré. –murmuré aún amodorrada.
- ¿seguro que no quieres quedarte? Mamá entiende que…
- Mamá, ¡basta! Iré y punto. – chillé golpeando el colchón.
Mamá no insistió más y se marchó a prepararme el desayuno. Lamentaba gritarle, pero era muy cabezona la jodida. Además, quería ir al instituto para mantenerme ocupada en algo y evitar pensar en todo lo acontecido. Así que me levanté y me fui derecha al baño. El gran espejo moderno de último modelo en decoración me dio la bienvenida, mostrándome como todas las mañanas a la misma chica con ojeras de toxicómana y pelo de bruja. Era horrible, aún no entendía por qué Aida estaba conmigo. Me lavé la cara con agua fría, así me acababa de despertar o parecería un zombi y todos mis compañeros de instituto saldrían huyendo. Abrí el pequeño armario y saqué la pasta de dientes, eché un poco sobre el cepillo y me lo metí en la boca, siempre había sido una bestia lavándolos, a veces me salía sangre y todo y Asun, mi madre, me daba una colleja por burra. Escupí la espuma y me amorré al grifo para enjuagarme la boca, volví a escupir y me sequé la boca con la pequeña toalla rosa que guardaba en mi cajón del lavabo. Ahora venia lo más difícil, el pelo, ese gran enemigo vil que todas las mañanas mantenía una lucha interminable conmigo para desenredar los nudos que se formaban cuando dormía. Saqué del armario el cepillo y el peine y empecé la matanza, ni suavizante ni nada hacia efecto, si no era a tirones, no lograba deshacerlos. Con todo el pelo que me arrancaban esos malditos nudos seguro que podía haberle hecho una peluca a mi padre, que le estaban saliendo ya sus entradas y otra al profesor de historia, que también necesitaría una pronto.
- Vamos, Amanda – me llamó mi madre – ¡llegarás tarde!
- ¡Voy!
Al fin salí del baño, colocándome mis pulseras, colgantes, anillos y el reloj mientras me dirigía a la cocina. Les di un beso a mi madre y a mi padre, que leía el periódico tranquilamente, cogí el vaso de leche, que ardía como un condenado porque Asun se había pasado de tiempo, la tecnología del microondas era aún un gran desconocido para ella, miré el reloj de la cocina…¡LAS SIETE Y MEDIA! ¡Mierda!¡iba a perder el tren! Aún quemando, me bebí de un trago el vaso de leche y salí pitando hacia mi habitación, me vestí rápidamente con lo primero que saqué del armario, me importaba un comino si iba a conjunto no, busqué las llaves en la chaqueta que el día antes había usado para asistir al juicio, estaban en el bolsillo, envueltas por algo que estaba pegajoso, pero me daba igual, me lo metí en el bolsillo sin mirarlo siquiera y salí corriendo hacia la estación, dando un portazo sin querer con la puerta de casa.
Como hace dos días, pillé el tren por los pelos, solo que esta vez si me pilló un mechón y tuve que ir todo el trayecto con la cabeza pegada a la puerta para evitar arrancarme más cabello del que me había arrancado ya con el cepillo esta mañana. Me importaba un bledo que la gente de mi alrededor me mirara con mala cara. Al fin el tren llegó a mi destino y bajé de un salto al andén del pueblecito, que encima estaba en obras. Ahora ya podía caminar tranquilamente y descansar, eran las ocho y diez y el instituto empezaba a las ocho y media, tenia todo el tiempo del mundo. Me llevé la mano al bolsillo izquierdo donde guardaba mi amado Ipod y lo encendí, busqué en la carpeta de música el grupo llamado Era, y deslicé mi dedo de forma que se quedaba seleccionada la canción Voxifera, le di al botón y empezaron a cantar las voces maravillosas y acojonantes del grupo. Una brisa helada se deslizó a través de las fibras de mi fina chaqueta, miré hacia el cielo y descubrí un cielo totalmente cubierto por una gran nube gris que amenazaba en descargar una cantidad enorme de agua, y yo, estúpida, no me había traído un paraguas. Mis manos empezaron a congelarse y decidí resguardarlas del frío dentro de mis bolsillos calentitos. Al meter la mano, me acordé de la cosa pringosa que toqué al coger mis llaves esta mañana, agarré de nuevo aquello y lo saqué, para saber qué era. Me quedé de piedra al reconocer el tacto, y la sustancia pringosa, de aquel pañuelo. Era el pañuelo del fiscal fuentes, me lo habia dado cuando me puse a llorar y a vomitar como una inútil en mitad del juicio. No pude evitar dibujar una mueca al ver el vomito seco en el pañuelo de seda, era un pañuelo muy bonito, blanco y con algunas cenefas de color azul claro, que en una esquina escribían las iniciales del fiscal: A. F.
Decidí guardarlo y no darle más importancia, más tarde cuando llegase lo metería en la lavadora y si mi padre volvía a ver a ese tipo, que se lo devolviera.
- Buenos días, Amanda –me saludó Verónica. –hoy tampoco ha venido Laura, puedes sentarte a mi lado si quieres.
- Gracias –respondí esbozando una sonrisa tan forzada que creí que se notaría y me daría un guantazo.
Dejé mi mochila apoyada en la pared, como el otro día y miré por la ventana, era tan temprano que hasta los pájaros estarían durmiendo aún, no podía sacarme de la cabeza lo que ocurrió el dia anterior en el juicio, no estaba triste, ya me lo esperaba…pero por alguna extraña razón los recuerdos de la sala se acumulaban en mi mente, tuve que volver a la realidad ya que entró la profesora de Inglés, que según decían estaba tarada.
- Buenos días, a ver, pasemos lista.- decía mientras pulsaba rápidamente los botones del tamagochi.
Cuando acabó de nombrarnos, dijo que sacásemos el libro, dispuesta a corregir los ejercicios que había mandado y que por supuesto, yo no tenia hechos. Me hice la despistada, dibujando garabatos en la hoja para que parecía que los huecos de los ejercicios estaban llenos y así, evitar que me eligiese.
- A ver cuál será mi “Vistima” – bromeaba mientras se frotaba las manos – Amanda Martín.
Mierda. Carraspeé y me dispuse a leer el ejercicio, intentando que por contexto las palabras me saliesen solas, pero no, la cosa no era tan fácil. Finalmente me pilló y me puso el negativo correspondiente, acompañado de chistes malos sobre alumnos vagos con los que ella misma se reía. ¡ es que no había ni un profesor normal en todo el instituto? Pues no, las siguientes clases fueron : valenciano, con un profesor catalanista que no paraba de criticar a todo el mundo y escandalizarse por todo; filosofía, con una profesora – ¡por fin!- mal hablada y feminista, me recordaba a mi y pronto me cayó de [Censored XD] madre; griego, otra profesora que era tan pequeña que apenas la veíamos cuando entraba en clase y parecía extraída de un viejo cuento de mitología, se las sabia todas; y El de latín, que no había venido.
- Ya hace dos semanas que no aparece, le tendrán que buscar un substituto – dijo Sara, una de las amigas de verónica que se sentaba detrás de nosotras.
- ¡Espero que sea un tío bueno! –fantaseó maría.
- ¡Y una mierda! Que sea una chota con un culo de aúpa, que ya es hora. – se quejó David , por una vez estaba de acuerdo al cien por cien con un imbécil.
Todos rieron y bajamos a la cafetería a tomar algo, puesto que el de latín no estaba, era de estúpidos quedarse en clase cuando puedes estar bebiéndote una cerveza fresquita tranquilamente en el patio.
- Una cerveza por favor – le pedí a la mujer que atendía el bar.
- No podemos vender alcohol a menores, lo siento. – dijo de mala leche, como si fuese una alcohólica o algo así.
- Señora, tengo dieciocho años – insistí.
- ¿Llevas el DNI?- inquirió, negué con la cabeza, me lo había olvidado – pues entonces no hay mas que hablar.
Cerré el puño con tanta fuerza que me clavé las uñas en la piel, frustrada por no haber conseguido mi preciada cervecita. Salí del griterío de la cafetería y me dirigí hacia mi rinconcito, donde me había sentado a escuchar música el otro día. Saqué el Ipod y me coloqué los auriculares, aunque sin cerveza, me relajaría igualmente.
- ¡Hey nueva! – me gritó una voz, tan alto que aunque la música estaba a tope de volumen, la oí perfectamente.
Me quité los auriculares, en un gran suspiro y a punto de saltarle a la yugular a aquel que me había interrumpido. Abrí los ojos lentamente y me encontré con dos personas: Una era una chica que vestía de forma algo peculiar, saltaba a la vista que tenía una personalidad arrolladora, era pelirroja y sus ojos relucían contentos y curiosos. A primera vista sus botas de cuero impresionaban a cualquiera y sus medias, una de cada color te dejaban atónita, pero era alucinante que hubiese gente así, diferente y contentos de serlo, me encantaba. La otra persona era un chico algo extraño, con un piercing en el labio inferior izquierdo, de color blanco que no paraba de subir y bajar a causa de que él lo empujaba con la lengua, era exasperante y molesto. Él era moreno, y parecía que iba a caerse de sueño en cualquier momento, por eso me aparté un poco, no quería que un imbécil me cayese encima.
Cuando desperté estaba en casa, lo sabia incluso sin abrir los ojos, ese ambiente fresco, ese aroma a lavanda flotando en el aire – mi amado Air wick – y el tic-tac de mi reloj-gato. Mi habitación, para mí, era mi mundo. Allí jamás entraba nadie, ni mi madre, ni mi padre, ni mi chica…repito por si no queda claro, NADIE. Era mi pequeño paraíso, el pozo negro donde me sentía protegida, junto a mis peluches, mi ordenador… Todo era mío, y nada en esa habitación sería capaz de hacerme daño o recordarme siquiera un mal recuerdo. Me incorporé un poco, frotándome los ojos llenos de lagañas que tardaron un buen rato en adaptarse a la luz, al fin pude vislumbrar con claridad la hora que era en mi amado reloj, las diez y media de la noche. Oh, ¿había dormido más de doce horas? Bueno, no me extraña, ayer no pude dormir pensando en el juicio y en lo que pasó con Aida. Me levanté al fin de la cama y busqué con la punta de los pies mis zapatillas de hello kitty, tan blanditas que parecía caminar sobre nubes, al fin las encontré y me las calcé antes de que mis dedos se congelaran. Al levantarme me acordé de todo lo que había pasado esta mañana, mamá me había llevado a casa corriendo y me había dejado en el sofá, más tarde cuando me medio-desperté, yo sola me fui a mi habitación. Recordé que el fiscal gritaba mucho, y mi padre intentaba calmarlo, pero solo recuerdo voces. Voces sin rostro que ahora mismo ocupaban mi cabeza. Al fin salí de allí y entré en el lavabo, las mejillas me tiraban y al mirar al espejo descubrí las finas capas transparentes que dejaba el recorrido de las lágrimas cuando se secaban. Me lavé la cara y me hice un poco el pelo, sin esforzarme demasiado,¿ para qué sufrir en testar perfecta? Ya tenía novia y lo último que quería era que algún imbécil se fijase en mi.
- ¿Te encuentras bien, Amanda? –preguntó mi padre asomando su cabezota por la puerta entreabierta del lavabo.
- Si, estoy bien.- contesté abriendo la puerta de par en par. Papá era el único imbécil que me caía bien y respetaba, los demás podían morirse…¡puto Adán! - ¿cómo acabó el juicio?
Papá desvió la mirada y torció el gesto, las aletas de la nariz se agrandaron y expulsó el aire como si fuese un buey. Por su cara parecía que no había ido bien, ya lo esperaba.
- El fiscal se portó muy bien, lo hizo genial de hecho. – aclaró defendiendo al señor Fuentes – pero al final de los años que pedíamos y la indemnización…se ha quedado en una nimiedad. Ese juez estúpido solo lo meterá dos años en prisión y nada más. La indemnización ya veremos cuando nos la dan, y tampoco será mucho.
Papá continuó quejándose del dinero, a mi me la soplaba ese tema, lo único que quería es que metieran a ese cabronazo en prisión de por vida, y solo había conseguido que lo metieran en chirona cuantos años, ¿dos? Y seguramente por no tener antecedentes y demás polleces en medio año ya estaría libre. Mierda. Dejé a mi padre hablando solo y fui a la cocina a tomar un vaso de leche, luego seguramente me iría a mi habitación a escuchar música y a olvidar todo el juicio. La cicatriz de mi muñeca me dolía barbaridades, y casi eché medio bote de Nesquick sobre el mármol de la encimera. El dolor estaba regresando, y yo, no quería volver a car en el pozo… otra vez.
- Cariño, ¿vas a ir al instituto hoy? – mes despertaron los golpes de mamá en la puerta de mi habitación.
- Si, iré. –murmuré aún amodorrada.
- ¿seguro que no quieres quedarte? Mamá entiende que…
- Mamá, ¡basta! Iré y punto. – chillé golpeando el colchón.
Mamá no insistió más y se marchó a prepararme el desayuno. Lamentaba gritarle, pero era muy cabezona la jodida. Además, quería ir al instituto para mantenerme ocupada en algo y evitar pensar en todo lo acontecido. Así que me levanté y me fui derecha al baño. El gran espejo moderno de último modelo en decoración me dio la bienvenida, mostrándome como todas las mañanas a la misma chica con ojeras de toxicómana y pelo de bruja. Era horrible, aún no entendía por qué Aida estaba conmigo. Me lavé la cara con agua fría, así me acababa de despertar o parecería un zombi y todos mis compañeros de instituto saldrían huyendo. Abrí el pequeño armario y saqué la pasta de dientes, eché un poco sobre el cepillo y me lo metí en la boca, siempre había sido una bestia lavándolos, a veces me salía sangre y todo y Asun, mi madre, me daba una colleja por burra. Escupí la espuma y me amorré al grifo para enjuagarme la boca, volví a escupir y me sequé la boca con la pequeña toalla rosa que guardaba en mi cajón del lavabo. Ahora venia lo más difícil, el pelo, ese gran enemigo vil que todas las mañanas mantenía una lucha interminable conmigo para desenredar los nudos que se formaban cuando dormía. Saqué del armario el cepillo y el peine y empecé la matanza, ni suavizante ni nada hacia efecto, si no era a tirones, no lograba deshacerlos. Con todo el pelo que me arrancaban esos malditos nudos seguro que podía haberle hecho una peluca a mi padre, que le estaban saliendo ya sus entradas y otra al profesor de historia, que también necesitaría una pronto.
- Vamos, Amanda – me llamó mi madre – ¡llegarás tarde!
- ¡Voy!
Al fin salí del baño, colocándome mis pulseras, colgantes, anillos y el reloj mientras me dirigía a la cocina. Les di un beso a mi madre y a mi padre, que leía el periódico tranquilamente, cogí el vaso de leche, que ardía como un condenado porque Asun se había pasado de tiempo, la tecnología del microondas era aún un gran desconocido para ella, miré el reloj de la cocina…¡LAS SIETE Y MEDIA! ¡Mierda!¡iba a perder el tren! Aún quemando, me bebí de un trago el vaso de leche y salí pitando hacia mi habitación, me vestí rápidamente con lo primero que saqué del armario, me importaba un comino si iba a conjunto no, busqué las llaves en la chaqueta que el día antes había usado para asistir al juicio, estaban en el bolsillo, envueltas por algo que estaba pegajoso, pero me daba igual, me lo metí en el bolsillo sin mirarlo siquiera y salí corriendo hacia la estación, dando un portazo sin querer con la puerta de casa.
Como hace dos días, pillé el tren por los pelos, solo que esta vez si me pilló un mechón y tuve que ir todo el trayecto con la cabeza pegada a la puerta para evitar arrancarme más cabello del que me había arrancado ya con el cepillo esta mañana. Me importaba un bledo que la gente de mi alrededor me mirara con mala cara. Al fin el tren llegó a mi destino y bajé de un salto al andén del pueblecito, que encima estaba en obras. Ahora ya podía caminar tranquilamente y descansar, eran las ocho y diez y el instituto empezaba a las ocho y media, tenia todo el tiempo del mundo. Me llevé la mano al bolsillo izquierdo donde guardaba mi amado Ipod y lo encendí, busqué en la carpeta de música el grupo llamado Era, y deslicé mi dedo de forma que se quedaba seleccionada la canción Voxifera, le di al botón y empezaron a cantar las voces maravillosas y acojonantes del grupo. Una brisa helada se deslizó a través de las fibras de mi fina chaqueta, miré hacia el cielo y descubrí un cielo totalmente cubierto por una gran nube gris que amenazaba en descargar una cantidad enorme de agua, y yo, estúpida, no me había traído un paraguas. Mis manos empezaron a congelarse y decidí resguardarlas del frío dentro de mis bolsillos calentitos. Al meter la mano, me acordé de la cosa pringosa que toqué al coger mis llaves esta mañana, agarré de nuevo aquello y lo saqué, para saber qué era. Me quedé de piedra al reconocer el tacto, y la sustancia pringosa, de aquel pañuelo. Era el pañuelo del fiscal fuentes, me lo habia dado cuando me puse a llorar y a vomitar como una inútil en mitad del juicio. No pude evitar dibujar una mueca al ver el vomito seco en el pañuelo de seda, era un pañuelo muy bonito, blanco y con algunas cenefas de color azul claro, que en una esquina escribían las iniciales del fiscal: A. F.
Decidí guardarlo y no darle más importancia, más tarde cuando llegase lo metería en la lavadora y si mi padre volvía a ver a ese tipo, que se lo devolviera.
- Buenos días, Amanda –me saludó Verónica. –hoy tampoco ha venido Laura, puedes sentarte a mi lado si quieres.
- Gracias –respondí esbozando una sonrisa tan forzada que creí que se notaría y me daría un guantazo.
Dejé mi mochila apoyada en la pared, como el otro día y miré por la ventana, era tan temprano que hasta los pájaros estarían durmiendo aún, no podía sacarme de la cabeza lo que ocurrió el dia anterior en el juicio, no estaba triste, ya me lo esperaba…pero por alguna extraña razón los recuerdos de la sala se acumulaban en mi mente, tuve que volver a la realidad ya que entró la profesora de Inglés, que según decían estaba tarada.
- Buenos días, a ver, pasemos lista.- decía mientras pulsaba rápidamente los botones del tamagochi.
Cuando acabó de nombrarnos, dijo que sacásemos el libro, dispuesta a corregir los ejercicios que había mandado y que por supuesto, yo no tenia hechos. Me hice la despistada, dibujando garabatos en la hoja para que parecía que los huecos de los ejercicios estaban llenos y así, evitar que me eligiese.
- A ver cuál será mi “Vistima” – bromeaba mientras se frotaba las manos – Amanda Martín.
Mierda. Carraspeé y me dispuse a leer el ejercicio, intentando que por contexto las palabras me saliesen solas, pero no, la cosa no era tan fácil. Finalmente me pilló y me puso el negativo correspondiente, acompañado de chistes malos sobre alumnos vagos con los que ella misma se reía. ¡ es que no había ni un profesor normal en todo el instituto? Pues no, las siguientes clases fueron : valenciano, con un profesor catalanista que no paraba de criticar a todo el mundo y escandalizarse por todo; filosofía, con una profesora – ¡por fin!- mal hablada y feminista, me recordaba a mi y pronto me cayó de [Censored XD] madre; griego, otra profesora que era tan pequeña que apenas la veíamos cuando entraba en clase y parecía extraída de un viejo cuento de mitología, se las sabia todas; y El de latín, que no había venido.
- Ya hace dos semanas que no aparece, le tendrán que buscar un substituto – dijo Sara, una de las amigas de verónica que se sentaba detrás de nosotras.
- ¡Espero que sea un tío bueno! –fantaseó maría.
- ¡Y una mierda! Que sea una chota con un culo de aúpa, que ya es hora. – se quejó David , por una vez estaba de acuerdo al cien por cien con un imbécil.
Todos rieron y bajamos a la cafetería a tomar algo, puesto que el de latín no estaba, era de estúpidos quedarse en clase cuando puedes estar bebiéndote una cerveza fresquita tranquilamente en el patio.
- Una cerveza por favor – le pedí a la mujer que atendía el bar.
- No podemos vender alcohol a menores, lo siento. – dijo de mala leche, como si fuese una alcohólica o algo así.
- Señora, tengo dieciocho años – insistí.
- ¿Llevas el DNI?- inquirió, negué con la cabeza, me lo había olvidado – pues entonces no hay mas que hablar.
Cerré el puño con tanta fuerza que me clavé las uñas en la piel, frustrada por no haber conseguido mi preciada cervecita. Salí del griterío de la cafetería y me dirigí hacia mi rinconcito, donde me había sentado a escuchar música el otro día. Saqué el Ipod y me coloqué los auriculares, aunque sin cerveza, me relajaría igualmente.
- ¡Hey nueva! – me gritó una voz, tan alto que aunque la música estaba a tope de volumen, la oí perfectamente.
Me quité los auriculares, en un gran suspiro y a punto de saltarle a la yugular a aquel que me había interrumpido. Abrí los ojos lentamente y me encontré con dos personas: Una era una chica que vestía de forma algo peculiar, saltaba a la vista que tenía una personalidad arrolladora, era pelirroja y sus ojos relucían contentos y curiosos. A primera vista sus botas de cuero impresionaban a cualquiera y sus medias, una de cada color te dejaban atónita, pero era alucinante que hubiese gente así, diferente y contentos de serlo, me encantaba. La otra persona era un chico algo extraño, con un piercing en el labio inferior izquierdo, de color blanco que no paraba de subir y bajar a causa de que él lo empujaba con la lengua, era exasperante y molesto. Él era moreno, y parecía que iba a caerse de sueño en cualquier momento, por eso me aparté un poco, no quería que un imbécil me cayese encima.
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
gracias pro los comentarios a todos XD no me dejaba porner esto en el mensaje anterior.
espero que os guste el capitulo...solo es una 3 parte lo que hay ahi escrito XD y en etra minusculo T_T sorry...
gracias por leer una vez mas. =D
Luzika ^^ si, intento criticar las "injusticias" que hay en el mundo T_T ( por desgracias hay tantas -.-) me has pillado me gusta que te fijes jajaja gracias por leer ^^
feliz año a todos :D si esk no lo he dicho ya XD
espero que os guste el capitulo...solo es una 3 parte lo que hay ahi escrito XD y en etra minusculo T_T sorry...
gracias por leer una vez mas. =D
Luzika ^^ si, intento criticar las "injusticias" que hay en el mundo T_T ( por desgracias hay tantas -.-) me has pillado me gusta que te fijes jajaja gracias por leer ^^
feliz año a todos :D si esk no lo he dicho ya XD
Karuma mei- Médium Novata (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Mola, esta vez no es tan triste aunque no hayan puesto una condena muy larga al tipejo ese.
Y si me gusta leer, tu historia me esta enganchando bastante da igual que sea con letra minuscula. Y hay que seguir criticandolas, porque hay mucho/a imbecil suelto/a por el mundo ^^ Sigue asi!!
Y si me gusta leer, tu historia me esta enganchando bastante da igual que sea con letra minuscula. Y hay que seguir criticandolas, porque hay mucho/a imbecil suelto/a por el mundo ^^ Sigue asi!!
luzika- Médium Común (Clan Kurain)
Re: I'm Losing my favorite Game ~Novela~ Terminada
Como pongas la letra mayuscula, dejo de leer xD
Es que no soporto las mayus xD, ademas, ya se ve bien en minus.
Es que no soporto las mayus xD, ademas, ya se ve bien en minus.
Fasgort- Estoy Banead@
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